
Nació en Haydock en el seno de una familia de pequeños propietarios que no aceptaron la religión protestante. Sus padres sufrieron mucho por ser católicos, y él mismo conservaba desde niño el recuerdo de una noche en que tuvo que huir en ropa de dormir, cuando los perseguidores llevaron a sus padres a la cárcel de Lancaster. Ingresó en 1605 en el Colegio de Douai, pero la mala salud le obligó a interrumpir los estudios. Sin embargo, fue ordenado sacerdote en 1612. En 1613 regresó a Inglaterra, donde se dispuso a cumplir con entereza y decisión su vocación misionera. Trabajó en Lancaster y celebraba la misa (en un altar que aún se conserva, procedente de la casa de la familia Burgess en Bolton-le-Sands); sobresalió por su «fervor, entusiasmo y gran discresión».
Capturado, posiblemente en 1622, fue llevado ante Bridgeman, obispo protestante de Chester, y mantuvo con él y sus ministros una animada discusión. Recuperó su libertad e ingresó en 1623 a los Jesuitas, e hizo el noviciado en la Misión, retirándose a Essex para un retiro espiritual. Fue traicionado por falsos hermanos, y juzgado en Lancaster en 1628, y fue encontrado culpable de alta traición por ser sacerdote jesuita y un «seductor religioso»- Su compañero de prisión, el san Juan Southworth, después también mártir, lo absolvió antes de que el santo fuera ahorcado y descuartizado, durante el reinado de Carlos I, en Lancaster.
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