Martirologio Romano: En Milán, santos Nazario y Celso, mártires, sus cuerpos fueron encontrados por san Ambrosio.
Nazario era hijo de padre judío y madre cristiana (la leyenda le hace hijo de santa Perpetua). Huyó durante las persecuciones y predicó el cristianismo en el norte de Italia y en las Galias. Predicó en nombre de Jesucristo. "Los pobres son su prójimo" , decían los del lugar. A lo que él replicaba; "Son más que mi prójimo; son mis hermanos, mis hijos en espíritu" . Y en provecho de ellos vendió sus vastas heredades, vistió el sayal de peregrino y comenzó su misión evangelizadora con los menesterosos, los enfermos y los huérfanos.
Recorrió Florencia y se dirigió a la ciudad de Milán. El gobernador Anolino interrogó a los guardias: "¿Quién es ese hombre que habla sobre la fe de un nazareno llamado Jesús y todos lo siguen?" Dio orden de que lo encarcelaran y al día siguiente se presentó en su celda. Su presencia llevaba un fin: persuadirlo a que adorase a los dioses de Roma.
Como Nazario se negase, fue flagelado y expulsado de Milán. Llevó entonces a la Galia su prédica evangelizadora. Bautizó al joven Celso y viajó con él a Tréveris. En la ciudad de Tréveris ambos realizaron milagros. En compañía de los recién convertidos entonaban cánticos sagrados y en las procesiones pregonaban la paz entre los hermanos y entre los pueblos.
Como en Génova había convertido a numerosas personas, el emperador Diocleciano (y no Nerón) ordenó que se les ahogase a ambos en el mar, pero se salvaron milagrosamente. Al fin fueron decapitados en Milán por orden del juez Anolino. Se dicen que eran originarios de Roma (otras tradiciones dicen que Celso era originario de Cimiez). Sus Actas son poco fiables. San Ambrosio escribió sobre ellos ya que encontró sus cuerpos. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. Los habitantes de Milán reverencian a estos dos santos como a sus dos patronos.
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