Martirologio Romano: Conmemoración de los santos Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito este último de Antioquía, que formaron parte de los siete elegidos por la multitud entre los discípulos, por considerarlos llenos de Espíritu y sabiduría, y a los cuales los apóstoles impusieron las manos para que se dedicaran a atender a los pobres.
En Hechos 6,1-6 tenemos un eco, si bien muy débil, de la complejidad de la comunidad primitiva. Nos enteramos, por ejemplo, que había dos grupos, los «hebreos» y los «helenistas». Los primeros eran los judíos que hablaban hebreo y se habían criado en Palestina, los segundos venían de la diaspora, no hablaban hebreo, sino griego, y su cultura era helena.
Para solventar estas «distintas sensibilidades», los Doce -presionados, según el propio relato aclara- deciden instituir una función específica dirigida a «los helenistas». Es verdad que en principio parece que se van a dedicar a funciones prácticas (servir a las mesas, atender a las viudas), distintas de las que cumplen los Doce («la oración y el ministerio de la Palabra»), sin embargo, lo poco que conocemos de la actuación de estos nuevos ministros (“diáconos”) nos indica que ellos también se dedicaron al servicio de la Palabra. La verdad es que sólo lo sabemos por san Esteban y san Felipe, porque de los otros cinco, que son los que celebramos hoy, apenas si se ha conservado el nombre.
Esteban resultó el primer mártir de la Iglesia, y tiene su celebración especial el 26 de Diciembre; Felipe también destacó por su predicación (ver Hechos 8), y se celebra el 11 de Octubre. Lamentablemennte, de los otros cinco, de Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, los Hechos no nos cuentan nada, y las tradiciones posteriores asociadas a sus nombres son muy poco confiables. De san Nicolás, por ejemplo, alguna tradición conservada por san Clemente de Alejandría lo asocia a la herejía de los «Nicolaítas» mencionada en Apocalipsis (cap 2), pero no parece una relación acertada, y está claro que el Martirologio no se hace eco de ella, al inscribirlo en el catálogo de santos. San Prócoro es signado en la leyenda posterior como obispo de Nicomedia y fue martirizado en Antioquía. También se dice que fue discípulo y secretario de Juan Evangelista, quien en Patmos le habría dictado el Apocalipsis, aunque, lo mismo que para Nicolás, son tradiciones más bien espurias. En realidad prácticamente todos tienen alguna leyenda asociada a un supuesto martirio, pero esto no proviene de fuentes históricas sino más bien de cierto consenso antiguo de suponer que si fueron personajes prominentes de la primitiva comunidad debieron morir mártires. La inscripción en esta fecha proviene de los sinaxarios bizantinos.
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