7 de noviembre de 2014

San WILLIBRORDO DE UTRECHT. (658-739).


Martirologio Romano: En Echternach en Austria, en el territorio de la actual Luxemburgo, deposición de san Willibrordo, que, de origen inglesa, ordenado obispo de Utrecht por el papa san Sergio I, predicó el Evangelio entre las poblaciones de Holanda y de Dinamarca y fundó sedes episcopales y monasterios, hasta que, enfermo por las fatigas y de avanzada edad, se durmió en el Señor en un cenobio fundado por él


Natural de Northumbría. Cuando su padre, Wilgils, noble anglosajón, se quedó viudo, ofreció a su hijo Willlibrordo al monasterio benedictino de Ripon, entonces gobernado por el abad san Wilfrido. Fue su preceptor san Ceolfrido. El pequeño oblato creció en un ambiente de santidad y cultura. Fueron sus maestros los santos: Engelmondo, Egberto y Wilfrido de quiénes aprendió los dos ideales que fueron el norte de su vida: la fidelidad a Roma y las ansias misioneras. A los quince años ratificó libremente, con su profesión monástica, la propia donación a Dios hecha por su padre.
 Después de los conflictos de Wilfrido con el rey, Willibrordó, marchó a Irlanda, Egberto, le acogió paternalmente en su monasterio de Rathmelsigi; le acompañó san Wigberto. Egberto y el cenobio de Rathmelsigi debieron de imprimir en el alma de Wilibrordo una huella duradera durante los doce años que permaneció allí estudiando Teología. Fue ordenado presbítero en el 688.
 Dos años después (690), con 12 monjes más, fue a evangelizar Europa central. Willibrordo y sus compañeros, pues, debían trabajar en terreno prácticamente virgen, logran grandes éxitos de converiónes, con la ayuda del papa san Sergio I y de Pipino II. Pero aquellos monjes eran valientes y emprendedores. Les impulsaba al amor de Cristo, confiaban plenamente en Dios. Frisia había sido constituida en iglesia sujeta inmediatamente a la Sede romana.
 Pipino II regaló al arzobispo de los frisones el ruinoso castrum romano de Utrecht, donde surgió muy pronto la basílica del Salvador, la escuela y la residencia del arzobispo y sus clérigos. Utrecht, fue, pues, el centro de la nueva diócesis. Pero quiso, además, Willibrordo, conforme al método benedictino que le trajo al continente europeo, fundar un monasterio destinado a servir de base a la acción misionera. La abadía se presentaba como el tipo concreto de la vida religiosa y social, y los monjes la señalaban como ejemplo a los que pretendían convertir al cristianismo. El monasterio de san Willibrordo y de la misión de Frisia fue Echternach (tierras cedidas por santa Irmina), situado prudentemente en Luxemburgo, es decir, en territorio franco, lejos de los riesgos de la vanguardia misionera. Cada dos años iba regularmente Wilibrordo a pasar unos meses de reposo y recogimiento en su querida abadía, su residencia favorita.
 Entretanto se revelaban las bellas cualidades del arzobispo de los frisones. Era, según testimonio de san Bonifacio, varón "de gran santidad y de austeridad maravillosa", pero bueno y paternal para los otros. Verdad es que intentó evangelizar la Frisia del Norte y hasta estuvo en Dinamarca movido por el mismo impulso misionero; pero pronto comprendió que era empresa prematura y regresó a su campo de acción. 
 Pero cuando los frisones se alzaron contra los francos, él y sus monjes tuvieron que replegarse. Evangelizó también Holanda, Zelanda y los Países Bajos. Dejó como sucesor en su misión a  Bonifacio. Murió en el monasterio de Echternach. Las últimas noticias que de él poseemos nos las proporciona san Beda el Venerable en 734. Willibrordo -dice-"inflige todos los días derrotas al diablo; a pesar de su ancianidad combate todavía, pero el viejo luchador suspira por la recompensa eterna".

San HIERÓN y compañeros. M. c. 300.


