Blondo, rubio. Viejo.
Nació en Leinster en Irlanda. La biografía latina del santo, exagera los detalles de su vida de penitente. Según ella, un ángel predijo a la madre de Fintan la santidad de su futuro hijo. El niño tuvo, desde la infancia, el don de profecía; fue educado por san Columba de Tyrgladas, quien le aconsejó retirarse a la soledad en Clonenagh, en Leix, pronto se le unieron numerosos discípulos de quién fue abad. Unas letanías antiguas hablan de "los monjes de Fintan descendiente de Eochaid, que sólo comían yerbas y bebían agua; no es posible nombrarles a todos, pues fueron innumerables." En el mismo tono se expresa san Oengus: "El generoso Fintan, nunca comió más que pan de avena silvestre, ni bebió más agua que la del pantano." La austeridad de su vida fue tal que protestaron los monasterios colindantes. Hizo una regla para los monjes irlandeses.
Lo que sabemos, aparte de esto, se reduce a una lista de milagros, aunque no son estos tan extravagantes, como en la mayoría de los documentos hagiográficos irlandeses. La biografía de san Fintan deja la impresión de que se trataba de un hombre extraordinario, severo consigo mismo y muy bondadoso con los demás.
Lo que sabemos, aparte de esto, se reduce a una lista de milagros, aunque no son estos tan extravagantes, como en la mayoría de los documentos hagiográficos irlandeses. La biografía de san Fintan deja la impresión de que se trataba de un hombre extraordinario, severo consigo mismo y muy bondadoso con los demás.
Se cuenta que los monasterios vecinos, bajo la dirección de san Kenneth, le hicieron una visita y se encontraron la comunidad de Clonenagh llena de alegría y hospitalidad, estuvieron varios días, hasta que se marcharon no volvieron a su fuerte vida ascética; quizás por ello atraía a tantos aspirantes. Entre sus discípulos se hallaba san Congal, que a su vez fue maestro de san Columbano de Bobbio.
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