Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, beato Juan (Francisco) Marinoni, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares, vulgo Teatinos, el cual, junto con san Cayetano, se entregó a la reforma del clero y a la salvación de las almas, e instituyó un Monte de Piedad para ayudar a los pobres.
Francisco de Marinoni nació en Venecia, en el seno de una familia oriunda de Bérgamo. De pequeño fue acólito de la colegiata veneciana de San Pantaleón, y tuvo como maestro a Giovanni del Bene. Estudió en la universidad de Padua, donde decidió su vocación sacerdotal. Ordenado sacerdote, en 1525, fue nombrado sacristán de la basílica de San Marcos y pocos años después, fue nombrado por el dux Lorendán canónigo de la catedral de San Marcos.
Cuando, huyendo del Sacco de Roma (1527), los teatinos establecieron en Venecia la segunda casa de la Orden, Marinoni conoció a san Cayetano de Thiene, que fundó allí el Hospital de Incurables, obra en la que colaboró estrechamente, así que fue nombrado capellán del mismo en 1526.
En el 1530, renunció a la canonjía para unirse a san Cayetano y fundar los Teatinos, aunque continuó como sacerdote secular hasta que ingresó en la Orden, cambiándo su nombre por el de Juan. Recibió el hábito teatino de manos de san Cayetano.
Plegándose a los deseos de Clemente VII, los teatinos decidieron aceptar, en agosto de 1545, la fundación de una casa en Nápoles, y comisionaron para llevarla a término a Cayetano y Marinoni. Fue un predicador con el don de la ubicuidad; sus sermones trataban exclusivamente de Cristo crucificado. Un judío se convirtió al cristianismo al ver su fe. En trienios sucesivos se turnaron ambos en el gobierno de la Comunidad napolitana, para compartir después la gloria del mismo sepulcro. Características de Marinoni fueron su acendrada devoción a la Pasión de Cristo y su dedicación constante a la dirección espiritual de las almas. Fundó con san Cayetano de Thiene los "Montes de Piedad" para liberar de la miseria a los pobres y marginados, institución que dió origen al actual Banco de Nápoles.
En su escuela se formaron san Andrés Avelino, el beato Pablo Burali y Jaime Tormo, a los que transmitió con fidelidad la herencia espiritual del fundador, san Cayetano. En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales. Rechazó la oferta de ser arzobispo de Nápoles. Murió en la misma Casa de San Pablo de la que había sido cinco veces prepósito.
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