Martirologio Romano: En York, también en Inglaterra, beato Ricardo Langley, mártir, que bajo el reinado de la misma Isabel I fue condenado a la pena capital y ahorcado, por haber hospedado a sacerdotes.
Noble de Grimthorpe (Yorkshire). Tenía tierras también en Rathorpe y en Ousethorpe. Estaba casado con Joan Beaumont de Mirfield y tenía cuatro hijas y un hijo. Era también un católico fervoroso que puso su casa y sus bienes al servicio de los misioneros católicos, apoyandolos y escondiendolos. Esto pudo hacerlo durante un año, hasta que un falso católico lo denunció. Hospedaba en su casa a dos sacerdotes en su casa de Grimthorpe, mientras él residía en la de Ousethorpe. Los detuvieron a todos.
Fue detenido en el castillo de York, donde por su bondad, serenidad y buen humor, se granjeó el afecto de los carceleros. Los recuerdos que hablan de él dicen que era un alma grande, de notable piedad, gran crédito social, respetado de todos por su honestidad, sabiduría y sobriedad, bien cualificado en toda virtud. Llevado a juicio, al entrar en la sala, un grupo de protestantes lo insultó, pero él se dirigió al P. Cerowe que estaba allí y le pidió la bendición. Declaró no arrepentirse de haber alojado a los sacerdotes, por ser mensajeros de Dios, y más bien lamentaba no haber podido hospedar a más. Dijo también que daba gracias a Dios por concederle morir por una causa tan buena.
Su familia y su hermano Tomás hicieron por él cuanto pudieron, pero no pudieron evitar que fuese ahorcado y descuartizado en York, acusado de traición. Cuando era llevado a la muerte mostraba tanta alegría que llegó al patíbulo antes que el propio sheriff. Una vez ahorcado, destripado y descuartizado, y pese a que lo reclamaban sus amigos, su cuerpo fue echado al fondo de una fosa y encima echaron los de varios ladrones ejecutados. Su hija Isabel murió en la cárcel por la fe, y decía que veía a su padre junto a ella. Fue beatificado el 15 de diciembre de 1929 por el papa Pío XI.
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