19 de septiembre de 2014

San JENARO DE NÁPOLES. M. c. 305.


Martirologio Romano: San Jenaro, obispo de Benevento, mártir por Cristo en Puzzuoli, cerca de Nápoles, en la Campania, en tiempo de persecución contra la fe cristiana.


Nació en Benevento. Contemporáneo de san Pantaleón de Nicomedia. Obispo de Benevento, fue decapitado en Puzzuoli, durante la persecución de Diocleciano. Una leyenda le une con: Festo, su diácono; Sosso, diácono de la iglesia de Miseno; Desiderio, lector eclesiástico; Próculo, diácono de Puzzuoli, y dos laicos de Puzzuoli: Eutiquio y Acucio. El culto de sus compañeros ha sido suprimido en 1969. 
Referente a la leyenda de Jenaro se dice que cuando Jenaro tuvo noticias de que su amigo Sosso y sus compañeros habían caído en manos de los perseguidores, decidió ir a visitarlos y a darles consuelo y aliento en la prisión. Como era de esperarse, sus visitas no pasaron inadvertidas y los carceleros dieron cuenta a sus superiores de que un hombre de Benevento iba con frecuencia a hablar con los cristianos. El gobernador mandó que le aprehendieran y lo llevaran a su presencia. El obispo Jenaro, Festo, su diácono y Desiderio, un lector de su iglesia, fueron detenidos dos días más tarde y conducidos a Nola, donde se hallaba el gobernador.
Los tres soportaron con entereza los interrogatorios y las torturas a que fueron sometidos. Poco tiempo después el gobernador se trasladó a Pozzuoli y los tres confesores, cargados con pesadas cadenas, fueron forzados a caminar delante de su carro. En Pozzuoli fueron arrojados a la misma prisión en que se hallaban sus cuatro amigos. Estos últimos habían sido echados a las fieras un día antes de la llegada de Jenaro y sus dos compañeros, pero las bestias no los atacaron. Condenaron entonces a todo el grupo a ser echados a las fieras. Los siete condenados fueron conducidos a la arena del anfiteatro y, para decepción del público, las fieras hambrientas y provocadas no hicieron otra cosa que rugir mansamente, sin acercarse siquiera a sus presuntas víctimas. Finalmente fue degollado junto con Próculo, Acucio y Eutiquio. El pueblo, arrastrado y cegado por las pasiones que se alimentan de la violencia, imputó a la magia la mansedumbre de las fieras ante los cristianos y a gritos pedía que los mataran. Ahí mismo los siete confesores fueron condenados a morir decapitados. La sentencia se ejecutó cerca de Pozzuoli, y en el mismo sitio fueron enterrados.
Su sangre, recogida en dos ampollas, una vez al año se licua (ha habido años que ha llegado hasta licuarse 18 veces) y este fenómeno es lo que le ha hecho famoso. Mientras que muchos se cuestionan sobre la historicidad de san Jenaro, nadie se puede explicar el milagro que ocurre con la reliquia del santo que se conserva en la Capilla del Tesoro de la Iglesia Catedral de Nápoles, Italia. Se trata de un suceso maravilloso que ocurre periódicamente desde hace cuatrocientos años. La sangre del santo experimenta la licuefacción (se hace líquida). Ocurre cada año en tres ocasiones relacionadas con el santo: la traslación de los restos a Nápoles, (el sábado anterior al primer domingo de Mayo); la fiesta del santo (19 de septiembre) y el aniversario de su intervención para evitar los efectos de una erupción del Vesubio en 1631 (16 de diciembre). Patrón de Nápoles, Benevento y de la región de la Campania italiana. MEMORIA FACULTATIVA. 

San SECUANO. M. c. 580.


Martirologio Romano: En el monasterio de Cestre (hoy Saint-Seine-l’Abbaye), en el territorio de Langres, también en la Galia, san Secuano, presbítero y abad.

Abadía de Saint-Seine
Nació en el pueblo de Mesmont, en Borgoña. Durante algún tiempo vivió solitario en los bosques de Verrey-sous-Drée, en una choza que él mismo construyó con troncos y ramas. Se afirma que ningún día probaba bocado hasta haber recitado el salterio completo. San Gregorio de Langres lo habría consagrado diácono a los 15 años y sacerdote a los 20. Como consecuencia de aquella temprana ordenación, fue víctima de las oposiciones y aun de las persecuciones de algunos miembros del clero y, para escapar a ellas, tomó la prudente medida de ponerse a las órdenes y bajo la dirección del santo abad Juan, que gobernaba el monasterio de Réomé. Ahí se perfeccionó en el estudio de las Sagradas Escrituras y en la práctica de todas las virtudes religiosas. 
 Fue abad fundador de un monasterio en Segreste o Cestre (Langres), que más tarde recibió su nombre: Saint-Seine. Los monjes que vivieron ahí contribuyeron en gran medida a civilizar a los pobladores de la comarca que, según se dice, practicaban el canibalismo.Se dice que convirtió a siete bandoleros que se hicieron monjes. La disciplina regular que estableció éste en el monasterio, le dio mucha fama y atrajo a numerosos discípulos. Dios le otorgó la gracia de obrar milagros. 

San TEODORO DE CANTERBURY. (602-690).


Martirologio Romano: En Canterbury, en Inglaterra, san Teodoro, obispo, antes monje de Tarso, que elevado al episcopado por el papa san Vitaliano y enviado a Inglaterra casi septuagenario, moderó con fortaleza de ánimo la Iglesia a él encomendada.