Martirologio Romano: En Melitene en la antigua Armenia, santos Hierón y muchísimos de sus compañeros, mártires

San Hierón
Es un grupo de 33 capadocios martirizados en Melitene  durante la persecución de Diocleciano. Según la leyenda creada en el siglo VII: los romanos en el 296 fueron derrotados por los persas y los emperadores Diocleciano y Maximiano quisieron que se reclutaran nuevos soldados para recomponer el ejército. Un funcionario imperial Agricolao, fue enviado a Capadocia para enrolar a la fuerza a todos los cristianos que no quisieran renunciar a su fe, pero al saber la noticia, todos los hombres válidos huyeron de la ciudad; Agricolao conocedor de la existencia de un viñador de nombre Hierón, envió a sus hombres para enrolarlo, pero él, dotado de una fuerza excepcional, se defendió bien y los soldados huyeron.
En un segundo intento los soldados lo sitiaron dentro de una gruta, donde se había refugiado con otros 32 compañeros, todo resultó en vano. Al final su hermano le convenció desistir y así Hierón y sus amigos se enrolaron en el ejército imperial y fueron enviados a Melitene en Armenia. Aquí Hierón tuvo un sueño en el que un anciano misterioso, lo animó a permanecer firme en la fe, porque le esperaba el martirio; advirtió de esto a sus compañeros cristianos y todos se propusieron no participar en el solemne sacrificio a los dioses, en el programa del día siguiente y en el que debían estar presentes todos los reclutas.
El relato está ambientado durante el Edicto de persecución imperial del 303 contra los cristianos... cada uno de los reclutas cristianos fueron interrogados por el Prefecto Lisias que intentó persuadirlos con lisonjas y amenazas, suplicios y latigazos; uno de ellos Víctor no resistió y renunció huyendo junto a otro; a Hierón le fue amputada la mano con la que había golpeado a los soldados romanos.
Al final los 31 arrestados fueron decapitados, estos eran sus nombres: Hierón, Mamantes, Nicandro, Esiquio, Baraco, Maximiano, Calínico, Atanasio, Teodoro, Ducecio, Eugenio, Teófilo, Valerio, Teódoto, Calímaco, Santico, Hilario, Gigancio, Longinos, Temelio, Eutiquio, Diodato, Castricio, Teógenes, Nicón, Teódulo, Bostriquio, Doroteo, Claudiano, Epifanio y Aniceto.

San CUNGARO. (c.470 - 520).


Martirologio Romano: En el lugar después llamado Congresbury, en Inglaterra, san Cungaro, abad, bretón de origen, con cuyo nombre se honran muchas poblaciones e iglesias.

Se cree que era nieto de san Geraint II, rey de Dumnonia (Suroeste de Inglaterra). Probablemente procedía de Llanwngar, cerca de St. David's en Gales. Por una revelación de un ángel se estableció en Congresbury en Somerset, donde vivió en soledad y ascesis, imitando a san Pablo de Tebas y a san Antonio abad. 
Con el tiempo se le unieron muchos discípulos y fundó, en el 530, para ellos un monasterio del que fue su abad. Fue famoso por sus dones taumatúrgicos. El monasterio se convirtió en un centro floreciente. Sin embargo nuestro santo anhelaba la soledad y regresó a su Gales natal, donde siguiendo las instrucciones de un ángel y con la ayuda de un rey local se estableció en una montaña en Glamorgan. 
En los últimos años de su vida, se le unió su sobrino san Cybi. Juntos se fueron al sur de Gales y se dirigieron al monasterio de san Endeo en la isla de Aran, en la costa de Irlanda. Después se trasladaron a la península de Lleyn en el norte de Gales, y luego a la isla de Anglesey, en la ermita de san Cybi en Caer Gybi. Se dice que peregrinó a Jerusalén donde murió. La tradición bretona dice que murió en el camino de regreso en Gran Bretaña en Morbihan. Su cuerpo reposa en Congresbury. Muchos pueblos e iglesias llevan su nombre. 

