Martirologio Romano: Cerca de Cracovia, en Polonia, beata Bronislava, virgen de la Orden de los Premostratenses, que quiso llevar una vida humilde y escondida, y destruido su monasterio por los tártaros, permaneció en una choza viviendo a solas con Dios.
Nació en Kamien, Silesia (Polonia), en el seno de la noble familia de Odrowaz. Hija de la princesa polaca Ana Saxa Gryff. Prima de san Jacinto de Cracovia. A los 16 años, siguiendo la voz de Dios y los consejos de san Jacinto, ingresó en el monasterio premostratense de Zwierzyniec en Cracovia, donde en poco tiempo, fue modelo de vida religiosa. Para poder meditar con mayor fervor los misterios de la Pasión de Cristo, subía a la colina de Sikornik, no lejos del monasterio, y que hoy se llama colina de Santa Bronislawa.
Se dice que cuando murió san Jacinto, tuvo la visión en la que se veía al santo obispo conducido al Cielo por María y los ángeles. Después de vivir 40 años entre el trabajo monástico y la oración, Bronislawa murió. Sus restos fueron enterrados en la iglesia del monasterio, donde permanecieron olvidados por mucho tiempo; en 1612 se encontraron de nuevo, y colocados en el altar de Santa Ana, llamado más tarde de San Jacinto.
Por instancia de la Orden Premostratense, Gregorio XVI concedió, con decreto del 31 de agosto de 1839, que Bronislava fuese públicamente venerada en la diócesis de Cracovia. Pío IX, con decreto del 7 de diciembre de 1859. extendió la conseción a la diócesis de Wroclaw (Breslavia), y León XIII a toda la Orden de los Premostratenses.
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