Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura del papa san Sergio I, de origen sirio, que trabajó en favor de la evangelización de Sajonia y de Frisia, y buscando el arreglo de disensiones y litigios, prefirió la muerte a consentir los errores.

Por su fama de santidad fue elegido Pontífice para imponer la paz entre el candidato del exarca de Rávena y el que apoyaba el clero romano. El exarca bizantino le exigió una suma que le había prometido a su candidato, pero Sergio, que nada tenía que ver, para mantener la paz, ordenó entregarle este dinero. Durante su pontificado, Sergio, promovió el trabajo de los misioneros ingleses en Frisia y Alemania; consagró arzobispo a san Willibrordo. Introdujo en la Misa el "Agnus Dei" y acentuó las festividades de María (anunciación, dormición, natividad, purificación). Levantó la excomunión de la diócesis de Aquilea, que se había separado de Roma siglo y medio antes tras la controversia de los “Tres Capítulos”.
El emperador Justiniano II, quiso imponer a la sede apostólica el derecho canónico de Oriente, pero el Papa se negó por no querer someter al control político de los emperadores la independencia de la Iglesia; por ello no firmó los decretos del sínodo del 692. El Pontífice fue amenazado y el emperador le envió un legado con la intención de deponerlo, pero el pueblo romano se sublevó y dio su apoyo al Papa; el legado tuvo que huir para salvar la vida. Murió en Roma con fama de santidad y está enterrado en la basílica de San Pedro del Vaticano.
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