19 de octubre de 2014

Santos LUCAS ALONSO GORDA y MATEO KOHIOYE. M. 1634.



Martirologio Romano: En Nagasaki, de Japón, santos mártires Lucas Alfonso Gorda, presbítero, y Mateo Kohioye, religioso, los dos de la Orden de Predicadores. El primero trabajó antes en las Islas Filipinas y pasó después al Japón, donde fue ardiente ministro del Evangelio durante diez años, y el segundo, de dieciocho años de edad, fue su compañero en propagar y testimoniar la fe cristiana.


Lucas del Espíritu Santo nació en Carracedo de Vidriales (Zamora). Ingresó en los dominicos en el convento de Benavente y estudió en Trianos (León). Se alistó para las misiones del Extremo Oriente y, a su paso por Méjico, recibió la ordenación sacerdotal. Llegó a Filipinas donde trabajó en el valle de Cagayán y enseñó artes en el colegio -luego universidad- de Santo Tomás de Manila. 
Salió para el Japón con el padre san Domingo Ibáñez de Erquiza en 1623. Jovial e intrépido, tras estudiar el japonés con el padre san Luis Bertrán, recorrió numerosas provincias del imperio, llegando hasta Kyoto en un viaje que duró seis meses y que dedicó a atender a los cristianos perseguidos, para ello se vio obligado a esconderse, disfrazarse y huir. En 1633 fue presentado ante la Santa Sede para obispo, pero siguió trabajando en la clandestinidad en un intenso y azaroso apostolado. Fue capturado en Osaka y conducido a Nagasaki donde fue encarcelado. Murió en el tormento del agua ingurgitada y de la horca y la hoya, cuando acababa de cumplir 39 años de edad.

Mateo Kohioye del Rosario nació en el feudo de Arima, en la isla de Kyûshû (Japón). En fecha desconocida ingresó como hermano cooperador dominico, pero anteriormente, desde 1632, ya acompañó al padre Lucas del Espíritu Santo en el ministerio pastoral. Llegado a Kyoto para encontrarse con el padre Lucas, le acompañó hasta Osaka, donde fueron capturados. 
Compareció ante el tribunal de Osaka, donde los jueces le ofrecieron suculentos regalos si apostataba, pero él y los demás catequistas contestaron que no pensaban apostatar ni delatar a otros cristianos. Fue trasladado a Nagasaki donde llegó después de un largo calvario. Murió con alegría en el tormento de la horca y la hoya, sus restos fueron reducidos a cenizas. 

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