Santos Cosconio, Zenón y Melanipo. s. III.
Nicea (hoy Iznik) |
Zenón: De mucho vigor. Divino. Sacerdote.
Melanipo. Caballo negro.
Martirologio Romano: En Nicea de Bitinia, hoy Turquía, santos Cosconio, Zenón y Melanipo, mártires.
Los Bolandistas (Acta SS. Ianuarii, I, Venezia 1734, p. 997) inscriben en el 15 de enero a estos mártires pertenecientes a la Iglesia egipcia. En realidad se trata de tres mártires que vivieron antes de las persecuciones del emperador Diocleciano.
El Martirologio Siriaco del s. IV hace memoria: el 19 de enero en Nicea de Cosconio, Zenón, Melanipo (Meliufos) entre los mártires de la antiguedad; el 23 de febrero en Asia, entre los antiguos mátires, Policarpo obispo y Arato, y Coconio, Melanipo (Melanuhfôs) y Zenón; el 2 de septiembre en Nicomedia (= Nicea) Afitarkin y Cosconio, Zenón y Melanipo.
La memoria pasa al Martirologio Jeronimiano que los inscribe el 19 de enero y anticipa su recuerdo el 18 y el 15 de enero: «Niceae Cosconi Zenonis Melanippi». De esta última nota, funesta por los errores de transcripción topográfica «in Aegypto» (cuando tiene que referirse a otro lugar), nació la recensión bolandista.
San Volusiano de Tours. M. c. 496.
(Volustiano. fr.: Volusien de Tours).
Patronímico de Volusius.
Martirologio Romano: Cerca de Foix, en la Galia Narbonese (hoy Francia), tránsito de san Volusiano, obispo de Tours, que, tras ser capturado por los godos, entregó su espíritu en el destierro.
Senador de Tours, se casó con una mujer bizca y con un carácter terrible, a la que soportó con paciencia. Fue elegido obispo de la ciudad, pero al poco tiempo fue expulsado de su sede por los visigodos arrianos de Alarico y murió en el exilio en Toulouse.
La leyenda dice que mientras marchaba al destierro a tierras españolas, cuando llegaron a Foix, los soldados que le custodiaban le cortaron la cabeza.
Beata Beatriz de Este de Ferrara. (c.1230 - c.1262).
(Beatriz II de Este).
Que hace feliz. Beata. Viajera.
Martirologio Romano: En la ciudad de Ferrara, en la Emilia (hoy Italia), beata Beatriz de Este, monja, que al morir su esposo, y renunciando a las obligaciones seculares, se consagró a Dios bajo la Regla de san Benito, en el monasterio que ella misma había fundado.
Sobrina de la beata Beatriz del Este I. Hija de Azzo IX, marqués de Este y señor de Ferrara, y de Juana de Puglia. Nació en Ferrara. A pesar de su ideal por la vida religiosa, obedeció a sus padres y aceptó el matrimonio con Galeazzo Manfredi, pero éste murió en una batalla contra el emperador Federico II, el mismo día que se debían celebrar los esponsales. Cuando regresó a Ferrara, Beatriz pudo ingresar en la vida religiosa en la isleta de San Lázaro, al oeste de la ciudad, con algunas damiselas de la Corte, recibiendo el hábito benedictino de manos del obispo Juan. Como creciera el número de las religiosas, obtuvo del papa Inocencio IV el permiso para trasladarse al monasterio de Santo Stefano della Rotta (1257). Vivió santamente y fue sepultada en este monasterio, y su sepulcro fue meta de peregrinaciones.
Se decía que de su sepulcro, durante un cierto periodo del año, surgía un líquido oleoso y perfumado. En 1774, fue confirmado el culto por Clemente XIV, que había existido siempre en Ferrara.
Beatas Felicitas Pricet, Mónica Pichery, Carlota Lucas y Victoria Gusteau. M. 1794.
Martirologio Romano: En Avrillé en Angers, Francia, beatas Felicitas Pricet, Mónica Pichery, Carlota Lucas y Victoria Gusteau, mártires, que, mientras se recrudecía la revolución francesa, fueron fusiladas por odio a la fe cristiana.
Estas cuatro mujeres laicas murieron por la fe cristiana en Avrillé en Angers (Francia) durante la época del Terror de la Revolución Francesa.
Felicitas Pricet, laica, campesina, nacida en Cha'tillon, Francia, hacia el 1746. Mónica Pichery, laica, comerciante, nacida en Chalonnes-sur-Loire, Francia, en 1762. Carlota Lucas, laica, maestra, nacida en Chalonnes-sur-Loire, en 1752, muerta en Avrille', Francia, el 18 de enero de 1794. Victoria Gusteau, laica, campesina, nacida en Chatillon, Francia, hacia el 1746. Fueron beatificadas por san Juan Pablo II el 19 de febrero de 1984.
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