Martirologio Romano: En Veracruz, México, beato Darío Acosta Zurita, presbítero y mártir.
Nació en Naolinco, Veracruz (Méjico), en el seno de una modesta familia campesina y se llamaba Ángel Darío. La revolución anticlerical mejicana no le impidió ingresar en el seminario, como alumno externo y ordenarse sacerdote en 1931. Su primer destino fue la parroquia de la Asunción de Veracruz, como vicario cooperador.
Desde su llegada a Veracruz, fue notable para la gente su fervor y su bondad, su preocupación por la catequesis infantil y dedicación al sacramento de la reconciliación.
Cuando arreció la persecución no quiso esconderse para poderse dedicar a sus deberes sacerdotales. En aquellos días se promulgó el decreto 197, “ley Tejeda”, referente a la reducción de los sacerdotes en todo el Estado de Veracruz, para terminar con el “fanatismo del pueblo”. De parte del gobernador, fue enviada a cada sacerdote una carta exigiéndole el cumplimiento de esa ley. El día que entró en vigor la ley, los sacerdotes de la parroquia de la Asunción, permanecieron en sus puestos, dedicándose a sus labores pastorales. Los soldados entraron en el templo, abarrotado de gente y empezaron a disparar a los curas, el único que murió fue el padre Ángel, que acababa de administrar el bautismo a un niño, cayó acribillado a balazos y exclamó: “¡Jesús!”.
Todo era confusión y caos, gritería de los niños y de las personas mayores, que de manera atropellada, trataban de refugiarse bajo las bancas o corrían buscando la puerta de salida. Al escuchar los disparos, salió de la sacristía el párroco pidiendo que a él también lo mataran, pero los asesinos ya habían huido. El párroco se acercó para darle los últimos auxilios al P. Darío. El cadáver fue conducido a la Cruz Roja para seguir los procedimientos legales. Fue beatificado por SS Benedicto XVI el 20 de noviembre de 2005.
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