Teodoro era griego, natural de Tarso, en la Cilicia y estudiante en Atenas. Fue el último en la serie de obispos extranjeros que ocuparon el trono metropolitano de Canterbury y uno de los más grandes arzobispos de aquella sede. Tras la muerte de san Deusdedit, el sexto arzobispo, fue elegido Teodoro en su lugar con la condición que conservase los usos romanos. Fue nombrado obispo a propuesta de san Adrián, que lo acompañó a la isla junto con san Benito Biscop. Lo consagró el papa san Vitaliano que le dio todas ordenes ya que era un simple monje.
Teodoro inició sus tareas con una visita general a las iglesias de la nación inglesa, tan pronto como pudo acompañarle el abad Adrián. En todas partes fue bien recibido, escuchó con atención lo que sus fieles tuviesen que decirle, habló para enseñar las reglas morales más simples, confirmó la disciplina de la Iglesia para la celebración de la Pascua e introdujo el canto romano en los divinos oficios, hasta entonces practicado en muy pocas de las iglesias de Inglaterra, aparte de las de Kent. También estableció otros reglamentos relacionados con el servicio divino, combatió los abusos e impuso reformas para eliminarlos y ordenó a obispos para enviarlos a los lugares donde se necesitaban. Cuando visitó la Nortumbría, tuvo que entendérselas con las dificultades que habían surgido entre san Wilfrido y san Ceaddas, los dos obispos que reclamaban sus derechos sobre la sede de York. El arzobispo Teodoro juzgó que san Ceaddas había sido indebidamente consagrado, lo cual acabó por admitir éste antes de retirarse voluntariamente a su monasterio de Lastingham. Poco después, al morir el obispo de los mercianos, Teodoro elevó a Ceaddas a la sede vacante. San Wilfrido fue confirmado como el verdadero obispo de York. 
 Teodoro fue el primer arzobispo al que obedeció toda la Iglesia de Inglaterra, el primer metropolitano en las islas de Bretaña y su fama llegó hasta los rincones más remotos de aquellas tierras. Muchos estudiantes se reunieron en torno a aquellos dos prelados extranjeros que sabían griego y latín, puesto que los propios Teodoro y Adrián impartían enseñanzas sobre las Escrituras e instruían en las ciencias, particularmente en la astronomía y en la aritmética (para calcular la fecha de la Pascua), así como a componer versos latinos. Muchos de sus alumnos más aprovechados llegaron a utilizar el griego y el latín con tanta facilidad como su propia lengua. Desde que los ingleses pusieron pie en las islas, no hubo tiempos tan dichosos como los del gobierno episcopal de san Teodoro. Dice san Beda que por aquel entonces, los reyes llegaron a ser tan poderosos y valientes, que ninguna de las naciones bárbaras osaba atacarlos, mientras que los súbditos de los reyes eran tan buenos cristianos, que sólo aspiraban a conquistar la paz y la felicidad del reino de los cielos, que, últimamente se les había presentado en una nueva forma. Todos los que querían aprender encontraban quien los instruyera.
 En el 672, convocó en Hertford el I Concilio nacional.  Después de aquel concilio, escribió un libro de cánones eclesiásticos, entre los cuales destacaban diez particularmente importantes para Inglaterra. El primero establecía que la Pascua de acuerdo con las ordenanzas del Concilio de Nicea y en contra de los celtas recalcitrantes. 
Las mejores obras de san Teodoro se desarrollaron en la esfera de sus actividades como organizador y administrador; el único trabajo literario que lleva su nombre, es una colección de normas disciplinarias y cánones, llamada el "Penitencial de Teodoro". El trabajo que realizó, llegó a subsistir como un monumento a su memoria durante ochocientos cincuenta años y hasta hoy es, todavía, la base en la organización jerárquica para la Iglesia de Inglaterra. Murió y fue sepultado en la iglesia de la abadía de San Pedro y San Pablo en Canterbury.

Santa POMPOSA. (c.828 - 853).


Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santa Pomposa, virgen y mártir, la cual, durante la persecución por los sarracenos, sabedora del martirio de santa Columba, salió a escondidas del monasterio cordobés de Peñamelera y confesó intrépida a Cristo ante el juez, siendo inmediatamente degollada ante las puertas del palacio y consiguiendo así la palma del martirio.

Nació en Córdoba en el seno de una familia cristiana. Su familia fundó el monasterio doble de Peñafiel de Peñamelaria (Córdoba). Ella vivió en el monasterio en régimen laico con algunos miembros de su familia, aunque sus hermanos y otros parientes habían ingresado en él. Era abad el monje san Félix y capellán el futuro san Félix. 
Pomposa pronto sintió la llamada religiosa e ingresó en el monasterio donde acreditó su sencillez y su modestia. Se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras junto a su amiga santa Columba de Córdoba. Era humilde y paciente, ayunaba con frecuencia procurando ser fiel a su profesión religiosa. Sintió la necesidad de morir mártir y por ello tuvo que ser vigilada por su familia. 
Cuando supo la heroica muerte de su amiga santa Columba, se dirigió al cadí de Córdoba para confesarse cristiana y denostar a Mahoma, el cadí ordenó que la decapitaran ante las puertas del palacio. Su cuerpo fue arrojado al Guadalquivir, que fue recuperado y enterrado en la basílica de Santa Eulalia junto al de Columba. 

San ALONSO DE OROZCO. (1500-1591).


Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, san Alonso de Orozco, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que, encargado de la predicación en el palacio del rey, se mostró austero y humilde

