Nacido el día del Señor.
Martirologio Romano: En la región de Castilla, en España, en la localidad posteriormente designada con su nombre, santo Domingo de la Calzada, presbítero, que construyó puentes y caminos para uso de los peregrinos jacobeos y, movido por su inmensa piedad, edificó también un hospital de peregrinos, provisto de salas destinadas a socorrerlos.
Sobre el lugar del nacimiento de Domingo García, no se sabe nada, mientras unos dicen que era vasco, otros de Vilora, en Burgos, otros aseguran que nació en Italia y que allí vendió todo su patrimonio y se lo dio a los pobres y partió para España donde se instaló. Se sabe que cambió varias veces de apellido y que de ser Domingo García, pasó a ser Domingo de La Rioja; era un pastor por las márgenes del Ebro en la Rioja, y que cuando hacia el 1050, decidió hacerse monje benedictino le rechazaron en dos monasterios, en Santa María de Valvanera y en San Millán. Se retiró entonces a las soledades de la Bureba para vivir como ermitaño, hasta que conoció a san Gregorio de Ostia del que fue discípulo y paje y le confirmó en su vocación, además de ordenarle presbítero. Murió san Gregorio en Logroño, y entonces Domingo se quedó en La Rioja en el paso de peregrinos que iban a Santiago de Compostela. Hay que destacar que era un simple laico, que no tenía patrimonio ninguno, aunque parece que en los monasterios aprendió a ser constructor.
Llegaban los peregrinos de Francia, por Pamplona, Estella, Logroño, Nájera. Al pasar adelante, se encontraban en medio del camino sin amparo ni guía. Lo decía un viejo cantar: "Vos que andáis a Santiago, mire vostra mercé, non ay puentes nin posadas nin cosa para comer". Domingo concibió entonces que un servicio resultaba necesario: mejorar los caminos, preparar albergues.
Nuestro santo no ahorró esfuerzos para facilitar el paso a los romeros, movido únicamente por su deseo de ayudar a los peregrinos. Construyó primero una ermita dedicada a Santa María, desde la que exploraba el horizonte para acudir en ayuda de cualquier hermano en apuros. Edificó después un albergue para peregrinos enfermos, en el que hizo de albañil, enfermero y hospedero; arregló la vieja calzada romana. Luego buscó recursos y levantó el famoso puente sobre el Oja, que todavía subsiste después de diez siglos. Más tarde taló montes y construyó una "calzada", que llegará a ser su apellido. Se le agregaron muchos y empezó a nacer la ciudad de Santo Domingo de la Calzada. San Juan de Ortega y santo Domingo de Silos, que lo conocieron, atestiguaron las múltiples obras de caridad llevadas a cabo durante más de sesenta años por este benefactor de la humanidad. Se le atribuyen varios milagros como el del peregrino falsamente acusado y sostenido en el patíbulo, y el de los pollos resucitados, que atestiguaron la inocencia del peregrino. Murió a los 90 años.
Sobre el lugar del nacimiento de Domingo García, no se sabe nada, mientras unos dicen que era vasco, otros de Vilora, en Burgos, otros aseguran que nació en Italia y que allí vendió todo su patrimonio y se lo dio a los pobres y partió para España donde se instaló. Se sabe que cambió varias veces de apellido y que de ser Domingo García, pasó a ser Domingo de La Rioja; era un pastor por las márgenes del Ebro en la Rioja, y que cuando hacia el 1050, decidió hacerse monje benedictino le rechazaron en dos monasterios, en Santa María de Valvanera y en San Millán. Se retiró entonces a las soledades de la Bureba para vivir como ermitaño, hasta que conoció a san Gregorio de Ostia del que fue discípulo y paje y le confirmó en su vocación, además de ordenarle presbítero. Murió san Gregorio en Logroño, y entonces Domingo se quedó en La Rioja en el paso de peregrinos que iban a Santiago de Compostela. Hay que destacar que era un simple laico, que no tenía patrimonio ninguno, aunque parece que en los monasterios aprendió a ser constructor.
Llegaban los peregrinos de Francia, por Pamplona, Estella, Logroño, Nájera. Al pasar adelante, se encontraban en medio del camino sin amparo ni guía. Lo decía un viejo cantar: "Vos que andáis a Santiago, mire vostra mercé, non ay puentes nin posadas nin cosa para comer". Domingo concibió entonces que un servicio resultaba necesario: mejorar los caminos, preparar albergues.
Nuestro santo no ahorró esfuerzos para facilitar el paso a los romeros, movido únicamente por su deseo de ayudar a los peregrinos. Construyó primero una ermita dedicada a Santa María, desde la que exploraba el horizonte para acudir en ayuda de cualquier hermano en apuros. Edificó después un albergue para peregrinos enfermos, en el que hizo de albañil, enfermero y hospedero; arregló la vieja calzada romana. Luego buscó recursos y levantó el famoso puente sobre el Oja, que todavía subsiste después de diez siglos. Más tarde taló montes y construyó una "calzada", que llegará a ser su apellido. Se le agregaron muchos y empezó a nacer la ciudad de Santo Domingo de la Calzada. San Juan de Ortega y santo Domingo de Silos, que lo conocieron, atestiguaron las múltiples obras de caridad llevadas a cabo durante más de sesenta años por este benefactor de la humanidad. Se le atribuyen varios milagros como el del peregrino falsamente acusado y sostenido en el patíbulo, y el de los pollos resucitados, que atestiguaron la inocencia del peregrino. Murió a los 90 años.
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