(Babel, Babil, Babilás, Baylas).
La boca o los labios de Dios.
Martirologio Romano: En Antioquía de Siria, pasión de san Babila, obispo, el cual, durante la persecución desencadenada bajo el emperador Decio, glorificó a Dios muchas veces con suplicios y tormentos, y acabó gloriosamente su vida cargado de cadenas, con las que pidió que lo enterrasen. Se cuenta que con él padecieron tres jóvenes, Urbano, Prilidiano y Epolonio, a los que había instruido en la fe de Cristo.

A Filipo le sucedió Decio, que persiguió a los cristianos, Babila fue uno de ellos. Murió en la cárcel, por su defensa de la Iglesia. Como última voluntad había pedido ser enterrado con las cadenas de su prisión. Murió junto con sus discípulos Epolonio, Prilidiano y Urbano.
Una de las características históricas de Babila, es que fue el primer santo que se recuerda que haya habido traslación de reliquias, (de Antioquía a Constantinopla (s. IV) y después a Cremona) anteriormente a él, las reliquias permanecían en el lugar de su muerte. La leyenda dice que bautizó a san Cristóbal. Le sucedió Fabio.
Los Sinaxarios refieren en otra historia, que Babila, había nacido en Antioquía en el seno de una noble familia, después de estudiar y de ser ordenado sacerdote, distribuyó sus bienes a los pobres y se dedicó a la predicación junto con Agapio y Timoteo. Encontrándose en Roma durante una persecución, los tres compañeros huyeron a Sicilia, donde difundieron la religión, pero fueron denunciados al gobernador de la isla y condenados a muerte.
Se trata de un grupo ficticio; Babila es el obispo de Antioquía. Timoteo y Agapio dos mártires palestinos, conmemorados en los sinaxarios el 19 de agosto y el 19 de septiembre y considerados compañeros de Babilas en su viaje a Roma y en su martirio en Sicilia y que en realidad no sucedió jamás.
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