Nació en Oropesa (Toledo), se llamó Alonso en recuerdo de san Ildefonso de Toledo. Su padre, Hernando de Orozco era alcaide del castillo local y procedía de Vizcaya; sus tres hermanos serían religiosos. Fue un niño de coro en Talavera de la Reina y "seise" en la catedral de Toledo. Allí debió nacer su afición a la música. Estudió leyes en Salamanca, donde pidió el hábito de San Agustín. El noviciado fue para él tiempo de lucha y tentación: “¡Oh cuántas veces estuve determinado a dejar la vida santa que había comenzado!”. Con la ayuda de su maestro Luis de Montoya, salió airoso de la prueba. Hizo su profesión en manos de santo Tomás de Villanueva, que era el prior del convento. Del noviciado salió lleno de escrúpulos que le tuvieron atado durante 30 años, hasta que consiguió librarse de ellos. En 1527, fue ordenado sacerdote. Fue enviado a los conventos de Haro, Medina del Campo y Arenas de San Pedro, dedicado a la predicación. Trató a fray Luis de León. Consiguió espléndidos frutos de conversión. Carlos V lo nombró predicador real en 1554. Debió influir en ello doña Juana, gobernadora de España en las ausencias de su padre, y de su hermano Felipe II. 
Fue prior en Soria, Medina del Campo, Sevilla, Granada, Valladolid. Se ofreció para ir a Méjico, pero tuvo que volverse desde Canarias, porque se puso enfermo. También fue Definidor, Presidente de Capítulos y Visitador. Fundó un convento de agustinas en Talavera y dos en Madrid. En 1560, marchó a Madrid, donde se había trasladado la Corte, junto a Felipe II, que siempre le tuvo en gran estima, lo mismo que escritores como Quevedo o Lope de Vega. Vivió humildemente en el convento de San Felipe. Durante 31 años (1560-1591), será el santo de Madrid, el hombre de mayor influencia y veneración, como predicador real. Otras de sus tareas fue escribir. Entre sus obras sobresale un tema ya esbozado por san Bernardino de Siena y fray Antonio de Aranda: “Tratado de las siete palabras de María Santísima”.  
Su vida estuvo llena de cruces y gracias del cielo. Se consolaba con la oración. Practicó las virtudes en grado heroico. A veces se serenaba tocando el clavicordio. Se mortificaba intensamente. Renunció por humildad a la mitra de Toledo. Fue devotísimo de María. Los últimos años, junto a numerosas gracias del cielo, padeció dolorosas enfermedades. Murió después de una predicación de media hora. Al morir ejercía el cargo de superior del convento de la Encarnación, vulgarmente conocido como Colegio de doña María de Aragón, hoy sede del Senado. Fray Alfonso de Orozco fue beatificado en 1881, y canonizado por Juan Pablo II el 19 de mayo de 2002.

San CARLOS HYONG SONG-MUN. (1797-1846).


Martirologio Romano: En Seúl en Corea, pasión de san Carlos Hyong Song-mun, mártir: catequista, realizó largos y difíciles viajes para acompañar a los misioneros por su patria; encarcelado junto a otros cristianos, nunca dejó de exhortar a sus compañeros y fue, al final, decapitado por Cristo

Coreano, padre de familia y catequista, pertenecía a una familia que había padecido mucho por causa de las persecuciones contra los católicos coreanos. Su padre fue ajusticiado en 1801, mientras su hermana mayor santa Benedicta Ion Kyong-Nyon, fue martirizada en 1839. Su mujer y su hijo, murieron en prisión.
 Realizó largos y difíciles viajes para conseguir que llegaran misioneros a Corea; fue un asistente fundamental para los misioneros: animaba a los neófitos, distribuía las limosnas y escribió un libro sobre la persecución de 1839. Cinco años después, cuando a el diácono san Andrés Kim Taegon le encargaron que fuera a Shanghai a recoger al obispo Ferrerol, lo acompañó; allí Andrés fue ordenado sacerdote, el primer nativo de Corea del Sur. Cuando se estableció en Seúl para iniciar su trabajo apostólico, fue ayudado por Carlos, el cual registró a su nombre la habitación donde vivían, arriesgando de esta forma su persona.
Al recrudecerse la persecución, después del arresto del padre Kim en junio de 1846, fue capturado con otras cuatro mujeres que habían ido a visitarlos; no dejó de exhortar en la cárcel a sus compañeros para que soportaran los tormentos, fue decapitado en Seúl. Tenía 50 años y afrontó el martirio con fortaleza y serenidad. Fue canonizado con un numeroso grupo de mártires coreanos en 1984. 

Santa MARÍA GUILLERMA EMILIA DE RODAT. (1787-1852).


Martirologio Romano: En Villefranche, en la región de Rodez, en Francia, santa María Guillerma Emilia de Rodat, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia, dedicadas a la educación de niñas y a ayuda para los necesitados.

Nació en Chateau Druelles (Rodez). Los rasgos de su autobiografía no revelan nada extraordinario en el desarrollo de su ser excepto que fue una niña caprichosa y con un carácter fuerte, pero sí ponen de manifiesto su fina sensibilidad, su rico mundo interior, su cercanía a la gente, su inclinación al bien y a los más pobres. En su juventud le gustaban las fiestas y los bailes, hasta que un día en una confesión nos dice: “Fui iluminada sobre mi tibieza y pase de la muerte a la vida sin lucha alguna... Dios tocó mi corazón y lo volvió por entero hacia Él”.
Comenzó desde muy joven su relación con Dios: "comencé a amar a Dios con todo mi corazón aunque casi no lo conocía todavía". Determinadas circunstancias familiares llevaron a Emilia a dedicarse a la educación de la juventud en un pequeño centro de Villefranche. Quiso entregarse a la educación de las niñas más pobres, pero esperó que Dios le manifestase su voluntad: "Visitaba a los pobres de la ciudad esperando que Dios me diese a conocer lo que pedía de mí". Su director espiritual, el padre Marty le pidió que ingresase en la Congregación de Religiosas de Nevers, y allí su gozo se transformó en aridez espiritual y los escrúpulos de conciencia llegaron a atormentarla de tal modo, que hicieron aconsejable su regreso. Hizo voto religioso privado. Ingresó en las Damas de la Adoración perpetua de Picpus y, por fin, en Moissac, con las Hermanas de la Misericordia; pero se sintió llamada a consagrarse a la educación de las jóvenes, por la que ninguna de estas experiencias le satisfizo.
En el 1816 fundó, bajo la dirección de monseñor Marty, un nuevo Instituto de enseñanza que dio origen a la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Villefranche, dedicado a la educación de los pobres, pero poco a poco la Congregación fue ampliando su actividad, mas bajo la presión de las circunstancias que por el deseo de la fundadora: visita a los enfermos, dirección de dispensarios, atención a los encarcelados, refugiados y niños huérfanos. Para salvaguardar los momentos de oración, las religiosas vivieron una intensa clausura en silencio y llevaron una intensa vida de oración. Las obras no sufrieron por ello. En 1834 se añadió una nueva rama, la de las Hermanas de las Escuelas, que no estaban sujetas al voto de clausura.
Tuvo la oposición del clero, las religiosas de la casa de Saint-Cyr, donde se alojaba, e incluso de su familia que le negó toda ayuda. Antes de su muerte confió a sus hermanas: “Mi fe estaba como destruida. En cuanto a la esperanza, todo me parecía probar que estaba perdida y abandonada de Dios. Respecto a la caridad, Dios se me presentaba como mi enemigo”. Vivió esta “noche oscura” durante 32 años, desde 1820 hasta poco antes de su muerte, en un estado de terrible sufrimiento interior que no le impidió llevar con entereza el peso de la Congregación y mantenerse atenta y solícita con cada una de sus hermanas. Tuvo que soportar también la desconfianza del padre Marty que llegó a dudar de su franqueza. Desde siempre padeció zumbido en los oídos, pólipos en la nariz y cáncer de ojo, y todas estas dolencias las soportó con paciencia. Cerca del final de su vida, dejó la administración de sus conventos a su sucesora, diciendo que ya no le quedaba otra cosa que hacer sino sufrir. Fue canonizada por SS Pío XII el 23 de abril de 1950.

