Martirologio Romano: San Juan Leonardi, presbítero, que dejó la ciudad de Luca, en la Toscana, donde ejercía como farmacéutico, para llegar a ser sacerdote, y con el fin de enseñar a los niños la doctrina cristiana, restaurar la vida apostólica del clero y propagar la fe cristiana, instituyó la Orden de Clérigos Regulares, más tarde llamados de la Madre de Dios, debiendo sufrir por ello muchas contradicciones. También inició el Colegio de Propaganda Fide, en el que, agotado por los trabajos, descansó piadosamente.
Nació en Diecimo di Borgo a Mozzano (Lucca), en el seno de una modesta familia de terratenientes. Entre 1553 y 1558, inició su formación humanística y religiosa en la escuela parroquial de Villa Basilica, y allí marchó a Lucca para estudiar farmacia. En esta ciudad encontró un grupo de jóvenes que, bajo la dirección de los dominicos, se dedicaban a formarse en la vida cristiana dedicándose a los pobres y peregrinos; se les conocía como “los Colombinos”. Terminó su carrera de farmacia y ejerció la profesión. A los 25 años dejó este trabajo (después de que fuese expulsado, calumniado y amenazado de muerte). Realizó los estudios eclesiásticos en Pisa, donde fue ordenado sacerdote (1571).
Párroco en la iglesia de San Juan della Magine en Lucca, perteneciente a los caballeros de Malta, se dedicó a la formación catequética de niños y jóvenes en su ciudad, donde se dejaba sentir el influjo de las teorías del general de los capuchinos, Bernardino Ochino (que se hizo protestante). Trabajó incansablemente entre los presos y en los hospitales. Fundó primero la Confraternidad de la Doctrina Cristiana (1571). Después, en la iglesia de Santa María de la Rosa, en Lucca (1574), fundó una nueva Congregación de clérigos, aprobada por Clemente VIII (1595), llamada de los Sacerdotes Reformados y más tarde los Clérigos Regulares de la Madre de Dios. Esta Congregación se fundiría, durante un breve período, con los escolapios. Esta nueva fundación se dedicaba al apostolado directo (predicación, catequesis, misiones populares, confesionario, actos de piedad masivos…). Les decía a sus hijos espirituales: “Tened a Cristo delante en todas las cosas”. “Sed santos si queréis santificar a los demás”.
Perseguido en su ciudad por los clérigos y laicos que no querían las reformas de Trento, Juan se fue a Roma, donde lo recibió Gregorio XIII. En 1592, el papa Clemente VIII, le envió como administrador apostólico al Santuario de la Virgen del Arco para resolver un contencioso entre el obispo de Nola y el virrey de Nápoles. El objetivo de su Instituto, destinado a combatir la herejía protestante, a la educación popular y al ministerio de los sacramentos, se redujo a Italia. Su obra favorita era las Cuarenta Horas de la adoración al Santísimo Sacramento. En efecto, san Felipe Neri, su director espiritual, le desaconsejó que se dedicara a las misiones extranjeras. Por eso fundó (1603), junto con el prelado español, el venerable Juan Bautista Vives y el jesuita Martín de Funes, el seminario de "Propaganda Fide", instituido por Urbano VIII como "Collegium Urbanum de Propaganda Fide" para la ayuda a las misiones y formación de misioneros y sacerdotes indígenas. Escribió dando directrices para la reforma de la jerarquía Eclesiástica, comenzando por el propio Pontífice y del clero, sus escritos fueron recogidos en el “Memorial para Pablo V”. Fue nombrado visitador de los vallumbrosanos, de los verginianos, de los servitas y de los escolapios.
Murió socorriendo a los apestados en Roma, en el hospital de Santa María in Campitelli, donde reposan sus restos. Leonardi dejó obras literarias, aunque se han editado muy pocas. Uno de los testigos de su causa de beatificación fue san José de Calasanz que lo estimaba mucho. Fue canonizado por el papa Pío XI el 17 de abril de 1938. Su fiesta fue incluida en el calendario general en 1941. MEMORIA FACULTATIVA.
Murió socorriendo a los apestados en Roma, en el hospital de Santa María in Campitelli, donde reposan sus restos. Leonardi dejó obras literarias, aunque se han editado muy pocas. Uno de los testigos de su causa de beatificación fue san José de Calasanz que lo estimaba mucho. Fue canonizado por el papa Pío XI el 17 de abril de 1938. Su fiesta fue incluida en el calendario general en 1941. MEMORIA FACULTATIVA.
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