Martirologio Romano: Memoria de santa Lucía, virgen y mártir, que custodió, mientras vivió, la lámpara encendida para ir al encuentro del Esposo y, en Siracusa en Sicilia fue conducida a la muerte por Cristo, mereció acceder con Él a las bodas del cielo y de poseer la luz que no conoce el atardecer.
Nació en Siracusa en el seno de una familia acaudalada y su madre, sin contar con ella, concertó su matrimonio. Mártir en Siracusa, durante la persecución de Diocleciano, otros autores dicen que en la de Galerio. Según su pasión, en una peregrinación a la tumba de santa Águeda, patrona de Catania, junto con su madre enferma, llamada Eutiquia, recibió de la santa, que se le apareció en sueños, la promesa de que el Señor glorificaría su ciudad de Siracusa, lo mismo que los había sido la de Catania, en vista del amor virginal de Lucía.
Su madre curó milagrosamente y Lucía obtuvo el permiso materno para destinar el patrimonio familiar, que le correspondía como dote nupcial, a la asistencia de los pobres; esto provocó la venganza de su prometido abandonado, que la hizo arrastrar ante el juez Pascasiano o Pascasio para ser sometida a una violación. Pero no lo consiguió por virtud del Espíritu Santo ("Si me haces violentar contra mi voluntad, mi castidad me proporcionará una doble corona"), que la hizo tan pesada que no hubo manera de moverla; después de otras torturas, Lucía, herida en la garganta y pese a tenerla destrozada, siguió rezando y predicando al pueblo que asistía al martirio, muriendo sólo después de haber recibido el viático: "Yo, humilde esclava, no he hecho otra cosa que ofrecer sacrificios al Dios vivo; como ya no me queda nada, me ofrezco a mi misma". Pascasio, acusado de malversación, fue llevado a Roma y ajusticiado.
Fue tan grande su veneración, que se la hizo patrona de los ciegos, aunque ella nunca fue ciega, porque según la leyenda, para hacerla desistir de su fe, la llevaron a un prostíbulo para que viera lo que allí se hacía, y milagrosamente, durante su permanencia en este lugar, se quedó temporalmente ciega. Su nombre fue incluido en la “Plegaria Eucarística” del Canon de la Misa, junto con Inés, Cecilia, Anastasia, Perpetua, Felicidad y Águeda. Dante en la “Divina Comedia” la colocó al lado del Precursor, en uno de los puestos más avanzados del Paraíso. Patrona de Siracusa. MEMORIA OBLIGATORIA.
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