6 de febrero de 2015

OTROS SANTOS DEL DÍA:



San Antoliano. M. c. 265. 
(Anatoliano, Antolín, Antoniano. fr.: Antolien).
Martirologio Romano: En Auvernia, en Aquitania, san Antoliano, mártir
San Gregorio de Tours le nombra como uno de los mártires de Clermont en Auvernia. Murió probablemente durante la invasión de Croco, rey de los alamanes, que invadieron las Galias en tiempos de Valeriano (253-260) y Galieno. Compañero de martirio de san Casio y compañeros.  
Las reliquias de Antoliano habrían sido trasladadas inmediatamente a la iglesia de San Gallo de Clermont, y cuando esta fue destruida, a la de Saint Alyre, pero no sobrevivieron al saqueo de la Revolución Francesa.

Santa Dorotea de Alejandría. s. IV. 
Don de Dios
Eusebio de Cesarea en la “Historia Ecclesiastica”, VIII, 14, refiere que el emperador Maximino Daia, encontrándose en Alejandría de Egipto, tuvo una insana pasión por una noble mujer cristiana, célebra por sus riquezas, educación y especialmente por su pureza. Realizó muchos intentos para seducirla, incluso llegó a suplicarla para que fuera su amante, pero la mujer le hizo saber que prefería la muerte antes que pecar. Maximino, al no conseguirla, se vengó condenándola al exilio y confiscando todos sus bienes. 
Eusebio no dio el nombre de este heroica mujer, pero Rufino, no se sabe con qué fundamento, afirma que se llamaba Dorotea, que era una virgen consagrada a Dios que, para huir a los deseos de Maximino, se refugió en Arabia. 
Desde el siglo XVI se la ha confundido con santa Dorotea, mártir en Capadocia y sólo algunos Martirologios la incluyen como una santa distinta. 

Mártires de Gaza
Santos Silvano de Emesa, Lucas y Mocio. M. c. 312. 
Silvano: Del bosque. Lucas: Lugar en el bosque. Luz. Mocio: Ratón
Martirologio Romano: En Emesa, en Siria, san Silvano, obispo, que presidió aquella Iglesia durante cuarenta años, y en tiempo del emperador Maximiano obtuvo la palma del martirio al ser arrojado a las fieras, juntamente con el diácono Lucas y el lector Mocio.
La poca información que tenemos sobre estos mártires nos la ofrece Eusebio de Cesarea en su “Historia Eclesiástica” en la que habla de los jefes de las iglesias locales que han sido mártires, durante el imperio de Galerio Maximiano (293-311) y cita: “Silvano obispo de Emesa en Fenicia, que fue pasto de las fieras, con otros en la misma Emesa”.
A continuación, Eusebio dice, que eran tres los cristianos condenados a las fieras, entre los que se encontraba un Obispo, Silvano, de edad muy avanzada, que había ejercitado su episcopado durante 40 años y la fecha de su martirio la indica hacia el 311.
Los sinaxarios bizantinos, recuerdan a tres mártires el 6 de febrero, Silvano, obispo, Lucas diácono y Mucio lector, asociándolos a san Julián de Emesa, que había sido bautizado por ellos y que había pedido morir mártir con ellos; pero Julián no murió con estos tres mártires, sino algún mes más tarde.

San Melis de Ardagh. M. c. 490. 
(Melchno, Mel, Maelis)
Martirologio Romano: En Ardagh en Irlanda, san Melis, obispo
Parece que fue uno de los cuatro sobrinos de san Patricio; se afirma que le acompañaron a Irlanda como misioneros y que Mel fue el primer abad mitrado de Ardagh; pero los documentos sobre ellos son muy confusos y contradictorios y algunas tradiciones dicen que fue obispo itinerante. A pesar de su dignidad eclesiástica trabajaba con sus manos y lo que le sobraba se lo daba a los pobres. 
Parece que impuso el velo religioso a santa Brígida de Kildare y la consagró posteriormente como abadesa. La tradición cuenta que llegado el momento, el obispo se equivocó y leyó las palabras de consagración de un obispo, en vez de una abadesa; san Maccaille se lo reprochó, pero el santo respondió que su error había sido cosa del Espíritu Santo, y que lo dicho dicho estaba, por lo que santa Brígida gozaría de dignidad episcopal. El episodio es confuso, pero es cierto que el prestigo del cargo abacial de santa Brígida hizo que se entendiera que tenía jurisdicción episcopal, y los obispos de Irlanda acostumbraron presentar su cargo ante Kildare, hasta que el sínodo de Kells abolió la costtumbre en 1152. Es el patrón de la diócesis de la católica de Ardagh y Clonmacnois. Tiene culto local.

San Vedasto de Arras. M. 540. 
(Gastón, Foster, Vaast, Waast)
Sin lamento. Fuego. Extranjero. Huésped
Martirologio Romano: En Arras, en la Galia Bélgica, san Vedasto, obispo, que fue enviado por san Remigio, obispo de Reims, a esta ciudad devastada, y allí catequizó al rey Clodoveo, gobernó aquella Iglesia durante cuarenta años y llevó a cabo una importante labor evangelizadora entre los paganos de la región.
Nació en la región de Périgueux. Habiendo vivido durante algunos años como solitario en la diócesis de Toul, fue ordenado sacerdote por san Remigio, arzobispo de Reims, quien le delegó preparar a Clodoveo para la recepción del sacramento del Bautismo. Después de esto permaneció en Reims y actuó como arcediano para san Remigio. 
 En el 499 ese prelado lo consagró primer Obispo de Arras, y sus trabajos sembrando la fe en aquellas partes estaban bendecidos por muchos milagros. Como obispo de Arras, fustigó a los francos que se habían convertido, más por razones políticas que por convicción religiosa. Apóstol de los atrebates (pueblo galo de la zona de Arras). 
 Diez años despues san Remigio lo comprometió también al cuidado de la diócesis de Cambrai, y estas dos sedes permanecieron unidas hasta el siglo XI. 
 A la muerte de san Remigio fue escogido para sucederlo pero rechazó el honor. Su propia muerte ocurrió en el 540 y fue enterrado en su catedral en Arras. 
 
San Ina. M. 727. 
Nonato.
Rey de Wessex (688-726). Sucesor de san Caedwalla. Es recordado como el rey que construyó Glastonbury. Legislador en el 693 (es el legislador más antiguo de los anglosajones). Al rededor del año 726, abdicó y marchó a Roma con su mujer santa Ethelburga: allí finalizó sus días como monje dedicándose a las prácticas de piedad y de penitencia. Murió en Roma por causas naturales. 

Santa Reinildis. M. c. 750. 
(Reinila, Relindis, Rénula).
Martirologio Romano: En Tongres, de Brabante, en Austrasia, santa Renula o Reinildis, abadesa del monasterio de Eiken.
Educada junto a su hermana santa Arlinda en el convento benedictino de Valenciennes, donde fue una experta en el bordado y en la pintura; cuando murió su hermana fue nombrada abadesa por san Bonifacio del convento de Maaseyk o Aldeneyk, en la diócesis de Lieja, Bélgica, fundado por sus padres; allí las monjas hacían trabajos manuales y transcribían libros litúrgicos. Tiene culto local.

San Geraldo de Ostia. M. 1077. 
El que domina con la lanza.
Prior de Cluny; fue ordenado cardenal y obispo de Ostia por el papa Alejandro II, sucediendo a san Pedro Damián en 1072. Marchó como legado pontificio a Francia, donde presidió numerosos concilios. En 1074, el papa san Gregorio VII lo envió a Alemania con el cardenal Humberto para buscar una reconciliación entre el emperador Enrique IV y sus subditos y juntos promover la reforma. Pasó de nuevo a Francia, donde presidió el concilio de Poitiers, en el que fue condenado Berengario de Tours. Al regreso de la legación a Milán, acompañado de san Anselmo de Lucca, fue apresado por Dionisio de Piacenza, aliado de Enrique IV.  
En enero de 1077 estaba en Canossa donde fue testigo del encuentro de Enrique IV con san Gregorio VII y añadió su firma en el documento de sumisión del Emperador al Pontífice. Murió probablemente en Veletri, donde se conserva y venera su cuerpo. Patrón de Veletri.

Santa Hildegunda. M. 1183. 
Guerrera famosa
Condesa de Mehre se casó con el conde de Arnsberg, Lotario; al quedarse viuda, visitó los sepulcros de los Apóstoles en Roma, buscando la voluntad de Dios para poderle seguir. Decidió abandonar el mundo y transformósu castillo de Mehre (Colonia) en un convento presmostratense; se hizo monja junto a su hija, a pesar de la fuerte oposición de la familia. Fue abadesa.  
Se distinguiópor la humildad. Realizó obras de caridad y de misericordia sea dentro, sea fuera del monasterio. Aunque se la llama santa o beata por los escritores premostratenses, no ha gozado nunca de un culto litúrgico. Tuvo una limitada veneración popular, de modo que era invocada con una breve oración compuesta en su honor. Su cinturón y su peine se colocaban sobre las mujeres que iban a parir y a los enfermos para obtener la protección divina.

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