26 de junio de 2015

Beato ANDRÉS JACINTO LONGHIN. (1863 - 1936).

(it.: Andrea Giacinto Longhin).
Varoníl. Varón, viril, hombre valiente.

Martirologio RomanoEn Treviso, en Italia, beato Andrés Jacinto Longhin, obispo, que en las dificultades de la guerra acudió generoso a las necesidades de los prófugos y cautivos, y, en medio de la agitación de su tiempo, con singular solicitud defendió los derechos de los obreros, los agricultores y de todos los necesitados.


Nació en Fiumicello di Campodarsego, Padua, en el seno de una familia de campesinos pobres y muy religiosos. A los 16 años ingresó en el noviciado de los capuchinos, con el nombre de Andrés de Campodarsego. Después de realizar sus estudios humanísticos en Padua y los teológicos en Venecia, fue ordenado sacerdote en 1886. 
Durante 18 años desempeñó los cargos de director espiritual y profesor de los religiosos jóvenes, mostrándose guía seguro y maestro sabio. En 1902 fue elegido ministro provincial de los capuchinos de Venecia, cuyo patriarca, el futuro san Pío X, lo comprometió en la predicación y en múltiples ministerios dentro de la diócesis. 
En 1904 fue nombrado obispo de Treviso. Durante su gobierno realizó visitas pastorales, un sínodo diocesano, reformó el seminario diocesano... Cuando estalló la I Guerra Mundial, la ciudad fue bombardeada, pero el obispo permaneció en su puesto, y quiso que sus sacerdotes también se quedasen para atender a los fieles. Impulsó la asistencia a los soldados, a los enfermos y a los pobres. En los años duros de la reconstrucción material y espiritual, realizó su segunda visita pastoral. En medio de graves tensiones sociales predicó la justicia y la paz. De 1926 a 1934 realizó su tercera visita pastoral y el papa Pío XI le nombró visitador apostólico, primero en Padua, luego en Údine, para devolver la paz a esas diócesis afectadas por el enfrentamiento del clero con el obispo. 
Su obra de reforma le procuró muchos sufrimientos, tanto de parte del clero que no estaba dispuesto a seguirlo, como de muchos laicos. Sufrió la oposición del fascismo que prefirió vengarse en los sacerdotes y en los laicos organizados causándole un dolor más profundo que si lo hubieran herido a él. Nunca cedió ni a la violencia ni a los halagos. Dios quiso purificarlo con una enfermedad que lo privó progresivamente de las facultades mentales y que sobrellevó con extraordinaria fe y abandono en la Providencia. Murió en Padua con fama de santidad. Fue beatificado por san Juan Pablo II el 20 de octubre de 2002.

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