San Quodvultdeus de Cartago. M. c. 450.
La gracia de Dios.
Martirologio Romano: En Nápoles, en la Campania, sepultura de san Quodvultdeus, obispo de Cartago, que fue desterrado junto con su clero por el rey arriano Genserico, y abandonados en el mar, en naves viejas y sin remos ni velas, contra toda esperanza llegaron a Nápoles, dónde murió como confesor de la fe.
Fue amigo y discípulo de san Agustín de Hipona. Obispo de Cartago (hacia el 437). Al tomar Genserico dicha ciudad (438), se negó a hacerse arriano como le exigió el rey de los vándalos Genserico. Quodvultdeus tuvo que abandonarla, fue exiliado por el rey de los vándalos. Obligado a entrar con un buen número de sus clérigos en naves viejas, fueron dejados a merced del viento, hasta que providencialmente arribaron a las costas de Campania. Continuó su ministerio en Nápoles y luchó contra el pelagianismo. Murió en Nápoles, no pudiendo regresar al Africa por causa de los arrianos.
Se le atribuyen, según los críticos, 12 sermones que se encuentran bajo el nombre de Agustín: tres “De symbolo”, dos “De tempore barbarico”, dos “De accedentibus ad gratiam”, “Adversus quinque haereses”, “De cataclismo”, “De ultima quarta feria”, “De tantito novo”, “Contra fudeos”. El “De promissionibus et praedictionibus Dei”, que figura entre las obras de san Próspero de Aquitania, es también de Quodvultdeus.
No hay que confundirlo con el diácono Quodvultdeus que envió dos cartas a san Agustín.
Santos Monjes y compañeros de Palestina. M. 509.
panorámica de Scitópolis |
Martirologio Romano: Conmemoración de los santos monjes y de los otros mártires que en Palestina por la fe en Cristo fueron ejecutados cruelmente por los sarracenos guiados por Mundhir III.
En el 509 algunas tribus sarracenas bajo el dominio persa de Alamanduro, Alamondir o Mundir III invadieron Palestina y martirizaron a los eremitas que encontraron, por odio hacia Roma y hacia el cristianismo.
Había en el desierto algunas importantes "lauras" monásticas, como la de san Sabas, famosa por vivir allí, en aquella época, san Juan Hesicasta. Es precisamente en unos años en que el santo se había retirado al desierto, que los sarracenos entraron al monasterio y arrollando todo a su paso, mataron a los monjes.
Imposible saber más detalles del hecho, como el número de monjes o la duración de las incursiones, ya que se nos cuenta como narración accesoria dentro de las vidas de san Juan Hesicasta, de san Sabas y de san Eutimio, por el monje Cirilo de Escitópolis, que si bien no fue testigo directo de los hechos, está muy cercano en el tiempo, ya que escribió estas obras apenas unos cincuenta años más tarde.
San Barbado de Benevento. (c.612 - 682).
(Barbato, Barbas).
Barbudo.
Martirologio Romano: Cerca de Benevento, en la Campania, san Barbado, obispo, del que se cuenta que convirtió a los longobardos junto con su caudillo.
Había nacido en la pedanía de Vandano del ayuntamiento de Cerreto (Italia), en el seno de una modesta familia. Estudió en Benevento y joven sacerdote, se había distinguido por la seriedad y pureza de sus costumbres, afirmándose sobre todo como predicador, en el cuidado de las almas del pueblo de Morcone. Fue injustamente calumniado, justamente en aquella pureza moral que el cuidaba tanto; por ello fue llamado a Benevento donde prosiguió su labor de predicador, dedicado en luchar contra la superstición y la idolatría imperantes.
Su misión consistió en convertir al cristianismo a los lombardos (pueblo bárbaro que había establecido su ducado independiente dentro de esta ciudad), para ello tuvo que ejercer de profeta, cuyos vaticinios se fueron cumpliendo y así fue haciendo mella en el ánimo de los invasores. Fue nombrado obispo de Benevento, cuando la ciudad era asediada por Constante II de Bizancio. El duque Romualdo de Benevento solicitó su ayuda, que se la dio animando a los ciudadanos a la resistencia; cuando vencieron los lombardos, el duque y su casa dejaron sus costumbres paganas y se adhirieron fielmente al cristianismo. Como obispo acudió como a los concilios de Roma (680) y Constantinopla. Está enterrado en la catedral de Benevento.
San Mansueto de Milán. M. c. 690.
Manso, domesticado.
Martirologio Romano: En Milán, de Lombardía, san Mansueto, obispo, que luchó firmemente contra la herejía de los monoteletas.
Natural de Roma. Obispo de Milán hacia el 670. Combatió la herejía monotelita que decía que en Jesús había una sola voluntad. Para ello convocó el concilio de Milán, y después asistió al concilio de Roma, proclamado por el papa san Agatón en el 680, donde la herejía fue condenada. Escribió libros contra el monotelismo.
Catedral de St. Saveaur Vabres-Abbey |
San Jorge de Vabres. M. 877.
Labrador.
Martirologio Romano: En el monasterio de Vabres, en la región de Rodez, en Aquitania, san Jorge, monje.
Monje en la abadía de Vabres, en la diócesis de Rodez (Francia). Según la tradición fue obispo de Lodève, pero este dato no es cierto, ya que el Martirologio señala la fiesta del obispo de Lodève el 9 de noviembre. Tiene culto local.
Principe de paz.
Natural de Suabia, era descendiente la antigua nobleza suaba. Monje benedictino en Einsiedeln en Suiza, cuando era abad Benito de Einsiedeln. En el 1066, fue enviado con doce compañeros a restablecer la disciplina de la abadía de Hirsau y su reconstrucción emprendida por la condesa Wiltrudis de Calw, tal como era el deseo del papa san León IX, tío del conde Adalberto de Calw. Federico fue nombrado abad en 1066, pero algunos monjes le calumniaron, a causa de su disciplina ante la regla monástica y, en el 1069, fue depuesto por el conde Adelberto de Calw, dueño de Hirsau, que lo metió en la cárcel. Federico no se defendió, agradeció a Dios sus padecimientos y sufrió en silencio su condena. Federico se retiró el abad Udalrico de Lorsch, le ofreció una celda en el convento de Ebersberg, junto a Heidelberg, y allí murió asistido por el abad Ulrico de Lorsch que sabía las injusticias cometidas contra él.
Santa Lucía Yi Zhenmei. (1813-1862).
Luz. Luminosa, nacida con la primera luz.
Martirologio Romano: En la aldea de Kaiyang, cerca de Mianyang, en la provincia china de Sichuan, santa Lucía Yi Zhenmei, virgen y mártir, que fue condenada a ser degollada por confesar su fe católica.
Nació en Szechwan, China, en el seno de una familia cristiana, cuyo padre se había convertido al cristianismo. A los 12 años hizo voto de virginidad perpetua, lo que le llevó a evitar las distintas propuestas de matrimonio a riesgo de que la consideraran tonta. Trabajó como maestra y catequista. Pasó algún tiempo con las religiosas y quiso profesar en la congregación, pero su mala salud se lo impidió. Una calumnia, creída por la superiora, la apartó del convento y tuvo que volver con su familia. El obispo de Kweichow la llamó para que trabajara como catequista y colaboradora en los diferentes puestos de misión a las órdenes de san Juan Pedro Néel. Realizó una gran tarea.
Arrestada, se mantuvo firme en su fe a pesar de las presiones de un pretendiente para que salvara su vida. Fue decapitada en Kuy-tszheu, por confesar su fe en Cristo. Fue canonizada por san Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000.
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