San HERCULANO DE PERUGIA. M. c. 549.


Martirologio Romano: En Perugia, de la Umbría, san Herculano, obispo y mártir, que, por orden de Totila, rey de los godos, fue decapitado.

Obispo de Perugia. Parece ser que Totila rey de los godos, que sitiaba la ciudad, le hizo prisionero y le dijo a su lugarteniente que desollase vivo a Herculano, cortándole una tira desde la cabeza hasta el talón, al negarse el subalterno;  decapitó al obispo y una vez muerto, le fue arrancada la piel. El cuerpo del mártir fue arrojado en las afueras de la ciudad. Los cristianos se apresuraron a sepultar el cadáver junto con la cabeza.
San Gregorio Magno afirma que, cuando lo desenterraron para trasladarlo a la iglesia de San Pedro, cuarenta días después, la cabeza estaba unida al tronco como si nunca hubiese sido cortada.
Sobre el santo que nos ocupa, se tiene el dato cierto de que un joven que buscó refugio en Perugia, cuando todos tomaron Tifernum (Cita di Castello), recibió allí la ordenación sacerdotal de manos de Herculano. Posteriormente, aquel sacerdote fue el obispo de Tifernum y fue canonizado como san Florencio.
Los habitantes de Perugia veneran también a otro san Herculano obispo de dicha ciudad. Según se dice, era un sirio que había ido a Roma, de donde fue enviado a evangelizar Perugia. Ahí murió martirizado. Probablemente los dos Herculanos se identifican. Patrón de Perugia. 

San ERNESTO. M. 1148.


Nació en Steisslingen, Alemania. Barón de Steisslingen, que renunció al mundo y abrazó la vida religiosa. Abad benedictino de la  abadía de Zwiefalten, que da al lago de Constanza, en la región de Wurttemberg. Lo eligieron abad durante cinco años (1141-1146) para dirigir humana y espiritualmente a 70 religiosos, 130 hermanos conversos y 72 monjas. Cuenta la leyenda que ya era abad dimisionario (parece ser que dimitió por las dificultades que encontró para regir el monasterio a causa de las luchas internas entre los monjes), cuando acompañó, con el oficio de limosnero, a la II Cruzada para liberar Jerusalén, comandada por el emperador Conrado III. Predica en Persia y Arabia; pero cayó prisionero y fue martirizado. Cuando se despidió de sus hermanos religiosos, les dijo: “Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de Cristo”.
Sus predicciones se cumplieron; fue torturado y muere en La Meca. De su martirio no sabemos prácticamente nada, y posiblemente haya desaparecido en una de las expediciones en 1148. A menudo se le confunde con su homónimo preboste de Neresheim, que formó parte en la I Cruzada.

San ENGELBERTO DE COLONIA. (c.1186 - 1225).


Martirologio Romano: En Colonia, de Lotaringia, en Germania, san Engelberto, obispo, que por defender la justicia y libertad de la Iglesia, yendo de camino fue asaltado por unos sicarios, que le hirieron hasta causarle la muerte.

