17 de febrero de 2015

Santos SIETE FUNDADORES DE LA ORDEN DE LOS SIERVOS DE MARÍA. (1240 - 1310).


Martirologio Romano: Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo, todos mercaderes de Florencia, que se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, y fundaron para ello una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo.


Ya antes de 1241, durante el periodo de la lucha entre el emperador Federico y el Papado, estos siete seglares de Florencia, principalmente comerciantes, pertenecientes a una asociación laical que se llamaba Sociedad Mayor de Santa María, estaban ligados entre sí por el ideal evangélico de la comunión fraterna y del servicio de los pobres y enfermos, se habían retirado a la soledad de Cafaggio, vistiendo el hábito propio de los penitentes. Parte de su tiempo lo dedicaban al cuidado de los enfermos y pobres en el hospital de Santa María di Fonte Viva. 
Hacia el 1245, temiendo una vuelta forzada a sus casas por imposición de los jefes gibelinos, aceptaron el consejo de Ardingo, obispo de Florencia, y del dominico san Pedro de Verona, de edificar con "materiales pobres" un oratorio a Santa María en el monte Senario, en donde muchos acudían en busca de luz y consuelo. Su compromiso de pobreza fue radical. Fray Bonfilio, prior mayor de la iglesia de Santa María de Monte Senario, y otros diecinueve religiosos prometieron no entrar jamás en posesión de bien alguno. Unos pocos fueron ordenados sacerdotes. Nunca pensaron en fundar Orden alguna, pero parece que san Pedro de Verona y san Pedro Mártir, tuvieron algo que ver en que aceptaran en convertirse en Orden religiosa. 
De este modo transformaron la asociación mariana de los Laudantes o Confraternidad de María en el Instituto religioso de los Siervos de María (servitas) en 1256, aprobados por el papa Alejandro IV. Esta asociación surgió como rebeldía ante el materialismo y el laxismo moral de la ciudad. Se caracterizaban por su amor al retiro y su devoción a la Virgen. Era el día de la fiesta de la Asunción y se les apareció María "con  gesto de dolor, vestida de luto y velada de negro la cabeza, como una Madre dolorosa, porque el Amor no era amado y la caridad estaba herida". Su regla está basada en la de san Agustín y enriquecida con aspectos de la de los dominicos. Se comprometieron a no poseer bien alguno, ni siquiera inmueble, y si se les donaba debían pertenecer al Papa o a la Iglesia romana, puestos al servicio del obispo del lugar. El II concilio de Lyon (1274) ratificó las decisiones del IV concilio de Letrán en el que se impedía el nacimiento de nuevas ordenes religiosas, y sólo podían optar o por ser mendicantes o someterse a una regla ya aprobada. La actuación de san Felipe Benizzi, general de la Orden, hizo posible que no se llevara a cabo esta decisión, y fue posible la supervivencia de la nueva Orden. 
La Orden recibió la aprobación definitiva papal en 1304. Sobre la vida de cada uno de los fundadores tenemos pocas noticias y damos los nombres que han pasado a la tradición, aunque los primeros documentos señalan otros nombres: Bartolomé, Juan, Benedicto, Gerardino, Ricovero y Alejo:

Bonfilio Munaldi (Bounfliglio Monaldo). Será el primer superior de la comunidad, que la rigió durante 17 años, y dimitió de su cargo para dedicarse a la vida retirada y a la oración. Murió según la tradición el 1 de Enero de 1262.

Bartolomé Amidei (Amadeo degli Amadei). Fue el primer prior de Carfaggio. Podemos decir que en el grupo de los siete, él era como la llama que les daba calor con su enorme caridad que se alimentaba del amor de Dios. El significado de su nombre “amado de Dios”, fue un verdadero presagio, signo de la riqueza de su vida espiritual y de caridad. Murió el 18 de Abril de 1266.

Juan Bonajunta (Bonajunta Manetti). Fue el segundo superior general; era el más joven y murió cuando contaba casi 50 años. Había sido prior de Florencia. Era un hombre austero consigo mismo, pero dulce, amable y comprensivo con el prójimo. Fue prior general entre el 1256 y el 1257. Por su tenaz defensa de la verdad y de la justicia, intentaron envenenarlo, pero fue liberado por Dios. Murió el 31 de Agosto de 1267. 

Benito dell'Antella (Manetto dell'Antella). Fue nombrado provincial de Toscana y después prior general de la Orden. Fue un hombre de gran santidad y devoción, así como de gran capacidad de organización y dirección. él fue quién acogió a Arrigo de Baldovino, el primer laico que se agregó a la Orden de los Servitas. En 1246, participó en el concilio de Lyon y a petición de san Luis IX, rey de Francia introdujo la Orden servita en Francia, después renunció al generalato en favor de san Felipe Benizzi, y se retiró al Monte Senario donde murió al año siguiente. La tradición dice que murió el 20 de Agosto de 1268.

Gerardino Sostegni (Sosteneo dei Sostegni) y Ricovero Uguccione (Hugocione degli Hugoccioni), acompañaron a Felipe Benizzi a Francia y a Alemania, en esta última nación, Hugocione, fue durante ocho años vicario general de los Servitas. De ellos dos se recuerda de forma especial su amistad, murieron el mismo día (3 de Mayo de 1282). En el grupo de los siete, ellos quedaron como símbolo de fraternidad vivida en comunión de vida, y también como signo específico de amistad que, verdadera y gratuita, era de Dios e inspirada por él y recíprocamente ayuda a subir a Dios. 

Alejo Falconieri. Era natural de Florencia; pertenecía a la familia Falconieri, fue tío de santa Juliana Falconieri. Rehusó por humildad  a ser sacerdote y fue tan sólo hermano lego que recogía limosnas y se ocupaba de las tareas más oscuras. Murió a los 110 años, fue el último en morir y el más conocido de los siete (17 Febrero 1310).
Una de las “Crónicas”, después de afirmar que nadie sabía distinguirlos entre sí, en cuanto al fervor y observancia regular se refería, escribió: "Hubo siete hombre de tanta perfección, que nuestra Señora estimó cosa digna dar origen a su Orden por medio de ellos. No encontré que ninguno sobreviviera de ellos, cuando ingresé en la Orden, a excepción de uno que se llamaba fray Alejo... La vida de dicho fray Alejo, como yo mismo pude comprobar con mis ojos, era tal, que no sólo conmovía por su ejemplo, sino que también demostraba la perfección de sus compañeros y su santidad". 
Los siete fueron canonizados el 1 de noviembre de 1887 por el Papa León XIII. Copatronos de Orvieto. MEMORIA FACULTATIVA. 

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