vía Prenestina |
San Primitivo de Gabio. s. II-IV.
Que está en primer lugar, genuino.
Martirologio Romano: En el territorio de Gabi, en la trigésima milla de la vía romana de Prenestina, san Primitivo, mártir.
Parece que nació en Roma. No se sabe nada de su vida, la mayor parte de ella transcurre en un período en el que la Iglesia no era perseguida. Parece que Marcelino hubiera obedecido la orden de Diocleciano de adorar a los dioses, y lo hicieron también diversos miembros de su clero; por esto su nombre fue tachado de la lista de los papas elaborado por san Dámaso. Apologistas posteriores lo defendieron inventando una historia sobre su conversión, pero no existe nada seguro. Sucedió a san Cayo. San Agustín defendió su memoria. Está enterrado en el cementerio de Priscila, junto al sepulcro del mártir san Crescención. Su culto ha sido suprimido desde 1960.
El día 25 o 24 de octubre aparece repetido junto con Claudio, Cirino y Antonino, en la que aparece como mártir en el 304, pero la historia es falsa.
El día 25 o 24 de octubre aparece repetido junto con Claudio, Cirino y Antonino, en la que aparece como mártir en el 304, pero la historia es falsa.
San Basileo de Amasea. M. 322.
(Basilio).
Rey.
(Basilio).
Rey.
Martirologio Romano: En Amasea, en el Ponto, san Basileo, obispo y mártir, en tiempo del emperador Licinio.
Obispo de Amasea del Ponto; entre las firmas de los que asistieron a los concilios de Ancira y de Neocesarea en 314 se encuentra un Basileo de Amasea, y el propio Eusebio, en su Historia Eclesiástica (X,8), relata que en tiempo de Licinio los cristianos eran tratados con gran crueldad, especialmente en Amasea y otras ciudades del Ponto, y que en particular el gobernador infligió a varios obispos las penas ordinarias de los malhechores.
San Atanasio menciona al gran Basileo del Ponto entre los obispos que en los primeros años de la cuarta centuria mantuvieron con firmeza la consustancialidad del Hijo con el Padre; esa referencia es evidente que apunta al obispo-mártir de Anasea. Las «Actas» del martirio de Basileo, que se suponen escritas por un testigo presencial, un presbítero llamado Juan, no son auténticas, y la narrativa es completamente legendaria, cuentan, entre otras cosas, que Basileo dio refugio a una joven cristiana de nombre Glafira, doméstica de la mujer de Licinio, y que el emperador, por esta injerencia de Basileo en sus asuntos, lo hizo decapitar. Otras fuentes dicen que fue ahogado en el mar durante el gobierno de Licinio; el Martirologio Romano del 1970 añade que uno de sus discípulos, de nombre Elpidéforo, recuperó su cuerpo gracias a las instrucciones de un ángel y le dio sepultura.
Martirologio Romano: En el eremo del bosque de Crézy, en la región de Amiens, en Neustria, san Ricario, presbítero, que, conmovido por la predicación de unos monjes escoceses, se convirtió a una vida de penitencia.
Nació en Centula (Amiens), hijo de un noble picardo. Se convirtió escuchando a unos monjes irlandeses. Fue ordenado sacerdote y después de cuidar leprosos se hizo misionero itinerante. Fundó una abadía en su ciudad (primero fue la abadía de Centula y a su muerte tomó el nombre de Saint-Riquier) del que fue abad. Ricario fue el primero en dedicarse al rescate de prisioneros; después de haber ejercido como abad durante algunos años, renunció al cargo y pasó el resto de su vida como ermitaño con su discípulo Sigoberto, en el bosque de Crécy. Cuando murió, Sigoberto, siguiendo sus instrucciones, colocó a su maestro en la oquedad del tronco de una vieja encina. Y allí descansó hasta el día que Carlomagno reemplazó ese féretro rústico por un cofre de oro que regaló a los monjes de Centula. Tenía tanta estima por la oración que decía: “que parecía casi olvidar que tenía cuerpo”.
Santos Guillermo y Peregrino. s. XII.
(Guillermo de Antioquía). Que quiere proteger. Yelmo voluntarioso.
Peregrino: Que va por el campo.
(Guillermo de Antioquía). Que quiere proteger. Yelmo voluntarioso.
Peregrino: Que va por el campo.
Martirologio Romano: En Foggia, en la Apulia, santos Guillermo y Peregrino, eremitas.
Natural de Antioquía. Tras la muerte de su esposa, Guillermo se retiró con su hijo Peregrino a un lugar desértico para llevar una vida ascética. Cuando el hijo se hizo adulto pidió permiso a su padre para peregrinar a Jerusalén, pero el tiempo pasó y al no tener noticias de su hijo, Guillermo marchó en su busca, pero fue en vano y cayó gravemente enfermo. En el hospital donde le acogieron, estaba allí trabajando de enfermero su hijo, pero Guillermo no lo reconoció, y éste no se dio a conocer hasta que la enfermedad llegó a ser preocupante. Cuando le dijo quién era, Guillermo recobró la salud.
Ambos regresaron a Antioquía donde vendieron y repartieron entre los pobres todos sus bienes. Después se fueron a Italia y se establecieron en Foggia, cerca de Nápoles. Murieron con fama de santos, aunque puede que sean una duplicación de otros santos llamados Guillermo que fueron peregrinos. Patronos de la ciudad de Foggia. Tienen culto local.
Beatos Domingo y Gregorio. M. 1300.
Domingo: Nacido el día del Señor.
(Gregorio de Besians). Vigilante, guardián, que vela.
Domingo: Nacido el día del Señor.
(Gregorio de Besians). Vigilante, guardián, que vela.
Martirologio Romano: En Aragón, beatos Domingo y Gregorio, presbíteros de la Orden de Predicadores, que, sin llevar oro ni plata, mendigando cada día el alimento necesario, peregrinaban anunciando a todos la Palabra de Dios.
Eran dos presbíteros dominicos, pertenecientes a la provincia de Aragón que en aquellos momentos se estaba fundando, y que tenían su residencia principal en el convento de Huesca. Los dos predicaban en los pueblos de la zona de Barbastro y en la comarca de Ribagorza.
En una de las campañas, cuando alternaban la predicación entre La Puebla de Fontava, Besians y Perarrúa, les sorprendió una gran tormenta de nieve, y se cobijaron en una gruta cuyas paredes cedieron y allí quedaron sepultados. Al no llegar los frailes a Perrarúa, se alzaron en su búsqueda. Según cuenta la leyenda se produjeron toques de campanas, luminarias sobre el lugar y otros signos extraordinarios que les condujeron al encuentro de los muertos, que pronto fueron venerados como beatos en la diócesis de Barbastro. Están enterrados en la iglesia de Besians. Pío IX confirmó su culto el 17 de agosto de 1854.
Nació en Siena, y era hija del noble Pietro Francesco Ponzi y de Agnese Bulgarini. Muy joven la casaron con Bindo Bellati, hombre "aureolado de virtudes", del que no tuvo hijos. Después de la muerte prematura de su marido, la propusieron matrimonio otra vez, pero ella no quiso, sino que rica y joven, prefirió hacerse Terciaria de los "Humillantes"; aunque no vistió su habito, se retiró a un lugar apartado de sus propiedades, y allí vivió en soledad, penitencia y donde obró milagros y tuvo éxtasis y visiones. Después de un tiempo regresó a Siena, repartió su fortuna, y se dedicó al cuidado de los pobres y de los enfermos en el hospital de San Onofre. Fue sepultada en la iglesia de Santo Tomás en Siena, que pertenecía a la Orden de los Humillantes.
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