El episcopado de Pelino está encuadrado en el momento cultural del siglo septimo, en los años que precedieron inmediatamente la destrucción lombarda de Brindisi en el 674. Esta tradición es más veraz respecto a aquella que situaba su episcopado en el siglo IV.
Pelino era un monje basilio formado en Durazzo, se trasladó a Brindisi junto con los sirios Gorgonio y Sebastio y con su discípulo Cipro, porque no se adhirieron al edicto dogmático querido por el emperador bizantino Constante en el 648. Durante el siguiente año el pontífice san Martín I excomulgó a los autores de la nueva herejía; del papa, por esto, fue arrestado, deportado a Constantinopla y exiliado al Quersoneso en Crimea donde murió entre el 655 y el 656. Hubo una gran oposición al edicto dogmático en Oriente; san Máximo el Confesor, el mayor entre los teólogos de este periodo, fue exiliado a Lacia, y ejecutado en el 662.
Pelino, con sus compañeros, como fueran defensores de la ortodoxía, y en Brindisi, los obispos eran confirmados por Roma, pensaban encontrar asilo seguro. El obispo Proculo lo designó como su sucesor en el episcopado. Cuando murió Proculo, con cerca de cuarenta años, le sucedió como obispo de Brindisi y desde el primer momento se mostró firme e intrasigente ante los funcionarios imperiales, que lo alejaron de su cátedra episcopal.
Fue deportado a Corfinio, donde fue condenado a muerte y ejecutado probablemente en el 662, junt con Sebastio y Gorgonio, bibliotecarios, es decir archivistas, de la sede episcopal de Brindisi. De aquí le viene el culto que se le atribuyó en los Abruzzos y se le proclamó patrón de la diócesis de Valva-Sulmona.
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