Beato JACINTO HOYUELOS GONZALO. (1914-1936).


Martirologio Romano: En Ciempozuelos, cerca de Madrid, en España, beato Jacinto Hoyuelos Gonzalo, religioso de la Orden de San Juan de Dios y mártir, que, confesando a Cristo, coronó su vida con un glorioso martirio en la persecución contra la Iglesia durante la contienda civil.

Natural de Matarrepudio (Santander), en el seno de una familia muy humilde. Hecho el noviciado, emitió la profesión religiosa el 8 de septiembre de 1935. Unos meses después, al tener que cumplir con sus obligaciones del servicio militar, fue a Ciempozuelos y allí le confiaron la enfermería de San Camilo. Era un joven de buena índole, humilde y dócil, que se sentía realizado asistiendo a los enfermos. Destinado en la clínica psiquiátrica militar, podía hacer la vida de comunidad simultáneamente con los religiosos. El día 7 de agosto los religiosos fueron detenidos, pero el Dr. Sloker, jefe de la dicha clínica militar, lo reclamó alegando que era un soldado a sus órdenes. Eso lo salvó de momento, pero los milicianos no lo olvidaban y continuamente lo zaherían con acusaciones y amenazas. Pero el hermano Jacinto no hacía caso de ellas y continuaba su servicio a los enfermos, retirándose al sótano para hacer sus rezos. En confianza decía que no entendía por qué se perseguía a los hermanos si ellos no hacían daño a nadie.
El día 18 de septiembre por la noche fue sorprendido en la clínica antes de acostarse y obligado a salir a prestar declaración ante el Comité. Fue sacado por la puerta de la despensa, llevado al comité del pueblo y allí interrogado, mezclándose las preguntas políticas con las religiosas. El hermano ante estas preguntas guardó silencio. Lo llevaron entonces directamente al puente de la estación, llamado de San Cosme, y le querían obligar a que blasfemara y a que diera vivas a la República. El hermano se negaba a blasfemar a pesar de los golpes que le daban. Entonces le pusieron una cuerda al cuello, la ataron por el otro extremo al puente y lo arrojaron al vacío, ahorcándolo. Y además le dispararon varios tiros. Vestía un mono azul y alpargatas y tenía las manos atadas a la espalda. 
Al día siguiente su cuerpo colgando del puente y un gran charco de sangre en el suelo era un horroroso espectáculo. Llamado el juez, mandó llevar el cadáver al depósito, donde el forense reconoció que el cuerpo había sido ahorcado y tenía varias heridas de bala. Dijo que la muerte se produjo por asfixia en suspensión. Se cumplió así el deseo manifestado por él en alguna ocasión de morir mártir.
Fue beatificado el 25 de octubre de 1992 por el papa Juan Pablo II en el grupo de 71 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios muertos durante los días de la revolución española.

Beatas MARÍA DE JESÚS DE LA IGLESIA DE VARO, DOLORES y CONSUELO AGUIAR-MELLA. M. 1936.


Martirologio Romano: En Madrid, en España, beatas María de Jesús de la Iglesia de Varo, Dolores y Consuelo Aguiar-Mella Díaz, vírgenes del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas Pías y mártires, que fueron coronadas con el martirio por el testimonio dado a Cristo

María de Jesús (María de la Encarnación de la Iglesia de Varo). (1891-1936). Nació en Cabra (Córdoba). Fue la primera alumna del recién fundado colegio escolapio en 1899. Inteligente y aplicada, destacó en sus estudios y en su comportamiento. Profesó en Carabanchel (1911-1918), Santa Victoria (Córdoba) (1918-1922) y Madrid (1922-1936), realizó su ministerio educativo escolapio con competencia y espíritu de verdadera entrega a las alumnas y ex alumnas. Desde 1935 alternó la tarea educativa con la de superiora de la casa de Carabanchel (Madrid), y en aquellos difíciles momentos demostró su prudencia, su humildad y gran caridad con todos. 
Tras los sucesos del 18 de julio de 1936, buscó refugio con otras hermanas en un piso cercano al colegio, en la calle Evaristo San Miguel. Vivieron los dos primeros convulsos meses de la guerra civil en el Madrid republicano. La primera en ser detenida fue Dolores la mañana del sábado 19 de setiembre de 1936. Eran las 9 de la mañana en el momento que cruzaba la calle para llevar a otro grupo de escolapias, la leche que necesitaban. Vivía con ocho monjas escolapias, que se habían refugiado de la persecución republicana en un piso a una manzana de la madrileña Puerta del Sol. De regreso, fue interceptada por cinco milicianos que se la llevaron, pese a que ella traía brazalete diplomático. Ya que en ese momento, su hermano Teófilo Aguiar-Mella, era el vicecónsul uruguayo en Madrid. Las monjas miraban por la ventana y avisaron a Teófilo y a Consuelo. El vicecónsul salió a hacer indagaciones y Consuelo fue al apartamento con las religiosas.
De repente, un miliciano se presentó en el domicilio y dijo que si la madre superiora, María de la Yglesia de Varo, lo acompañaba, liberarían a Dolores. La monja aceptó y Consuelo Aguiar-Mella fue con ella, pues también tenía brazalete diplomático y confiaba en que con el distintivo nada ocurriría. Ya no las volvieron a ver.
Teófilo las busca sin éxito. Del horror de las horas que siguieron nada sabemos. Sus cuerpos y el de la Madre Superiora fueron encontrados masacrados en la carretera hacia Andalucía, de donde se los llevó a un depósito. Tenían el rostro desfigurado y las reconocieron por los vestidos y el brazalete. Poco antes de ser arrojados a una fosa común los recuperó su hermano Teófilo, quien pudo darles cristiana sepultura en el cementerio de la Almudena.

Dolores Aguiar-Mella. (1897-1936). Hermana de Consuelo Aguiar-Mella. Las dos hermanas eran laicas, nacidas en Montevideo e hijas de Santiago Aguiar-Mella López, un abogado español que se casó con la uruguaya Consolación Díaz Zavalla. Matrimonio que tuvo 8 hijos. 
Sin embargo, llegó la crisis económica de fines del siglo XIX, que en Uruguay se manifestó en penuria social, cierre de bancos, revoluciones en el interior del país y la decadencia del gobierno del dictador Máximo Santos. Así, la familia (padre, madre y seis hijos) marchó a España en 1899.
Se establecieron en Madrid, de donde era su padre y allí abrió su despacho de abogado. Cuando su madre murió de tuberculosis, en 1907, Dolores y Consuelo Aguiar-Mella fueron internadas en el colegio de las escolapias de Carabanchel (Madrid), donde estudiaron Magisterio superior. 
En 1918 dejaron el internado; Dolores quiso ser monja, pero una afección renal le impidió ingresar en el noviciado. Con todo, hizo voto de castidad y se fue a vivir con las escolapias luego de la muerte de su padre, en 1929. Ingresó como oficinista en el Ministerio de Hacienda en la sección Deudas.

Consuelo Aguiar-Mella. (1898-1936). Nació en Montevideo (Uruguay). Con su familia se trasladó a Madrid e ingresó en el Colegio de Carabanchel en el que estuvo hasta 1918. Se fue a vivir con su padre con el que estuvo hasta que murió.
Vivió una temporada en Toledo pues consiguió un puesto en las Oficinas del Catastro. Luego regresó a Madrid alternando la casa paterna con dos hermanos casados. Según podemos leer en su biografía, relatado por su hermana Trinidad, “a Consuelo le gustaba arreglarse, ir bien vestida y a la moda, llevar joyas, usar perfumes, asistir a cines, teatro, conciertos, pero observando siempre los preceptos cristianos”. Cuando estalla la guerra Consuelo tenía novio. El joven fue fusilado tres días antes que ella, sin que ésta lo supiera.
Cuando supo que su hermana había sido arrestada, quiso agregarse a ella y a sus amadas educadoras escolapias, eligiendo con ellas el martirio. 
Poseían pasaportes diplomáticos uruguayos cuando fueron capturadas por milicias comunistas en 1936, porque llevaban alimentos a un convento donde estaban refugiadas religiosas escolapias en Carabanchel. Fueron asesinadas a las afueras de Madrid, en la carretera de Andalucía, lo que desembocó en una ruptura de relaciones de Uruguay con España. El caso tuvo repercusión internacional porque se entendía que las hermanas cumplían una misión humanitaria y poseían pasaporte diplomático. Su martirio se realizó por su solidaridad con las religiosas, por su fe y convicciones cristianas. Dolores y Consuelo son las primeras beatas del Uruguay. 

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santos Félix y Constancia. s. I. 

Mártires en Nocera (Nápoles) durante la persecución de Nerón. 

San Trófimo. M. c. 277. 
Martirologio Romano: En Sinnada en Frigia, en la actual Turquía, san Trófimo, mártir
Mártir junto con Sabacio durante el gobierno del emperador Probo; murieron probablemente en Antioquía de Siria.  

Santos Sóstenes y Víctor. M. 302. 
Mártires en Calcedonia, durante la persecución de Diocleciano. 
En las poco fiables "Actas de santa Eufemia", aparecen como los dos verdugos encargados de torturarla, y que ella los convirtió con su oración y ejemplo. 

Santos Peleo, Nilo, Elías y Patermucio. M. c. 310. 
Martirologio Romano: En Palestina, santos mártires Peleo y Nilo, obispos en Egipto, Elías, sacerdote, y Patermucio, que, durante la persecución del emperador Diocleciano, fueron quemados por Cristo en la hoguera junto con muchos clérigos
Los tres primeros eran obispos egipcios (o presbíteros), que juntos a muchos sacerdotes y laicos (unos 150); fueron condenados a trabajos forzados en las minas de Cilicia (Cesarea de Palestina), y más tarde se les quemó vivos, por haber celebrado la misa en la cárcel. Algunos hagiógrafos los identifican con el grupo de san Tiranión y compañeros celebrados el 20 de Febrero. 

Yzeures
San Eustoquio de Tours. M. 461. 
Martirologio Romano: En Tours, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Eustoquio, obispo, que, procedente del gremio senatorial, cual varón santo y religioso sucedió a san Bricio de Tours en la sede episcopal.
Obispo que, perteneciente al orden senatorial, cual varón santo y religioso sucedió, en el 444, a san Briccio en la sede Tours. Fundó la iglesia de Yzeures, que todavía se conserva después de sucesivas reconstrucciones. 