Nació en Berry. Era hijo de Engelberto, conde de Berg, y como tal recibió el beneficio, no canónico, de un título eclesiástico, (preboste de San Jorge y San Severino de Colonia, canónigo de Santa María de Aquisgrán, y en 1203 preboste de la catedral); apenas terminados sus estudios eclesiásticos, se fue a presidir su cargo de preboste de Colonia. Tanto la diócesis como el Imperio andaban divididos. Su primo Adolfo, arzobispo de Colonia, se adhirió al partido de Felipe de Suabia, abandonando el de Otón de Sajonia, lo que le atrajo las iras del papa Inocencio III que lo depuso y con él a sus seguidores, entre ellos Engelberto, siendo también ambos excomulgados (1206).
 En 1208 se sometió a los deseos del Papa y fue repuesto en su cargo y renunció a su porvenir por servir a Cristo en el sacerdocio. En 1212 tomó parte en la cruzada contra los albigenses. Fue elegido arzobispo de Colonia (1216) cuando se adhirió al partido de Federico II. Tuvo que defender a su grey, mantuvo la disciplina del clero, promovió la vida monástica y cultural y, en 1220, fue nombrado tutor de Enrique VII y primer ministro del Imperio, con cargo de regente de Alemania, ya que al morir su hermano, heredó el condado de Berg. Mientras defendió pacíficamente los derechos del monasterio femenino de Essende, fue asesinado por los sicarios enviados por su primo Felipe de Issenburg, cuando iba a dedicar la iglesia parroquial de Schelm, en las afueras del pueblo, acabaron a lanzazos con él y por esto se le venera como mártir. Su “Vita” fue escrita por Cesario de Heisterbach en 1230 y está plagada de milagros.  
En la actualidad, no se le tributa culto de mártir, pero se mantiene su inscripción como santo en el Martirologio Romano, a pesar de que, en realidad, nunca fue canonizado (en su época ya había nacido el procedimiento de canonización de los santos, si bien se estaba afirmándose, por lo que hay otros santos del mismo tiempo que tampoco fueron canonizados). En 1618 el arzobispo Fernando de Colonia instituye oficialmente la fiesta litúrgica del santo el día 7 de noviembre, y eso puede considerarse como una confirmación, si bien local, del culto, aunque debe notarse que esto, en sí nada anormal, debería bastar para proclamarlo sólo como beato.

Beato ANTONIO BALDINUCCI. (1665-1717).


Martirologio Romano: En la aldea de Pofi, en el Lacio, beato Antonio Baldinucci, presbítero de la Compañía de Jesús, totalmente dedicado a la predicación de misiones populares.

Antonio nació en Florencia. Era el quinto hijo de Catalina Scolari y Felipe Baldinucci. Su padre, que era pintor y escritor, se restableció de una enfermedad, gracias a la intercesión de san Antonio de Padua, y prometió que consagraría a Dios a su próximo hijo. Su padre lo educó desde un principio para el sacerdocio. Los Baldinucci habitaban en la misma casa de la Via degli Angeli, en Florencia, donde san Luis Gonzaga había vivido un tiempo cuando niño y, el recuerdo de este santo ejerció una influencia profunda en Antonio.
Era bajito de estatura, a los dieciséis años, pidió la admisión en la Compañía de Jesús, cosa que le fue concedida, a pesar de que su salud no era muy robusta. Antonio hubiese querido ir a misionar a las Indias, pero sus superiores le dedicaron a la enseñanza de los jóvenes y a la predicación en las cofradías, primero en Terni y después en Roma. Como sufriese de fuertes jaquecas, sus superiores le enviaron de nuevo a Florencia y, después, a varios colegios situados en el campo. La salud de Antonio empezó a mejorar y comenzó a predicar con gran éxito.
A los treinta años recibió la ordenación sacerdotal. Cuando terminó el año de su tercera probación, se ofreció nuevamente para las misiones de las Indias, pero sus superiores no accedieron, sino que le enviaron a trabajar a Viterbo y Frascati. Ahí pasó el beato los treinta años que le quedaban de vida, trabajando sobre todo entre los pobres e instruyendo al pueblo. Era incansable y sus métodos de predicación eran muy poco convencionales. Uno de sus típicos consejos decía: "De todo aquello que nos sucede, coged lo bueno. Dejar lo malo... Vivir con un corazón grande y libre de toda estrechez... No pensad en todos los males posibles, sino en aquellos que tienen necesidad de un remedio inmediato". 
Para atraer a las gentes, empleaba métodos muy llamativos. En efecto, solía organizar imponentes procesiones, desde diversos sitios hacia el centro de la ciudad, que era donde predicaba, con los penitentes que llevaban coronas de espinas y se disciplinaban. El beato predicaba a menudo con una cruz sobre los hombros o cargado de cadenas y movía a compasión al pueblo al aplicarse feroces disciplinas en las calles. Una vez que había conseguido impresionar a las gentes y hacerse oír, empleaba métodos más ordinarios. A fin de guardar el orden entre las multitudes que acudían a oírle, solía organizar un cuerpo de guardias, escogidos generalmente entre aquellos que llevaban una vida notoriamente licenciosa, con lo cual se los ganaba y conseguía que oyesen sus consejos. Por regla general, la misión terminaba con la quema pública de barajas, dados, imágenes obscenas y otros objetos que fuesen ocasión de pecado. El juego, las venganzas violentas y el libertinaje, estaban a la orden del día pero el celo del Padre Antonio lograba conversiones duraderas y le movía a dejar organizadas buenas obras.
Aunque predicaba constantemente misiones, con el trabajo que ello supone, tuvo tiempo para escribir numerosos sermones e instrucciones, por no hablar de su amplia correspondencia. Rara vez dormía más de tres horas y lo hacía siempre sobre un lecho de tablas. Ayunaba tres días por semana. En vista de su prodigiosa actividad, el papa Clemente XI le dispensó de la recitación del breviario, pero el beato jamás hizo uso de esa dispensa. En veinte años, predicó 448 misiones en trece diócesis de los Abruzos y de la Romaña. En 1708, fue a predicar la cuaresma en Liorna, por orden del duque Cosme III. Llegó descalzo, vestido con una vieja sotana y con su equipaje sobre los hombros. Los nobles no asistieron al principio sus sermones, pero el beato acabó por ganárselos, y desde entonces, predicó siempre durante la cuaresma en alguna de las ciudades más importantes de la región. 
El año 1776 Italia se vio asolada por un hambre terrible, y el beato Antonio trabajó incansablemente por socorrer a los necesitados. Aunque apenas tenía algo más que cincuenta años, estaba consumido por la fatiga y con dificultad pudo soportar aquel esfuerzo. Murió en Pofi (Italia). Fue beatificado por León XIII en 1893.

