17 de octubre de 2014

Beato JACOBO BURIN. (1757-1794).


Martirologio Romano: En la región de Laval, también en Francia, beato Jacobo Burin, presbítero y mártir, que durante la Revolución Francesa ejerció su ministerio pastoral a escondidas, debiendo pasar de casa en casa, hasta que fue fusilado mientras sostenía en sus manos el cáliz.

Vidriera con la vida el beato Jacobo
Nació en Vermon. Estudió en Le Mans y fue ordenado sacerdote en 1780. Primero fue enviado como vicario a Lammay, en el antiguo deanato de La Ferté-Mace, donde se distinguió por sus virtudes sacerdotales y su interés por el estudio. Esto le granjeó el afecto de su obispo que lo nombró párroco de Saint Martin-de-Connée en 1787. Ejerció su ministerio con tanto celo y caridad que dejó un recuerdo admirable. Predicador extraordinario, transmitió con gran convicción la palabra divina, y puso especial empeño en catequizar a los niños. Tuvo dos vicarios que trabajaron con él con una gran sintonía. Había en la parroquia un gran número de pobres a los cuales se les dedicó toda la atención.
Se negó a prestar el juramento a la Constitución Civil del Clero, que había formulado los revolucionarios franceses, pues si bien prestó juramento de fidelidad a la nación, la ley y el rey, dejó escrito un texto en el que se negaba a ir en contra del papa. Por eso cuando recibió la bula del papa Pío VI, se la leyó a sus fieles y dejó claro que el se apartaba del juramento hecho anteriormente. Fue denunciado, encarcelado una breve temporada y juzgado, y por ello se le destituyó de su parroquia y desterrado de la misma.
Cuando en 1792 les obligaron a jurar la Constitución, sino serían deportados, Burín eligió la clandestinidad. Vestido de vendedor ambulante y con el falso nombre de Sebastián recorrió las parroquias de Saint George-sur-Erve, Saint Thomas-de-Courceriers, Trana, Champgeneteux, Villaines, Loupfougères y la suya propia, atendiendo espiritualmente a los fieles que se negaban a comulgar con los sacerdotes juramentados. Así estuvo durante dos años, hasta que una señorita de apellido Lemaire dijo que se quería confesar con un sacerdote ortodoxo y, pensando que se trataba de una revolucionaria conversa, se avisó al abate Burin. Éste acudió a Petit-Coudray de Champgeneteux, donde le esperaba un grupo del furibundo escuadrón móvil de Ëvron. Se le avisó de la traición, pero uno de los soldados le disparó, cayó al suelo y allí lo remataron. El verdugo, besó su fusil, satisfecho de su buena puntería. Está enterrado en su parroquia de Saint Martín-de-Connée.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario