Martirologio Romano: En el brazo de mar ante Rochefort, en el litoral francés, beato Jacobo Retouret, presbítero de la Orden de los Carmelitas y mártir, que, en el furor de la Revolución Francesa, fue llevado desde el convento de Limoges a una sórdida nave-prisión, en la que, abandonado durante la noche semidesnudo, murió de frío.
Nació en Limoges (Francia), en el seno de una familia de comerciantes. Fue un joven serio, amante de los libros y de grandes dotes. A los 15 años ingresó en el convento carmelita de su ciudad natal.
Después de la ordenación sacerdotal, su carácter ferviente y serio atrajo la admiración de muchos fieles, en particular con su predicación. Pero muy a menudo no podía atender a todos sus menesteres, a causa de su mala salud que le atormentó toda su vida. La Revolución francesa no le ahorró la vida.
Como la mayor parte del clero el P. Jacobo rechazó el juramentó que sostenía una ley civil aprobada unilateralmente, que decretaba la elección de obispos y párrocos directamente por el pueblo y después aprobada por el obispo o por el Papa. Además de este delito, el P. Jacobo fue acusado de formar parte de un grupo de emigrantes políticos que habían invadido el país contra los revolucionarios franceses de América del Sur. Fue deportado a Rochefort y encarcelado en una nave prisión. Mientras tanto los ingleses bloqueaban la costa francesa e impedían la partida de las naves. Las condiciones de los prisioneros de las naves eran inimaginables: demasiada población, hambre, enfermedades, frío y calor, olores insoportables, persecuciones. El P. Jacobo murió en la isla Madame de frío, algunas millas alejada de La Rochelle, a la edad de 48 años. Fue beatificado, junto con otros 63 sacerdotes y religiosos mártires por la fe, el 1 de octubre de 1995 por Juan Pablo II.
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