Santos JACINTO CASTAÑEDA PUCHASONS y VICENTE LE OUANG LIEM. M. 1773.


Martirologio Romano: En la ciudad de Ket Cho en Tonkín, hoy Vietnam, santos Jacinto Castañeda y Vicente Le Ouang Liem, sacerdotes de la Orden de Predicadores y mártires, que coronaron con la efusión de su sangre por el Evangelio bajo el régimen de Tri Sam

Jacinto nació en Játiva (Valencia) en 1743. Profesó en la Orden de Predicadores en 1759, en el convento de Santo Domingo de su ciudad; se formó en las ciencias sagradas en la universidad de Orihuela. Su ilusión era ser misionero y morir mártir por la fe.
En 1761, se embarcó para Filipinas, llegó a Manila, después de dos años de navegación y un naufragio. En 1763 continuó sus estudios teológicos en la universidad de Santo Tomás de Aquino en Manila. En 1764, fue ordenado presbítero en Cebú, y lo destinaron a las misiones de China, junto con José Lavilla, donde fue detenido y conducido a la cárcel de Fogén. En 1769 fue desterrado de China, y regresó a Macao. En 1770, marchó al Vietnam, donde aprendió la lengua del país. En 1773 fue capturado cuando administraba los sacramentos, enjaulado y conducido a la cárcel de Hung-yen, donde coincidió con Vicente Le Ouang Liem. 
Fueron liberados porque el mandarín los consideró “personas honradas y mortificarlos no conduciría a destruir la religión cristiana”. Después de un tiempo de bonanza, siguieron predicando el Evangelio, hasta que fueron detenidos de nuevo y en unas jaulas fueron llevados a Hanoi. Como fray Jacinto hablaba con soltura la lengua del país, lo consideraron un literato. El rey dispuso que se celebrara una polémica interreligiosa: frente a los dos dominicos había un budista, un confucionista y un taoísta. Su éxito fue manifiesto, hasta uno de los príncipes asistentes tuvo que admitir que la religión cristiana superaba a las otras. La reina madre ordenó su muerte, porque fray Jacinto le había dicho que sólo se salvaban los que estaban unidos a Cristo. Fue degollado en Hanoi, junto con el dominico Vicente Le Ouang Liem. A la misma hora que tenía lugar el martirio, la madre de Jacinto tocó las campanas de la colegiata de Játiva, con el presentimiento de que algo le estaba ocurriendo a su hijo. Están sepultados en la iglesia de Tru-Linh. 

