Floreciente. El defensor, el enemigo de los burros.
Nació en San Germán de Vercelli, en Piamonte (Italia). Como era hijo de noble familia -los della Chiesa-, tuvo dificultad para ingresar en los dominicos de Vercelli a los 22 años. Su formación filosófica y teológica la realizó en Venecia, y allí entró de lleno en el movimiento de la reforma. Sus virtudes eran la serenidad y la simpatía, así lo demostró cuando cayó en manos de los piratas berberiscos cerca del golfo de Génova, de manera que a él y a su hermano de religión fueron los únicos que dejaron en libertad.
Fue superior de los conventos de Como, Savona, Bolonia, San Marcos de Florencia y Génova. En todos los lugares dejó un recuerdo de santidad, por su celo presto y afectuoso, tenía un modo de regir, o de guiar, con firme dulzura y con paciente persuasión. Por un período de tiempo fue compañero de san Bernardino de Siena, gran predicador franciscano, en sus correrías por Italia. Luchó contra la usura.
Su trabajo se desenvolvió dentro de la Orden y fue varias veces vicario general de los conventos reformados ayudando al Maestro de la Orden Bartolomé Texier. Dejó un recuerdo hermoso de prior afable que corregía la debilidad humana con indulgencia y con firmeza. El papa Eugenio IV le encomendó llevar a la verdad a los católicos que se habían unido al antipapa Félix V. Consumido por la penitencia y los trabajos murió en Como y sus reliquias fueron llevadas en 1810 a la iglesia parroquial de San Germán, su lugar natal. Su culto fue aprobado en 1819 por Pío VII.
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