San Mariano de Evaux. M. 515. 
Martirologio Romano: En el territorio de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), san Mariano, eremita, que sólo se alimentaba de manzanas agrestes y a veces de miel, si la encontraba.
Le llamaron Mariano, por su devoción a María. Eremita de Berry. Su vida la narró san Gregorio de Tours en su obra “Gloria de los confesores”. Dice de él que pertenecía a una noble familia de Bourges en Francia, después de imprecisas circunstancias, dejó su mujer y renunció al mundo para consagrase a Dios. Después de vivir seis años en un monasterio, se retiró en un eremo en Berry, viviendo en soledad durante 44 años. Era un hombre ascético, que recibía muchas visitas y sólo aceptaba frutos del campo como don; daba consejos y enseñaba a todos los que iban a verle. 
Parece que vivió en Épineuil donde recibió la visita de Tetradio, obispo de Bourges, que consagró su pequeña capilla y lo invitó a hacerse sacerdote. Al final de su vida, se fue a pocos kilómetros de Evaux, donde recibió muchas visitas y un día lo encontraron muerto en el río, debajo de un manzano, hecho que dio origen a una pintoresca leyenda. Fue sepultado en la iglesia de Évaux. Su fiesta se celebra en la diócesis de Bourges el 19 de Agosto y en el Martirologio Romano el 19 de Septiembre.

San Goerico de Metz. M. 647. 
Martirologio Romano: En Metz, de Austrasia (hoy Francia), san Goerico o Abbón, obispo, sucesor de san Arnulfo, a quien trasladó con veneración a esta ciudad
Según su historia legendaria, Goerico se casó y tuvo dos hijas. Recuperó la vista en San Esteban de Metz. Poco después, se unió al clero y fue ordenado de sacerdote por Arnulfo de Metz. En 627, fue nombrado obispo sustituyendo al mismo Arnulfo.
Como obispo, se trasladó las reliquias de su predecesor a la Iglesia de los Apóstoles. También construyó la iglesia de la Gran Basílica de San Pedro y el monasterio de Epinal donde ingresó a sus dos hijas, Precia y Victorina. También fue un amigo personal de Dagoberto I.
Murió en el año 643. De acuerdo con una leyenda análoga a la de san Goar, era ciego y habría recuperado la vista después de una peregrinación a Metz. Su festividad se celebra el 19 de septiembre. En el siglo X, sus reliquias fueron llevadas desde Saint-Symphorien de Epinal. Este traslado se conmemora en el calendario local el 15 de abril.

San Juan de Spoleto. M. 887. 
Nació en Spoleto. Creció y fue educado en la escuela episcopal de su ciudad, fue ordenado presbítero y se distinguió por su espíritu de oración, humildad y caridad. Cuando murió el obispo Pedro II fue llamado a sucederle en la cátedra episcopal de Spoleto.
Los sarracenos, aprovechando la ausencia del duque de Spoleto, Guido II, que se encontraba en Francia en cuestiones personales y de Estado, asaltaron la ciudad de Spoleto, robando y dañando notablemente los edificios. El pueblo consiguió salvarse, refugiandose en los alrededores, mientras los invasores se escondieron en los bosques circundantes para asaltar a los viandantes. El arzobispo Juan, unica autoridad que permaneció en la ciudad, consciente del peligro, visitaba a sus fieles dispersos.
El 19 de septiembre del 887, después de celebrar la Misa en una de las basílicas martiriales de la ciudad, mientras regresaba, todavía vestido con las vestiduras sagradas, fue rodeado por los sarracenos que lo alancearon para terminar decapitándolo.
Su cuerpo, venerado en una urna preciosa, reposa en el altar mayor de la basílica de San Pietro extra moenia en Sapoleto y se le invoca contra las enfermedades tumorales y para la concorcordia familiar.

San Lantberto. M. 957. 
Martirologio Romano: En Frisinga, en Baviera, de Alemania, san Lantberto, obispo.
Obispo de Frisinga. Según la leyenda, en el 937, envolvió en una nieble la zona de la catedral de Frisinga, protegiéndola de este modo de la invasión de los húngaros que destruyeron el resto de la ciudad. Durante su episcopado, Frisinga gozó del derecho de emitir moneda. El nombre de nuestro obispo aparece entre los participantes en un sínodo imperial celebrado en Hamburgo en el 952. 
Lantbert es venerado como santo en Baviera y sus reliquias se veneran, desde 1973, en la cripta de la catedral de Frisinga. Es el patrón de dos parroquias en esta diócesis: Milbertshofen-Am Hart en Munich y otra dedicada a él en Lerchenfeld en Frisinga.

San Ciriaco de Buonvicino. M. 1030. 
Martirologio Romano: En Buonvicino, cerca de Cosenza, en Calabria, san Ciríaco, abad.
Nació en Buonvicino (Cosenza, Italia). Desde joven fue anacoreta, primero en una gruta junto a Buonvicino, depués fue cenobita en el monasterio griego de Santa María de los Padres junto Trepidone, donde fue abad durante muchos años. En el valle del río Crati, su fama se difundió pronto: muchos se acercaron a la vida monástica, deseosos de vestir “el hábito angélico”, como se llamaba el hábito de los monjes observantes de la regla de san Basilio (basilianos). 
Al mismo tiempo su hermana María, fundaba en Romano, pedanía de Buonvicino, un monasterio femenino, que fue muy floreciente.
Fue llamado a Constantinopla por el emperador de Oriente Miguel IV, ya que tenía a su hija poseída por el demonio y que curó el santo abad; el emperador en reconocimiento, le dio amplios privilegios para su monasterio, con donaciones de tierras e iglesias en los territorios de Trigiano y Malvito (Cosenza). Murió en Buonvicino. Fue sepultado en la iglesia de la abadía de Santa María de los Padres, que hoy tiene su nombre. Patrono de Buonvicino.