Vicente nació en Thong-dong, Vietnam en 1731. Miembro de una noble familia vietnamita, ingresó en la “Casa de Dios” para prepararse para el sacerdocio, y fue enviado a Manila, donde estudió con los dominicos en el colegio de San Juan de Letrán y en la universidad de Santo Tomás, a expensas de la Corona de España. Ingresó en la Orden de Predicadores, y tomó el nombre de Vicente Liem de la Paz. Fue ordenado presbítero.
En 1759 fue destinado a Tonkin para evangelizar a sus paisanos. Fue detenido en Laion, cuando celebraba la festividad de la Virgen del Rosario, y conducido a la cárcel donde estaba trabajo Jacinto Castañeda junto con el que fue martirizado en Hanoi. 
Cuando se dictó la sentencia de muerte, el tribunal consideró que sólo debía morir el misionero extranjero, a lo que fray Vicente repuso: “Si él es el maestro de la religión, también yo lo soy; y si a mi no me condena la ley, tampoco debe condenar al padre Jacinto. Lo que procede es que si condenáis al degüello a él, lo mismo hagáis conmigo”. Los dos fueron decapitados.

Beato VICENTE GROSSI. (1845-1917).


Martirologio Romano: En Cremona, de Italia, beato Vicente Grossi, presbítero, que, dedicado al ministerio parroquial, fundó el Instituto de Hijas del Oratorio.

Nació en Pizzighettone, en el seno de una familia modesta. Ingresó en el seminario de Cremona, donde realizó los estudios hasta su ordenación sacerdotal en 1869.
Primero fue párroco en Regona, pequeña localidad, de la que pronto sería trasladado a la de Vicobellignano, de la que nunca se moverá. Su labor fue oscura y eficaz, haciendo presente a Cristo en sus palabras y en sus obras. Impartió catequesis, predicó el Evangelio, administró los sacramentos, buscó a los alejados, consoló a los enfermos, fomentó las familias cristianas, promovió la moralidad y cuidó de los pobres. 
Fundó el Instituto de las Hijas del Oratorio, como cooperadoras del ministerio parroquial y agentes de la pastoral que prestasen sus servicios en las catequesis, la atención a los enfermos, preparación de la liturgia… La casa madre se trasladó a Lodi Pompeya, junto a Milán. En 1915 obtuvo la aprobación pontificia del Instituto. 
Los párrocos de otros pueblos le llamaban para que predicara en sus parroquias, siempre fue humilde y servicial. Murió en Vicobellignano. Fue beatificado por el beato Pablo VI el 1 de noviembre de 1975.

Beatos ISABELINO CARMONA FERNÁNDEZ y 5 compañeros. M. 1936.


Martirologio Romano: En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beatos Isabelino Carmona Fernández, Alfredo Fanjul Acebal, Juan Mendibelzúa Ocerín, Vicente Rodríguez Fernández, presbíteros, y José Delgado Pérez, todos religiosos de la Orden de Predicadores, y Manuel Marín Pérez, religioso de los Salesianos de Don Bosco, mártires.

