Corona. Coronado de laurel, victorioso.
Martirologio Romano: En el monasterio de Císter, en Borgoña, san Esteban Harding, abad, que junto con otros monjes, llegó de Molesmes y estuvo, más tarde, al frente de este célebre cenobio, donde instituyó a los hermanos conversos, recibió a san Bernardo con treinta compañeros y fundó doce nuevos monasterios, uniéndolos con el vínculo de la Carta de Caridad, para que no hubiese discordia alguna entre ellos, de modo que los monjes actuasen con unidad de amor, de Regla y con similares costumbres.
Nació en Dorset, en la Inglaterra meridional, en el seno de una noble familia anglosajona. Se formó como oblato en la abadía de Sherborne, Dorsetshire, y muy joven huyó a Francia para hacer vida austera y continuar con su formación con los benedictinos de Reims y París (a causa de la conquista normanda de Inglaterra y el empobrecimiento de su familia). Finalizado sus estudios peregrinó a Roma para pedir perdón por haberse fugado de la abadía de Sherborne, con un amigo clérigo llamado san Pedro de Jully. De regreso a Francia, oyó hablar de la vida que llevaban los benedictinos de Molesmes, fundación de san Roberto de Molesmes que era abad y que buscaba fórmulas de observancia más estrictas de la regla benedictina. Esteban después de conocer aquella vida se hizo monje en Molesmes. Durante un tiempo se alejó de Molesmes e hizo vida eremítica en Aux (Riel-les-Eaux), y después de un breve tiempo regresó al monasterio.
Insatisfechos un grupo de monjes con los resultados de su vida, en 1098, con Esteban y san Roberto al frente se trasladaron a Citeaux, para fundar una nueva comunidad, y esto fue el origen del Cister, aunque en ellos no pensaron en fundar una comunidad nueva, sino vivir con todo su espíritu la regla de san Benito. El abad era Roberto y el prior san Alberico.
Al año siguiente, la Santa Sede obligó a Roberto a regresar al monasterio de Molesmes. Esteban había sido viceprior con Roberto y ahora fue prior con Alberico, que se convirtió en abad. En 1109, fue elegido tercer abad del Cister después de la muerte de Alberico. Los historiadores le califican de hombre “amante de la regla y del lugar” y como tal tuvo que hacer frente a una época difícil en la que la Orden recién nacida, se vio abocada a su extinción, aunque esto parece una leyenda para exaltar la figura de san Bernardo, que si bien tuvo mucho que ver en la expansión del Cister, cuando él llegó al monasterio, éste ya gozaba de gran pujanza. La llegada de san Bernardo, de quién Esteban fue maestro, dio horizontes más amplios al ideal cisterciense.
Fue abad durante 25 años, y al parecer redacto la “Carta de la Caridad” o nueva regla. "Siempre estaba alegre en el Señor" dice uno de sus biógrafos. Se cuenta de él que era un hombre contemplativo, pero que las preocupaciones de su cargo, le impedían el recogimiento de la oración, así que cada vez que entraba en el templo, pedía al Señor que dejara fuera todos los asuntos temporales, y así podía hacer su oración. También escribió el “Exordio Parvo”, que se trata de la primera síntesis histórica sobre los orígenes del Cister. Fue un gran impulsor de los estudios bíblicos, intentando encontrar textos auténticos. Cometió la tarea ingente de revisar toda la Biblia, y para ello contrató a los monjes y judíos versados en lenguas orientales y de allí ha nacido la “Biblia de San Esteban Harding”, que hoy figura en la biblioteca de Dijón, Francia, y que es una de las joyas del arte miniado.
Nunca hubo, propiamente hablando, una canonización formal, pero el Cardenal Baronio inscribió su nombre en el Martirologio Romano, y el capítulo general de la Orden confirmó su culto en 1623 durante el pontificado de Gregorio XV. La Orden del Cister celebra la fiesta el 26 de enero, junto con los tres fundadores. Pero el Martirologio Romano la ha trasladado a la fecha de su muerte.
Nunca hubo, propiamente hablando, una canonización formal, pero el Cardenal Baronio inscribió su nombre en el Martirologio Romano, y el capítulo general de la Orden confirmó su culto en 1623 durante el pontificado de Gregorio XV. La Orden del Cister celebra la fiesta el 26 de enero, junto con los tres fundadores. Pero el Martirologio Romano la ha trasladado a la fecha de su muerte.
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