Martirologio Romano: En Cortona, de la Toscana, santa Margarita, que profundamente conmovida por la muerte de su amante, borró los pecados de su juventud con una penitencia saludable, pues recibida en la Tercera Orden de San Francisco, se entregó a la contemplación de Dios y fue favorecida por especiales carismas.

En Cortona encontró la protección de unas piadosas damas: Marinaria y Romería Moscari, que la encaminaron hacia los franciscanos, uno de los cuales, fray Giunta Bevegnati, será su director espiritual. Se hizo Terciaria franciscana en 1276, edificó a todos con sus mortificaciones y su caridad, fundó el hospital de Santa María de la Misericordia (1278), cuidó a parturientas y enfermos, trabajó para los pobres, mientras que a su alrededor se daba el chisme y la calumnia. Murió a los 50 años dejando la síntesis de su experiencia mística en una frase: "la salvación es fácil, basta amar". En los últimos años, en sus ansias de soledad, se encerró en una ermita que había al pie del pueblo, pero antes había confiado a su hijo a un preceptor de Arezzo, y siguió su vida y estudios en la lejanía, hasta que se hizo fraile franciscano. En su habitación no había más que un montón de juncos que le servían de lecho. Su cuerpo está incorrupto y sobre su tumba se produjeron muchos milagros.
Aunque no fue formalmente canonizada sino hasta el 16 de mayo de 1728 por Benedicto XIII, la diócesis de Cortona y la Orden Seráfica habían obtenido, desde dos siglos antes, el permiso de celebrar su fiesta. Patrona de Cortona.
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