Isabelino nació en Pajares de Laguna (Salamanca) en 1908. Ingresó en la escuela apostólica dominicana de Corias (Asturias) y continuó los estudios humanísticos en la de Las Caldas de Besaya (Santander); profesó en 1925 en Corias y continuó los estudios filosóficos; hizo la teología en Salamanca, fue uno de los fundadores en el estudiantado de la academia «Francisco de Vitoria», ordenado sacerdote en 1932. Su primera y única asignación fue el convento de Atocha de Madrid, director de la juventud de Acción Católica, que hizo pasar de un centenar, y puso gran empeño en su formación espiritual y litúrgica. Hombre íntegro, callado, observador y observante, respetuoso, de muy buenas dotes intelectuales.
El 20 de julio de 1936 fue asaltado el convento y lo condujeron con el resto de religiosos al cuartelillo de Abtao y a la Dirección General de Seguridad y encerrado en los calabozos; de allí lo trasladaron a la cárcel Modelo cerca de las doce de la noche del mismo día 20; estuvo en la celda con otros tres dominicos del convento del Olivar, plenamente conformes con la voluntad de Dios y llevando una vida intensa de piedad, esperando la hora del martirio; pudieron celebrar con cierta solemnidad la fiesta de Santo Domingo el 4 de agosto. El 7 de noviembre de 1936 lo sacaron de la cárcel para ejecutarlo, iba valiente y decidido al suplicio del martirio, que sufrió en Paracuellos del Jarama (Madrid) en la mañana de aquel día.

Alfredo nació en Oviedo en 1867; estudió en el seminario de Oviedo. Profesó como dominico en Corias (Asturias) en 1883, sacerdote en 1890; enseñó en Corias y Salamanca, en este último convento fue regente de estudios; maestro en teología, preparaba bien las clases y era por ello muy estimado; superior en Oviedo, Salamanca, Palencia, en el Olivar de Madrid, Santo Domingo el Real de Madrid, prior provincial en 1918; era prior del convento del Olivar cuando lo asaltaron el 20 de julio de 1936. Religioso óptimo, piadoso, gozaba de gran prestigio, descollaba por su caridad y prudencia.
Arrestado el mismo día 20 lo llevaron en un camión a la comisaría de policía de la Puerta del Sol, y desde allí a una checa en la Ronda de Valencia, después al ministerio de la gobernación, en el camión en que lo condujeron se apreciaban charcos de sangre; por descubrir la cabeza cuando pasaban por delante de una iglesia fue golpeado con el cañón de un fusil. Del ministerio lo llevaron a la Dirección General de Seguridad y lo metieron en los calabozos; se encontró con cuatro religiosos del convento de Atocha; cerca de las doce de la noche de este día 20 los recluyeron en la cárcel Modelo y pudieron confortarse mutuamente, especialmente por medio de la oración compartida; uno de ellos era el P. Isabelino Carmona, incluido en esta Causa. 
En la cárcel tuvo el consuelo de asistir al matrimonio de su pariente el general Joaquín Fanjul, al que ejecutaron horas después; el 15 de agosto llegaron a la misma prisión cuatro estudiantes dominicos de la provincia Bética que se encuentran también en la presente Causa; el 22 de agosto estuvieron en peligro inminente de muerte por un incendio en la cárcel que pareció provocado desde fuera. En medio de su preocupación lo vieron siempre conforme con la voluntad de Dios, y ejerció mucho el ministerio de la confesión entre los reclusos; para sí mismo y durante la noche, recitaba todas las oraciones y practicaba los ritos como si estuviera celebrando la santa misa; en propia confesión esto le servía de gran consuelo. Abandonó la cárcel en una saca masiva en la mañana del 7 de noviembre de 1936, junto con el P. Carmona; fueron ejecutados en Paracuellos del Jarama (Madrid). 


