Martirologio Romano: En la ciudad de Zamora, también en Hispania, san Atilano, obispo, que, siendo monje, fue compañero de san Froilán en la predicación de Cristo por las tierras devastadas por los musulmanes.
Natural de Tarazona (Zaragoza). Hijo de una familia de mozárabes nobles se educó entre los monjes benedictinos de Fayos. Ingresó en esta Orden. Pasado algún tiempo quiso probar la vida retirada como anacoreta. Eran tiempos difíciles aquellos para los anacoretas, que no gozaban de muy buena fama por culpa de muchos que abrazaban aquel género de vida, no por vocación, sino para llenar sus estómagos y entregarse a la vagancia y al pillaje. Atiliano se dio cuenta pronto de ello, y parece que no duró mucho tiempo su vida en aquellas soledades. Más tarde marchó a la abadía benedictina de Moreruela durante el mandato como abad de san Froilán, que lo eligió como prior; otras fuentes dicen que Atiliano, como obispo de Zamora fundó los monasterios de Tábara y Moreruela. Como quedasen vacantes las sedes de León y Zamora, san Froilán fue nombrado obispo de la primera y Atiliano de la segunda en el 901; fueron ordenados juntos el día de Pentecostés. Restauró la vida monástica de Castilla. A la muerte de Froilán se dice que fue obispo de León. Parece que después de una nueva revisión de las fuentes, hay un segundo san Atiliano, obispo de Zamora por los años 990-1009, que estaría ligado con san Froilan, pero todavía no hay una crítica exaustiva de estas fuentes y se han unido a los dos Atilianos.
Sus reliquias, defendidas largos siglos, son muy veneradas en la parroquia arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, de Zamora, que lo declaró Patrono de su diócesis, de la que fue restaurador ilustre, o acaso fundador, y el único santo de su glorioso episcopologio. En Milán, en fecha incierta del s. XI, y en una de las primeras declaraciones de santidad heroica hechas por un Papa, fue canonizado, junto con el mártir san Herlembardo, por Urbano II. Patrón de Zamora.
Sus reliquias, defendidas largos siglos, son muy veneradas en la parroquia arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, de Zamora, que lo declaró Patrono de su diócesis, de la que fue restaurador ilustre, o acaso fundador, y el único santo de su glorioso episcopologio. En Milán, en fecha incierta del s. XI, y en una de las primeras declaraciones de santidad heroica hechas por un Papa, fue canonizado, junto con el mártir san Herlembardo, por Urbano II. Patrón de Zamora.
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