Dorada, rubia
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Domitila, mártir, que, sobrina del cónsul Flavio Clemente, durante la persecución desencadenada bajo el emperador Domiciano, acusada de haber renegado de los dioses paganos, por su testimonio de fe en Cristo fue deportada, junto con otros cristianos, a la isla de Ponza, en donde consumó un prolongado martirio.
Después de la persecución de Nerón contra los cristianos, la Iglesia vivió una temporada de paz con los emperadores Galba, Otón, Vitelio y los primeros Flavios: Vespasiano y Tito. Al amparo de este viento favorable, prosperó la conversión al cristianismo de muchas personas de las clases altas y de la aristocracia romana. Entre las familias consulares que abrazaron el cristianismo, estaban los Flavios, estrechamente emparentados con los emperadores. Flavia Domitila era una sobrina de los emperadores Domiciano y Tito, era hija de santa Plautila que era hermana de san Flavio Clemente, patricio romano que detentaba el cargo de cónsul; ambos se hicieron cristianos. Según otro relato, Flavia Domitilia estaría casada con Flavio Clemente.
Al subir al poder del imperio, Domiciano, asustado por el auge que tenían los cristianos decretó una persecución contra ellos, acusándolos de ateísmo y de atentar contra las leyes de la República. Por lo cual Flavio Clemente fue condenado a muerte y Flavia Domitila, deportada a la isla Pandataria, y otros relatos dice que en Ponza en el Lacio, para después morir mártir en Terracina con sus hermanas adoptivas santas Eufrosina y Teodora.
Según la leyenda, la virgen Domitila, prometida de un joven pagano llamado Aureliano, tenía como esclavos a santos Nereo y Aquiles, convertidos por el apóstol san Pedro. Estos esclavos, en su celo por proteger a su señora, se empeñaron en hacerle ver la supremacía de la virginidad sobre el matrimonio, y la incongruencia de que aceptase casarse con un pagano. Convencieron a la joven, y el papa san Clemente, sobrino del cónsul Clemente, impuso a Domitila el velo de la vírgenes. En la realidad, Nereo y Aquiles fueron martirizados doscientos años después.
Aureliano, el pretendiente, furioso por sus frustrados amores, consiguió de Domiciano que Domitila fuera desterrada a la isla de Ponza, a la que se marchó acompañada con sus dos esclavos. Aureliano, que no renunciaba a Domitila, se dirigió a la isla, y al no poder conseguir la ayuda de Nereo y Aquiles, por muchas promesas que les hizo, los desterró a Terracina. Aureliano no cejó en su esperanza de ganarse a Domitila, y preparó una estratagema: envió junto a Domitila a sus dos amigas, Teodora y Eufrosina, que iban a casarse con los santos Sulpicio y Serviliano. Pero Domitila las convenció de las excelencias de la virginidad, y sus dos pretendientes renunciaron a ellas e incluso se convirtieron al cristianismo. Aureliano murió desesperado después de una bacanal de dos noches, en la que intentó olvidar la derrota.
Sulpicio, Serviliano, Nereo, Aquiles, Teodora y Eufrosina murieron junto a Domitila, dando su vida por su fe. Los hagiógrafos no se ponen de acuerdo si ha habido dos santas Flavia Domitila, o es una sola.
Después de la persecución de Nerón contra los cristianos, la Iglesia vivió una temporada de paz con los emperadores Galba, Otón, Vitelio y los primeros Flavios: Vespasiano y Tito. Al amparo de este viento favorable, prosperó la conversión al cristianismo de muchas personas de las clases altas y de la aristocracia romana. Entre las familias consulares que abrazaron el cristianismo, estaban los Flavios, estrechamente emparentados con los emperadores. Flavia Domitila era una sobrina de los emperadores Domiciano y Tito, era hija de santa Plautila que era hermana de san Flavio Clemente, patricio romano que detentaba el cargo de cónsul; ambos se hicieron cristianos. Según otro relato, Flavia Domitilia estaría casada con Flavio Clemente.
Al subir al poder del imperio, Domiciano, asustado por el auge que tenían los cristianos decretó una persecución contra ellos, acusándolos de ateísmo y de atentar contra las leyes de la República. Por lo cual Flavio Clemente fue condenado a muerte y Flavia Domitila, deportada a la isla Pandataria, y otros relatos dice que en Ponza en el Lacio, para después morir mártir en Terracina con sus hermanas adoptivas santas Eufrosina y Teodora.
Según la leyenda, la virgen Domitila, prometida de un joven pagano llamado Aureliano, tenía como esclavos a santos Nereo y Aquiles, convertidos por el apóstol san Pedro. Estos esclavos, en su celo por proteger a su señora, se empeñaron en hacerle ver la supremacía de la virginidad sobre el matrimonio, y la incongruencia de que aceptase casarse con un pagano. Convencieron a la joven, y el papa san Clemente, sobrino del cónsul Clemente, impuso a Domitila el velo de la vírgenes. En la realidad, Nereo y Aquiles fueron martirizados doscientos años después.
Aureliano, el pretendiente, furioso por sus frustrados amores, consiguió de Domiciano que Domitila fuera desterrada a la isla de Ponza, a la que se marchó acompañada con sus dos esclavos. Aureliano, que no renunciaba a Domitila, se dirigió a la isla, y al no poder conseguir la ayuda de Nereo y Aquiles, por muchas promesas que les hizo, los desterró a Terracina. Aureliano no cejó en su esperanza de ganarse a Domitila, y preparó una estratagema: envió junto a Domitila a sus dos amigas, Teodora y Eufrosina, que iban a casarse con los santos Sulpicio y Serviliano. Pero Domitila las convenció de las excelencias de la virginidad, y sus dos pretendientes renunciaron a ellas e incluso se convirtieron al cristianismo. Aureliano murió desesperado después de una bacanal de dos noches, en la que intentó olvidar la derrota.
Sulpicio, Serviliano, Nereo, Aquiles, Teodora y Eufrosina murieron junto a Domitila, dando su vida por su fe. Los hagiógrafos no se ponen de acuerdo si ha habido dos santas Flavia Domitila, o es una sola.
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