(Fulgencio de Écija).
Que resplandece, brillante. Martirologio Romano: En la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética (hoy España), san Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó su tratado "De los oficios eclesiásticos".
Nació en Cartagena; su padre Severiano, era un prefecto de las milicias romanas, la madre, Teodora, era de una noble estirpe de los godos y sus hermanos fueron todos santos: Leandro, Isidoro y Florentina. Toda la familia se trasladó a Sevilla.
Fulgencio estudió teología e hizo grandes progresos en el campo de las lenguas clásicas y orientales y contribuyó eficazmente a la conversión de los visigodos arrianos; pero el rey Leovigildo inició una fuerte persecución contra los católicos y Fulgencio salió desterrado de Sevilla y fue a Cartagena. Desde allí escribió cartas de ánimo a los cristianos que estaban perseguidos y al mismo tiempo formó en la fe al hijo del rey, san Hermenegildo.
Cuando Recaredo subió al trono y abrazó la fe católica en el III Concilio de Toledo (589), Fulgencio volvió a Sevilla, de cuya iglesia era canónigo desde hacía varios años. Pronto le enviaron de nuevo a Cartagena para ayudar al obispo. Luego le mandaron de obispo a Ecija (610), donde se distinguió por sus dotes de pacificador, por la entrega absoluta a su grey como buen y solícito pastor, por su celo infatigable en todas las causas justas y nobles, "por su palabra de fuego, que encendía los corazones más fríos y era como espada de dos filos que atravesaba las almas", dice su biógrafo.
Cuando Recaredo subió al trono y abrazó la fe católica en el III Concilio de Toledo (589), Fulgencio volvió a Sevilla, de cuya iglesia era canónigo desde hacía varios años. Pronto le enviaron de nuevo a Cartagena para ayudar al obispo. Luego le mandaron de obispo a Ecija (610), donde se distinguió por sus dotes de pacificador, por la entrega absoluta a su grey como buen y solícito pastor, por su celo infatigable en todas las causas justas y nobles, "por su palabra de fuego, que encendía los corazones más fríos y era como espada de dos filos que atravesaba las almas", dice su biógrafo.
Pasó el tiempo y fue nombrado obispo de Cartagena. En una época en que los obispos solían residir poco en sus diócesis -fallo al que tuvo que poner coto el Concilio de Trento-, Fulgencio cumplió siempre con su oficio de pastor y nunca se ausentó de sus sedes. Tampoco descansó su pluma, siempre al servicio de la ortodoxia. De ella salieron los "Comentarios de la Escritura", tres libros de "Mitología", y el "De Fide". A su muerte acudieron los obispos san Braulio de Zaragoza y san Laureano de Sevilla. Fue una de las más importante figuras de la iglesia española de su época. Patrón de la diócesis de Cartagena-Murcia. La diócesis de Cartagena y la de Plasencia celebran su festividad el 16 de Enero. Tiene culto local.
No hay comentarios:
Publicar un comentario