Martirologio Romano: En Neustria septentrional, san Judoco, presbítero y eremita, quien, siendo hijo de Jutael, rey de Armórica, y hermano de san Judicael, para no ser obligado a suceder a su padre abandonó la patria y se dedicó a la vida eremítica.
Nació en la actual Bretaña francesa y era el segundo hijo de Judhaël rey de Domnonea y hermano de san Judicael de Bretaña; su padre le mandó estudiar entre los monjes de Lan-Mae-Imon en Dinan. Cuando se hizo adulto, después de renunciar a la corona que le ofrecía su hermano san Judicael, tras su abdicación, marchó hacia Roma, en el 636 o 637, con un grupo de 11 peregrinos. Apenas había atraversado el pequeño río del Cousnon, que separa Bretaña de Normandía. Judoco pidió a sus compañeros que lo tonsuraran para demostrar claramente su pertenencia definitiva a Dios.
Después de detenerse en Avranches, después en Chartres, los doce peregrinos llegaron a París, donde pasaron algunos días. Desde allí en vez de tomar el camino directamente hacia Italia, subieron hacia el norte, hicieron una parada en Amiens, hasta que llegaron a un lugar llamado Villa San Pedro, que se debe identificar con Dompierre-sur-Authie, cerca de Crécy (Somme). Fueron acogidos por Aimonio, duque de Ponthieu, que se hizo amigo de Judoco, hasta el punto de no quererlo dejar marchar cuando los otros peregrinos se pusieron en camino y, solicitó al obispo de Amiens que lo ordenara sacerdote, y así lo tuvo junto a sí como su capellán.
Después de siete años, Judoco rogó a Amonio que lo dejara libre y le indicara un lugar tranquilo donde pudiera vivir como eremita. El duque lo guió a un lugar llamado Brahic. Como muchos eremitas Judoco cambió muchas veces de lugar de retiró: después de ocho años se estableció en Runiac, donde construyó una capilla dedicada a san Martín. Trece años después se retiró a un lugar donde se levantará la abadía de Villiers-Saint-Josse, y donde construyó dos pequeños oratorios de madera, en honor a san Pedro y san Pablo. Parece, porque no tenemos noticias seguras, que realizó su peregrinación a Roma. Terminó sus días como ermitaño en Ponthieu.
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