El acrecentará. Añadido. Crecimiento.
Martirologio Romano: En el lugar de Zapotlanejo, en México, san José Isabel Flores Varela, presbítero, mártir durante la gran persecución contra la religión en aquel país.
Nació en Santa María de la Paz o San Juan Bautista de Teúl de González Ortega, Zacatecas, (Méjico). Ingresó en seminario de Guadalajara y fue ordenado en 1896. De 1896 a 1899 estuvo adscrito a la parroquia de Teocaltiche con residencia en la congregación de Belén del Refugio. Pasó luego a la parroquia de Zapotlanejo, como capellán en Matatlán (Guadalajara-Méjico). Durante 26 años derramó la caridad de su ministerio en esa capellanía. Fomentó las devociones al Corazón de Jesús y a María y diversas asociaciones cristianas, combatió el alcoholismo y restauró el templo de su capellanía.
Su acción pastoral se caracterizó por la bondad, la responsabilidad y la entrega a todos, sin distinción de clase. Se cuenta que teniendo un día dolor grave de muelas, hizo caso omiso de su salud, y se fue a atender a un enfermo. Cuando quiso poner remedio a su mal, ya era tarde: tenía una infección, que fue necesario operar y le tuvieron que amputar una parte del maxilar.
Al comenzar la persecución se ocultó en el rancho de Colimilla, donde celebraba misa. Un antiguo compañero a quién el padre Flores había protegido le denunció ante las autoridades; fue arrestado y llevado al antiguo curato de Zapotlanejo, convertido en cuartel y allí le animaron a renunciar a su conciencia y reconocer las leyes de control sobre la Iglesia, pero él contestó: "Antes morir que fallarle a Dios". Lo llevaron al cementerio de la población y quisieron ahorcarlo, y comenzaron a subirlo y bajarlo por su inexperiencia en ahorcar. Entonces sacaron las armas con intención de dispararle, pero el padre Flores dijo: “Si le he administrado el sacramento a alguno, no me mate porque se mancharía”. Entonces uno de los soldados se negó a disparar porque había sido bautizado por él. Mataron al joven y luego, al intentar matarlo se les encasquillaron las armas, entonces el comandante Anastasio Valdivia le degolló con un machete. Está enterrado en el cementerio de Matatlán. Fue canonizado por SS Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000.
Nació en Santa María de la Paz o San Juan Bautista de Teúl de González Ortega, Zacatecas, (Méjico). Ingresó en seminario de Guadalajara y fue ordenado en 1896. De 1896 a 1899 estuvo adscrito a la parroquia de Teocaltiche con residencia en la congregación de Belén del Refugio. Pasó luego a la parroquia de Zapotlanejo, como capellán en Matatlán (Guadalajara-Méjico). Durante 26 años derramó la caridad de su ministerio en esa capellanía. Fomentó las devociones al Corazón de Jesús y a María y diversas asociaciones cristianas, combatió el alcoholismo y restauró el templo de su capellanía.
Su acción pastoral se caracterizó por la bondad, la responsabilidad y la entrega a todos, sin distinción de clase. Se cuenta que teniendo un día dolor grave de muelas, hizo caso omiso de su salud, y se fue a atender a un enfermo. Cuando quiso poner remedio a su mal, ya era tarde: tenía una infección, que fue necesario operar y le tuvieron que amputar una parte del maxilar.
Al comenzar la persecución se ocultó en el rancho de Colimilla, donde celebraba misa. Un antiguo compañero a quién el padre Flores había protegido le denunció ante las autoridades; fue arrestado y llevado al antiguo curato de Zapotlanejo, convertido en cuartel y allí le animaron a renunciar a su conciencia y reconocer las leyes de control sobre la Iglesia, pero él contestó: "Antes morir que fallarle a Dios". Lo llevaron al cementerio de la población y quisieron ahorcarlo, y comenzaron a subirlo y bajarlo por su inexperiencia en ahorcar. Entonces sacaron las armas con intención de dispararle, pero el padre Flores dijo: “Si le he administrado el sacramento a alguno, no me mate porque se mancharía”. Entonces uno de los soldados se negó a disparar porque había sido bautizado por él. Mataron al joven y luego, al intentar matarlo se les encasquillaron las armas, entonces el comandante Anastasio Valdivia le degolló con un machete. Está enterrado en el cementerio de Matatlán. Fue canonizado por SS Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000.
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