Santos Félix y Constancia. s. I.
Mártires en Nocera (Nápoles) durante la persecución de Nerón.
San Trófimo. M. c. 277.
Martirologio Romano: En Sinnada en Frigia, en la actual Turquía, san Trófimo, mártir.
Mártir junto con Sabacio durante el gobierno del emperador Probo; murieron probablemente en Antioquía de Siria.
Santos Sóstenes y Víctor. M. 302.
Mártires en Calcedonia, durante la persecución de Diocleciano.
En las poco fiables "Actas de santa Eufemia", aparecen como los dos verdugos encargados de torturarla, y que ella los convirtió con su oración y ejemplo.
Santos Peleo, Nilo, Elías y Patermucio. M. c. 310.
Martirologio Romano: En Palestina, santos mártires Peleo y Nilo, obispos en Egipto, Elías, sacerdote, y Patermucio, que, durante la persecución del emperador Diocleciano, fueron quemados por Cristo en la hoguera junto con muchos clérigos.
Los tres primeros eran obispos egipcios (o presbíteros), que juntos a muchos sacerdotes y laicos (unos 150); fueron condenados a trabajos forzados en las minas de Cilicia (Cesarea de Palestina), y más tarde se les quemó vivos, por haber celebrado la misa en la cárcel. Algunos hagiógrafos los identifican con el grupo de san Tiranión y compañeros celebrados el 20 de Febrero.
Yzeures |
San Eustoquio de Tours. M. 461.
Martirologio Romano: En Tours, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Eustoquio, obispo, que, procedente del gremio senatorial, cual varón santo y religioso sucedió a san Bricio de Tours en la sede episcopal.
Obispo que, perteneciente al orden senatorial, cual varón santo y religioso sucedió, en el 444, a san Briccio en la sede Tours. Fundó la iglesia de Yzeures, que todavía se conserva después de sucesivas reconstrucciones.
San Mariano de Evaux. M. 515.
Martirologio Romano: En el territorio de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), san Mariano, eremita, que sólo se alimentaba de manzanas agrestes y a veces de miel, si la encontraba.
Le llamaron Mariano, por su devoción a María. Eremita de Berry. Su vida la narró san Gregorio de Tours en su obra “Gloria de los confesores”. Dice de él que pertenecía a una noble familia de Bourges en Francia, después de imprecisas circunstancias, dejó su mujer y renunció al mundo para consagrase a Dios. Después de vivir seis años en un monasterio, se retiró en un eremo en Berry, viviendo en soledad durante 44 años. Era un hombre ascético, que recibía muchas visitas y sólo aceptaba frutos del campo como don; daba consejos y enseñaba a todos los que iban a verle.
Parece que vivió en Épineuil donde recibió la visita de Tetradio, obispo de Bourges, que consagró su pequeña capilla y lo invitó a hacerse sacerdote. Al final de su vida, se fue a pocos kilómetros de Evaux, donde recibió muchas visitas y un día lo encontraron muerto en el río, debajo de un manzano, hecho que dio origen a una pintoresca leyenda. Fue sepultado en la iglesia de Évaux. Su fiesta se celebra en la diócesis de Bourges el 19 de Agosto y en el Martirologio Romano el 19 de Septiembre.
San Goerico de Metz. M. 647.
Martirologio Romano: En Metz, de Austrasia (hoy Francia), san Goerico o Abbón, obispo, sucesor de san Arnulfo, a quien trasladó con veneración a esta ciudad.
Según su historia legendaria, Goerico se casó y tuvo dos hijas. Recuperó la vista en San Esteban de Metz. Poco después, se unió al clero y fue ordenado de sacerdote por Arnulfo de Metz. En 627, fue nombrado obispo sustituyendo al mismo Arnulfo.
Como obispo, se trasladó las reliquias de su predecesor a la Iglesia de los Apóstoles. También construyó la iglesia de la Gran Basílica de San Pedro y el monasterio de Epinal donde ingresó a sus dos hijas, Precia y Victorina. También fue un amigo personal de Dagoberto I.
Murió en el año 643. De acuerdo con una leyenda análoga a la de san Goar, era ciego y habría recuperado la vista después de una peregrinación a Metz. Su festividad se celebra el 19 de septiembre. En el siglo X, sus reliquias fueron llevadas desde Saint-Symphorien de Epinal. Este traslado se conmemora en el calendario local el 15 de abril.
San Juan de Spoleto. M. 887.
Nació en Spoleto. Creció y fue educado en la escuela episcopal de su ciudad, fue ordenado presbítero y se distinguió por su espíritu de oración, humildad y caridad. Cuando murió el obispo Pedro II fue llamado a sucederle en la cátedra episcopal de Spoleto.
Los sarracenos, aprovechando la ausencia del duque de Spoleto, Guido II, que se encontraba en Francia en cuestiones personales y de Estado, asaltaron la ciudad de Spoleto, robando y dañando notablemente los edificios. El pueblo consiguió salvarse, refugiandose en los alrededores, mientras los invasores se escondieron en los bosques circundantes para asaltar a los viandantes. El arzobispo Juan, unica autoridad que permaneció en la ciudad, consciente del peligro, visitaba a sus fieles dispersos.
El 19 de septiembre del 887, después de celebrar la Misa en una de las basílicas martiriales de la ciudad, mientras regresaba, todavía vestido con las vestiduras sagradas, fue rodeado por los sarracenos que lo alancearon para terminar decapitándolo.
Su cuerpo, venerado en una urna preciosa, reposa en el altar mayor de la basílica de San Pietro extra moenia en Sapoleto y se le invoca contra las enfermedades tumorales y para la concorcordia familiar.
San Lantberto. M. 957.
Obispo de Frisinga. Según la leyenda, en el 937, envolvió en una nieble la zona de la catedral de Frisinga, protegiéndola de este modo de la invasión de los húngaros que destruyeron el resto de la ciudad. Durante su episcopado, Frisinga gozó del derecho de emitir moneda. El nombre de nuestro obispo aparece entre los participantes en un sínodo imperial celebrado en Hamburgo en el 952.
Lantbert es venerado como santo en Baviera y sus reliquias se veneran, desde 1973, en la cripta de la catedral de Frisinga. Es el patrón de dos parroquias en esta diócesis: Milbertshofen-Am Hart en Munich y otra dedicada a él en Lerchenfeld en Frisinga.
San Ciriaco de Buonvicino. M. 1030.
Nació en Buonvicino (Cosenza, Italia). Desde joven fue anacoreta, primero en una gruta junto a Buonvicino, depués fue cenobita en el monasterio griego de Santa María de los Padres junto Trepidone, donde fue abad durante muchos años. En el valle del río Crati, su fama se difundió pronto: muchos se acercaron a la vida monástica, deseosos de vestir “el hábito angélico”, como se llamaba el hábito de los monjes observantes de la regla de san Basilio (basilianos).
Al mismo tiempo su hermana María, fundaba en Romano, pedanía de Buonvicino, un monasterio femenino, que fue muy floreciente.
Fue llamado a Constantinopla por el emperador de Oriente Miguel IV, ya que tenía a su hija poseída por el demonio y que curó el santo abad; el emperador en reconocimiento, le dio amplios privilegios para su monasterio, con donaciones de tierras e iglesias en los territorios de Trigiano y Malvito (Cosenza). Murió en Buonvicino. Fue sepultado en la iglesia de la abadía de Santa María de los Padres, que hoy tiene su nombre. Patrono de Buonvicino.
San Arnulfo de Gap. M. c. 1075.
Martirologio Romano: En Gap, de la Provenza, en Francia, san Arnulfo, obispo, que sufrió mucho para restaurar la vida de la Iglesia.
Nació en Vendôme y fue educado en la abadía benedictina de la Santísima Trinidad de su ciudad natal; recibió el hábito benedictino de manos del abad Oderico, que se lo llevó consigo a Roma. La finalidad de este viaje era doble: obtener para la abadía francesa la confirmación de la cesión de la iglesia romana dedicada a santa Prisca y, obtener para el abad una confirmación del título de cardenal presbítero de Santa Prisca. Durante esta misión las cualidades de Arnulfo no pasaron inadvertidas.
En el 1063 el papa Alejandro II, después de haberle pedido varias veces consejo, le consagró obispo de Gap; diócesis del simoníaco Riperto. Como obispo tal restauró la catedral de su sede y luchó enconadamente para restablecer la disciplina eclesiástica. Se cree que murió en Roma después de una peregrinación. Es el patrón principal de la diócesis de Gap.
Santa María de Cervelló. (1230-1290).
Martirologio Romano: En Barcelona, en la región española de Cataluña, santa María de Cervelló, virgen de la Orden de Santa María de la Merced, llamada popularmente María del Socorro por la ayuda prestada a sus devotos.
Nació en Barcelona en el seno de una familia de la nobleza. Renunció a su alta posición familiar para consagrarse a Dios a los 18 años. Tuvo como director espiritual al mercedario fray Bernardo de Corbera.
Al morir su padre en 1260, se trasladó con su madre a una casa modesta junto al convento de la Merced. En 1265 murió su madre y María destinó los bienes de su familia a la causa de la Orden y vistió el hábito de "beata" como terciaria mercedaria. Así nacía, en 1275, las religiosas de la Merced, fundadas por Isabel Pertí y María Eulalia Pins, y María fue elegida primera general por sus virtudes y santidad. Su nombre lo cambió por el de Santa María del Socorro. Se dedicó, de por vida, a favorecer, según sus posibilidades, a la redención de cautivos y a la vez, ayudaba, curaba y consolaba, a los pobres del hospital de Santa Eulalia. No pisó nunca un barco, y su misión era principalmente la oración para sostener a la rama masculina de la Orden, salvó a sus monjes de más de un naufragio. Murió en Barcelona. Su cuerpo incorrupto se encuentra en la basílica de Nuestra Señora de la Merced en Barcelona.
Francisca Cualladó Baixauli. Beata. (1890-1936).
Martirologio Romano: En Benifayó, en la provincia de Valencia, también en España, beata Francisca Cualladó Baixauli, virgen y mártir, que derramó su sangre por su fe en Cristo en la persecución religiosa.
Nació en Valencia, aunque su familia se trasladó muy pronto al pueblo de Massanassa. Fue una sencilla modista que ayudaba a su madre paralítica y en las actividades de la parroquia, y era miembro de la Acción Católica. Fue Hija de María. Logró la fundación en el pueblo del Sindicato de la Aguja, que aglutinaba a las obreras costureras, y les proporcionaba formación profesional y sentido religioso a sus vidas. Ella impartió en el sindicato corte y confección y atrajó a la vida de piedad a sus alumnas. Visitaba a los enfermos de forma continuada. De su pobreza sacaba recursos para atender a cuantos necesitaban ayuda.
Estimaba mucho el martirio y para ella fue una gracia el que el Señor se lo concediese. Fue arrestada por ser católica. Para que no gritase “¡Viva Cristo Rey!”, sus asesinos le cortaron la lengua antes de fusilarla en Benifayó (Valencia). .
Fue beatificada el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.
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