San Arnulfo de Gap. M. c. 1075. 
Martirologio Romano: En Gap, de la Provenza, en Francia, san Arnulfo, obispo, que sufrió mucho para restaurar la vida de la Iglesia.
Nació en Vendôme y fue educado en la abadía benedictina de la Santísima Trinidad de su ciudad natal; recibió el hábito benedictino de manos del abad Oderico, que se lo llevó consigo a Roma. La finalidad de este viaje era doble: obtener para la abadía francesa la confirmación de la cesión de la iglesia romana dedicada a santa Prisca y, obtener para el abad una confirmación del título de cardenal presbítero de Santa Prisca. Durante esta misión las cualidades de Arnulfo no pasaron inadvertidas.
En el 1063 el papa Alejandro II, después de haberle pedido varias veces consejo, le consagró obispo de Gap; diócesis del simoníaco Riperto. Como obispo tal restauró la catedral de su sede y luchó enconadamente para restablecer la disciplina eclesiástica. Se cree que murió en Roma después de una peregrinación. Es el patrón principal de la diócesis de Gap.

Santa María de Cervelló. (1230-1290). 
Martirologio Romano: En Barcelona, en la región española de Cataluña, santa María de Cervelló, virgen de la Orden de Santa María de la Merced, llamada popularmente María del Socorro por la ayuda prestada a sus devotos.
Nació en Barcelona en el seno de una familia de la nobleza. Renunció a su alta posición familiar para consagrarse a Dios a los 18 años. Tuvo como director espiritual al mercedario fray Bernardo de Corbera.
Al morir su padre en 1260, se trasladó con su madre a una casa modesta junto al convento de la Merced. En 1265 murió su madre y María destinó los bienes de su familia a la causa de la Orden y vistió el hábito de "beata" como terciaria mercedaria. Así nacía, en 1275, las religiosas de la Merced, fundadas por Isabel Pertí y María Eulalia Pins, y María fue elegida primera general por sus virtudes y santidad. Su nombre lo cambió por el de Santa María del Socorro. Se dedicó, de por vida, a favorecer, según sus posibilidades, a la redención de cautivos y a la vez, ayudaba, curaba y consolaba, a los pobres del hospital de Santa Eulalia. No pisó nunca un barco, y su misión era principalmente la oración para sostener a la rama masculina de la Orden, salvó a sus monjes de más de un naufragio. Murió en Barcelona. Su cuerpo incorrupto se encuentra en la basílica de Nuestra Señora de la Merced en Barcelona.

Francisca Cualladó Baixauli. Beata. (1890-1936). 
Martirologio Romano: En Benifayó, en la provincia de Valencia, también en España, beata Francisca Cualladó Baixauli, virgen y mártir, que derramó su sangre por su fe en Cristo en la persecución religiosa.
Nació en Valencia, aunque su familia se trasladó muy pronto al pueblo de Massanassa. Fue una sencilla modista que ayudaba a su madre paralítica y en las actividades de la parroquia, y era miembro de la Acción Católica. Fue Hija de María. Logró la fundación en el pueblo del Sindicato de la Aguja, que aglutinaba a las obreras costureras, y les proporcionaba formación profesional y sentido religioso a sus vidas. Ella impartió en el sindicato corte y confección y atrajó a la vida de piedad a sus alumnas. Visitaba a los enfermos de forma continuada. De su pobreza sacaba recursos para atender a cuantos necesitaban ayuda. 
Estimaba mucho el martirio y para ella fue una gracia el que el Señor se lo concediese. Fue arrestada por ser católica. Para que no gritase “¡Viva Cristo Rey!”, sus asesinos le cortaron la lengua antes de fusilarla en Benifayó (Valencia). . 
Fue beatificada el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.

NUESTRA SEÑORA DE LA SALETTE.


La Virgen de la Salette (en francés: Notre Dame de La Salette) es el nombre bajo el cual los fieles católicos designan a la Virgen aparecida a dos niños el 19 de septiembre de 1846 en el pueblo de La Salette-Fallavaux (Isère, Francia). También designa el santuario que fue edificado en el lugar de la aparición.


HISTORIA:

El sábado 19 de septiembre de 1846, en una montaña cercana al pueblo alpino de La Salette-Fallavaux, dos jóvenes pastores llamados Mélanie Mathieu, de 14 años, y Maximin Giraud, de 11 años, los dos niños llevaron el ganado a una pequeña quebrada y encontrando un lugar agradable decidieron tomar una siesta. Ambos durmieron profundamente. Melanie fue la primera en despertar. El ganado no estaba a su vista, entonces rápidamente llamó a Maximino. Juntos fueron en su búsqueda por los alrededores y lo encontraron pastando plácidamente.
Los dos jóvenes volvían en la búsqueda de sus utensilios donde habían llevado su almuerzo y cerca de la quebrada en donde habían hecho la siesta divisaron un globo luminoso que parecía dividirse. Melanie pregunta a Maximino si el ve lo que ella esta viendo. “¡Oh Dios mío!”, exclamó Melanie dejando caer la vara que llevaba. Algo fantásticamente inconcebible la inundaba en ese momento y se sintió atraída, con un profundo respeto, llena de amor y el corazón latiéndole más rápidamente. Vieron a una Señora que estaba sentada en una enorme piedra. Tenía el rostro entre sus manos y lloraba amargamente. 
Melanie y Maximino estaban atemorizados, pero la Señora, poniéndose lentamente de pie, cruzando suavemente sus brazos, les llamó hacía ella y les dijo que no tuvieran miedo y habla en francés y en patois (dialecto del occitano), la lengua de los niños. Agregó que tenía grandes e importantes nuevas que comunicarles. Sus suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes se acercaran apresuradamente. Melanie cuenta que su corazón deseaba en ese momento adherirse al de la bella Señora.
La Señora era alta y de apariencia majestuosa. Toda la luz dentro de la cual se presenta y que envuelve completamente a los tres, viene de un gran crucifijo que lleva sobre el pecho, rodeado de un martillo y unas tenazas. Lleva sobre los hombros una cadena y, al lado, unas rosas. Su cabeza, su cintura y sus pies están también rodeados de rosas. En sus ojos habían lágrimas que rodaban sobre sus mejillas. Una luz más brillante que el sol pero distinta a éste le rodeaba.
Le dijo a los jovencitos que la mano de su Hijo era tan fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. "La gente no observa el Día del Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más que hacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano. La desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada".
Ella continuó conversando y les predijo una terrible hambruna y escasez. Dijo que la cosecha de patatas se había echado a perder por esas mismas razones el año anterior. Cuando los hombres encontraron las patatas podridas, juraron y blasfemaron contra el nombre de Dios aún más. Les dijo que ese mismo año la cosecha volvería a echarse a perder y que el maíz y el trigo se volverían polvo al golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían. Después, la Señora comunica a cada joven un secreto que no debían revelar a nadie, excepto al Santo Padre, en una petición especial que el mismo les haría.
La Señora agregó que si el pueblo se convirtiera, las piedras y las rocas se convertirían en trigo y las patatas se encontrarían sembradas en la tierra. Entonces preguntó a los jovencitos: "¿Hacéis bien vuestras oraciones, hijos míos?" Respondieron los dos: “¡Oh! no, Señora; no muy bien."
"¡Ay, hijos míos! Hay que hacerlas bien por la noche y por la mañana. Cuando no podáis hacer más, rezad un Padrenuestro y un Avemaría; y cuando tengáis tiempo y podáis, rezad más."
Con su voz maternal y solícita les termina diciendo: "Pues bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo". Luego continuó andando hasta el lugar en que habían subido para ver donde estaban las vacas. Sus pies se deslizan, no tocan más que la punta de la hierba sin doblarla. Una vez en la colina, la hermosa Señora se detuvo. Melanie y Maximino corren hacia ella apresuradamente para ver a donde se dirige. La Señora se eleva despacio, permanece unos minutos a unos metros de altura (aprox. 3-5 m.). Mira al cielo, a su derecha (¿hacia Roma?), a su izquierda (¿Francia?), a los ojos de los niños, y se confunde con el globo de luz que la envuelve. Este sube hasta desaparecer en el firmamento.
Los niños retrasmitieron la aparición pero no les creyeron, excepto el párroco, que al domingo siguiente en la homilía, reconoció la aparición de María en el pueblo, esto hizo que el obispo, enfadado, por esta declaración no contrastada, cambió por otro sacerdote al anciano párroco.
Melanie y Maximino eran constantemente interrogados tanto por los curiosos como por los devotos. Ellos simplemente contaban la misma historia, repitiéndola una y otra vez. A los que estaban interesados en subir la montaña, les señalaban el lugar exacto donde la Señora se había aparecido. En varias ocasiones fueron amenazados de ser arrestados si no negaban lo que continuaban diciendo. Sin ningún temor y vacilación reportaban a todos los mensajes que la Señora había dado.
Surgió una fuente cerca del lugar donde la Señora se había aparecido y el agua corría colina abajo. Muchos milagros empezaron a ocurrir. Las terribles calamidades que fueron anunciadas se empezaron a cumplir. La terrible hambruna de patatas de 1846 se difundió, especialmente en Irlanda donde muchos murieron. La escasez de trigo y maíz fue tan severa que más de un millón de personas en Europa murieron de hambre. Una enfermedad afectó las uvas en toda Francia. Probablemente el castigo hubiera sido peor de no haber sido por los que acataron el mensaje de La Salette. Muchos comenzaron a ir a misa. Las tiendas fueron cerradas los domingos y la gente cesó de hacer trabajos innecesarios el día del Señor. Las malas palabras y las blasfemias fueron disminuyendo.
Las profecías sobre el deterioro de las cosechas y la hambruna se cumplieron.

RECONOCIMIENTOS Y DEVOCIÓN:

Después de 5 años de investigación, el obispo de Grenoble, Philibert de Bruillard, reconoce la autenticidad de la aparición. Y el papa el beato Pío IX aprobó la devoción a Nuestra Señora de La Salette. Pidió a los jóvenes que le fuera enviado el relato de los secretos por escrito. Tiempo después dirá el Santo Padre: "Estos son los secretos de la Salette, si el mundo no se arrepiente, perecerá".
Una basílica fue construida en el lugar de la aparición. En la actualidad junto a la basílica hay un centro de acogida a los peregrinos con alojamiento.
Una nueva congregación de sacerdotes fue fundada: "Sacerdotes misioneros de Nuestra Señora de la Salette"que tienen casas y escuelas alrededor del mundo. 
Para fomentar su trabajo y contribuir en la propagación de los mensajes de Nuestra Señora de penitencia, una confraternidad fue fundada, y fue elevada casi instantáneamente a Archicofradía. 
Una congregación de religiosas, las Hermanas de Nuestra Señora de la Salette, fue establecida para ayudar a mujeres peregrinas y a los enfermos. Muchos peregrinos llegan anualmente a la Basílica y con espíritu de penitencia suben la montaña. Muchos milagros se dan en el cuerpo y en el alma dependiendo de la devoción de los fieles y la gracia de Dios.
La Señora de la Salette comunicó un secreto que debía revelar años más tardes. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo a Melanie que el no oyó. Este secreto, sin embargo, no está incluido en la aprobación dada por la Iglesia a la aparición ya que fue divulgado posteriormente. No transcribimos este secreto, pues se necesita una larga interpretación, que en este momento no estamos en condición de dar con toda veracidad y explicación teológica. Sobre la interpretación de este secreto se han escrito varios libros y muchos artículos.
Juan Pablo II en su visita a La Salette dijo:
"En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres.