(it.: Maria Crocifissa Curcio).
Martirologio Romano: En Santa Marinella, Italia, beata María Crucificada Curcio, virgen y fundadora de la congregación de las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa del Niño Jesús.
Nació en Ispica, Sicilia (Italia), en el seno de una familia de alta alcurnia y profunda cultura. Fue educada, según costumbre de la época, severamente y no se la dejó estudiar, por ser mujer, a niveles superiores, pero nuestra beata, ávida de cultura, leyó todos los libros de la biblioteca familiar y le impresionó mucho la "Vida" de santa Teresa de Jesús, que la llevó a desear ingresar en el Carmelo "para aprender el estudio de las cosas celestes".
En 1890, a los 13 años, obtuvo, no sin dificultad, inscribirse en la Tercera Orden Carmelitana, recientemente reconstituido. Quiso vivir el ideal del Carmelo que uniera el espíritu misionero con su dimensión contemplativa, aunque específicamente apostólico; por ello inició una primera experiencia de vida en común con un grupo de compañeras terciarias, en un pequeño apartamento de la casa paterna, luego se trasladaron a Modica, donde se le confió la dirección del conservatorio "Carmela Polara" para la acogida y la asistencia de chicas huérfanas y necesitadas, en el intento de hacer "mujeres estables, útiles a sí mismas y a la sociedad".
Después de pruebas y tribulaciones no veía reconocida canónicamente su obra. Fue a Roma en 1925 a la canonización de santa Teresa de Lisieux, y acompañada por fray Lorenzo van den Eerenbeemt, carmelita de la antigua observancia, fue a visitar Santa Marinella, en la costa del Lazio, que le impresionó vivamente, por la belleza del lugar y la pobreza de sus habitantes. Con las debidas licencias eclesiásticas, en 1924 se estableció definitivamente en Santa Marianella y fue afiliada a la Orden carmelitana.
En 1930, después de sufrimientos y cruces, pudo fundar las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa del Niño Jesús, dedicadas a la educación y a la asistencia de los pobres ya fuera en Italia como en otros países. Era diabética, y sufrió con entereza su enfermedad que la fue minando, pero que soportó con entereza y a sus hijas les decía: "anhelo tener hijas santas, hijas eucarísticas, hijas que sepan orar". Se ofreció toda su vida para reparar el amor debido a Dios y a María. Murió santamente en Santa Marinella. Fue beatificada el 13 de noviembre de 2005 por SS Benedicto XVI.
Nació en Ispica, Sicilia (Italia), en el seno de una familia de alta alcurnia y profunda cultura. Fue educada, según costumbre de la época, severamente y no se la dejó estudiar, por ser mujer, a niveles superiores, pero nuestra beata, ávida de cultura, leyó todos los libros de la biblioteca familiar y le impresionó mucho la "Vida" de santa Teresa de Jesús, que la llevó a desear ingresar en el Carmelo "para aprender el estudio de las cosas celestes".
En 1890, a los 13 años, obtuvo, no sin dificultad, inscribirse en la Tercera Orden Carmelitana, recientemente reconstituido. Quiso vivir el ideal del Carmelo que uniera el espíritu misionero con su dimensión contemplativa, aunque específicamente apostólico; por ello inició una primera experiencia de vida en común con un grupo de compañeras terciarias, en un pequeño apartamento de la casa paterna, luego se trasladaron a Modica, donde se le confió la dirección del conservatorio "Carmela Polara" para la acogida y la asistencia de chicas huérfanas y necesitadas, en el intento de hacer "mujeres estables, útiles a sí mismas y a la sociedad".
Después de pruebas y tribulaciones no veía reconocida canónicamente su obra. Fue a Roma en 1925 a la canonización de santa Teresa de Lisieux, y acompañada por fray Lorenzo van den Eerenbeemt, carmelita de la antigua observancia, fue a visitar Santa Marinella, en la costa del Lazio, que le impresionó vivamente, por la belleza del lugar y la pobreza de sus habitantes. Con las debidas licencias eclesiásticas, en 1924 se estableció definitivamente en Santa Marianella y fue afiliada a la Orden carmelitana.
En 1930, después de sufrimientos y cruces, pudo fundar las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa del Niño Jesús, dedicadas a la educación y a la asistencia de los pobres ya fuera en Italia como en otros países. Era diabética, y sufrió con entereza su enfermedad que la fue minando, pero que soportó con entereza y a sus hijas les decía: "anhelo tener hijas santas, hijas eucarísticas, hijas que sepan orar". Se ofreció toda su vida para reparar el amor debido a Dios y a María. Murió santamente en Santa Marinella. Fue beatificada el 13 de noviembre de 2005 por SS Benedicto XVI.
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