2 de mayo de 2015

San ATANASIO DE ALEJANDRÍA. (c.296 - 373). Doctor de la Iglesia.

Inmortal.


Martirologio RomanoMemoria de san Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia, el cual, preclaro por su santidad y doctrina, en Alejandría de Egipto defendió con valentía la fe católica desde el tiempo del emperador Constantino hasta Valente, por lo cual tuvo que soportar numerosas asechanzas por parte de los arrianos y ser desterrado en varias ocasiones. Finalmente, regresó a la Iglesia que se le había confiado, donde, después de haber luchado y sufrido mucho con heróica paciencia, descansó en la paz de Cristo en el cuadragésimo sexto aniversario de su ordenación episcopal.


Natural de Alejandría, al tiempo que comenzaba una cruenta persecución contra los cristianos de su ciudad. Se retiró al desierto donde fue discípulo de san Antonio Abad. Probablemente fue durante su estancia en el desierto cuando compuso su obra en dos partes: "Contra los paganos" y "Sobre la Encarnación del Verbo"
Siendo un joven diácono, acompañó a su obispo, san Alejandro, al Concilio de Nicea (325), donde contribuyó a que se condenaran las doctrinas de Arrio. San Frumencio lo ordenó presbítero. Al regreso del Concilio de Nicea (328) fue nombrado Patriarca de Alejandría, que la gobernó durante 40 años, dedicando su vida y sus escritos a la lucha contra el arrianismo, el cisma meleciano y a defender el monacato; en uno de sus viajes al desierto conoció a san Pacomio. Fue perseguido por los arrianos que hicieron circular toda suerte de calumnias contra nuestro santo y que obligó al emperador Constantino  a convocar el concilio de Tiro (335), en el que no pudo defenderse; junto con san Serapión “el Escolástico”, sufrió cinco destierros: en Tréveris (336), aunque el emperador no se atrevió a nombrar a un sustituto en la sede alejandrina, con los cual pudo dirigir su diócesis desde el destierro. En el año 337, murió Constantino en Roma, su sucesor Constantino II permitió a Atanasio regresar a su sede.
Su regreso a Alejandría provocó tantos alborotos entre ortodoxos, arrianos y melecianos que tuvo que irse a Roma (339-346), invitado por el papa san Julio I, que le confirmó como Patriarca de Alejandría, en Roma difundió el monacato cenobita y eremítico. Muerto Constantino II, le sucedió su hermano Constante, que decidió convocar el concilio de Sárdica (Sofía en Bulgaria), donde se confirmó la ortodoxia de Atanasio y su jurisdicción episcopal en Alejandría; después de no pocas vicisitudes regresó a su sede, donde intentó organizar la el patriarcado. Escribió "Carta sobre los decretos del Concilio de Nicea" y "Sobre una palabra de Dionisio". Consagró como primer obispo de Etiopía a san Frumencio. En el 351 murió asesinado su valedor el emperador Constante, y se ocupó del imperio el filoarriano Constancio. Que convocó tres concilios para deshacerse de Atanasio, todo el episcopado, excepto: los santos, el papa Liberio, Paulino de Tréveris, Eusebio de Vercelli, Lucifer de Cagliari, Dionisio de Milán, Hilario de Poitiers y Rodanio de Toulouse, todos fueron desterrados de sus sedes por su apoyo a nuestro santo
Durante su tercer destierro, en el 356, se refugió en la Tebaida, y a ello debemos su "Vida de San Antonio", "Apología", "Historia de los arrianos". Se convocaron los concilios de Rímini y Seleucia en el 359 que alentaron alguna esperanza a la ortodoxia, pero resultaron un fracaso tras el concilio de Constantinopla del 360, y que desde el destierro, Atanasio se opuso en "Carta sobre los sínodos de Rímini y Selucia" y en su "Encíclica a los obispos de Egipto y Libia". Murió el emperador Constancio y le sucedió Juliano, que decretó la vuelta de los obispos desterrados. Regresó a Alejandría donde intentó promover la fe de Nicea y la divinidad del Espíritu Santo, para ello escribió "Tomo a los antioqueños"
Juliano el Apóstata le envió otra vez al desierto (262-363) y por cuatro meses en el 363, ya que Juliano murió pronto, le sucedió el emperador Joviano que intentó la unión entre Anastasio y san Melecio pero por culpa de los malos consejeros no pudo haber acuerdo. Murió Joviano y le sucedió el filoarriano Constancio que  lo desterró de nuevo
Será el último destierro -de nuevo en el desierto- en 365-366. Casi todo el orbe político se había conjurado contra él. Defendió con heroísmo la fe católica desde el tiempo de Constantino hasta Valente. En medio de tantos peligros y tantas discusiones, aun tuvo tiempo de ocuparse de evangelizar Abisinia y las mismas gentes que convivían en sus lugares de destierro. Dejó un recuerdo inolvidable de pastor docto y santo al que guió su inalterable fe en Jesucristo, hijo de Dios. Una de sus características más atractivas fue su inexorable humorismo, que a veces se demostró un arma mortal contra sus adversarios. También escribió: "Exposición de la fe"
Entre las conocidas calumnias de sus enemigos está la que aseguraron que Atanasio había asesinado al desaparecido obispo Arsenio, habiendo hecho uso sacrílego de la mano del asesinado para practicar la nigromancia. Como prueba de ello mostraron una mano reseca. El emperador Constantino convocó un concilio en Tiro, para investigar las acusaciones. En  primer lugar se presentó una mujer que declaró haber sido violada por Atanasio. Entonces se levantó el archidiácono Timoteo y se dirigió a la mujer y exclamó: ”Cómo, ¿soy yo entonces ese que ha cometido contigo todos estos actos de perversión?”. La mujer asintió pues no conocía a Atanasio y así se demostró su inocencia. Además, se presentó el propio obispo Arsenio, que se había escondido de los arrianos y Atanasio, levantando las dos manos del supuesto asesinado preguntó. “ffffffff ¿A quien pertenece ahora la tercera mano?”. A pesar de todo, la asamblea lo condenó porque le acusaron de destrozar los cálices de los arrianos. Una de sus características más atractivas fue su inexorable humorismo, que a menudo se demostró un arma mortal contra sus adversarios; es famosa la estratagema que usó una ocasión: remontaba el Nilo una noche, cuando notó que le seguían. Era la galera de la policía imperial. "¿Habéis visto a Atanasio?, preguntaron. Precisamente, dijo él fingiendo la voz, camina río adelante, remad fuerte". La nave cruzó ligera. Atanasio viró la suya y así escapó al peligro.
Purificado por tantas pruebas y después de haber pagado también sus excesos de intransigencia en pro de la ortodoxia, murió en su sede de Alejandría de Egipto. En la iglesia oriental está considerado como uno de los cuatro grandes Jerarcas. MEMORIA OBLIGATORIA. 

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