Juan Mendibelzúa nació en Bilbao en 1878. Profesó como dominico en Corias (Asturias) en 1894, y comenzó el estudio de la filosofía; estudió teología en Salamanca, ordenado sacerdote en 1902. Tenía dotes especiales para la música, cantor en los conventos se su asignación, organista y compositor; estuvo destinado en el convento del Olivar de Madrid; religioso magnífico, de carácter bondadoso, apacible, sereno, de buen humor y servicial; celebraba alguna vez la misa en el oratorio particular del presidente de la República Niceto Alcalá Zamora.
Después del asalto al convento del Olivar el 20 de julio de 1936 se acogió a la hospitalidad al menos de dos familias, pero fue arrestado a mediados de octubre y recluido, primero, en la presión del Congreso —en un lugar reducidísimo donde juntaron, a empujones, a un centenar de personas— y, después, en la cárcel Modelo. De complexión robusta, quedó muy desmejorado en aquellos meses de zozobra y sobresaltos. En la cárcel Modelo, seguramente desde el 17 de octubre, estuvo con el P. Vicente Rodríguez, también incluido en esta Causa; con otros prisioneros de celda llevaron vida edificante y con optimismo, ocupados en el rezo frecuente del rosario. Incluido en el grupo de la primera saca masiva del 7 de noviembre de 1936; en aquellos momentos tuvo fuerzas para consolar a su compañero de infortunio, el mencionado P. Vicente. Sufrió el martirio en Paracuellos del Jarama (Madrid). 

Vicente nació en Bárcena, Navelgas (Asturias) en 1897. Ingresó en la escuela apostólica dominica de Corias (Asturias), profesó en 1915; se esmeraba en prepararse para la predicación y tenía un instinto poético; estudió teología en Salamanca, ordenado sacerdote en 1922; partió muy pronto para México, estuvo destinado en Chihuahua y después en Tampico, donde le sorprendió la persecución religiosa de Plutarco Elías Calles, y fue expulsado del país. Pasó a los Estados Unidos y ejerció el apostolado en el pueblo de Cuero, en el Estado de Texas, voluntarioso y caritativo para todo y para todos, nerviosillo, le gustaba el apostolado y predicaba con energía y aceptación, vivió con pobreza resignadamente. Al volver a España lo asignaron a San Pablo de Valladolid.
Estaba destinado en la comunidad del Olivar de Madrid cuando fue asaltado el convento el 20 de julio y encontró amparo en casa de uno de sus hermanos; sufría intensamente porque preveía que iba a morir, y hasta recibía algún anónimo diciéndole que irían por él cuando menos lo pensara; lo detuvieron el 12 de octubre y corrió la misma suerte que el P. Juan Mendibelzúa, mártir también de esta Causa, en la prisión y en el martirio, que tuvo lugar el 7 de noviembre de 1936 en Paracuellos del Jarama (Madrid).

José Delgado nació en Becerril de Campos (Palencia) en 1917. Muy dotado intelectualmente, estudió en la escuela apostólica dominica de Almagro. En 1931, por las circunstancias políticas, los superiores lo enviaron a su casa, igual que al resto de colegiales. Se mostró allí piadoso y colaboró con la familia en el trabajo del campo. Tomó el hábito en 1935 y dio comienzo al noviciado, pero se lo interrumpió la clausura del convento. Era de carácter alegre y muy tratable, muy estudioso y competente, de sólida piedad, desprendido y cumplidor del deber, entregado a Dios en cuerpo y alma.
Siguió los mismos pasos de la comunidad, después de cerrado el convento de Almagro el 25 de julio de 1936; fue llevado a Madrid, con fray Manuel Santiago y otros compañeros, y con ellos estuvo también en la cárcel Modelo. Allí se encontró con Fr. José Prieto Fuentes (incluido también en esta Causa). Su martirio coincidió con el comienzo de ejecuciones en masa de prisioneros de la cárcel Modelo. Fue sacrificado el 7 de noviembre de 1936 en Paracuellos de Jarama (Madrid).

Manuel Marín nació en Encinasola de los Comendadores, Salamanca en 1904. Hizo el aspirantado en El Campello y el noviciado en Carabanchel Alto. Allí profesó como salesiano en 1923. Tras los estudios filosóficos siguieron sus prácticas pedagógicas en Santander-Don Bosco, Astudillo y Madrid-Atocha. A Carabanchel Alto, volvió para estudiar la teología. Habiéndola terminado en 1931, continuó allí durante dos años más como profesor. En otoño de 1933 fue destinado al colegio del Paseo de Extremadura. Se había distinguido por la bondad de su carácter, su competencia en la misión educadora, la entrega total a ella con seriedad y constancia, su simpática sencillez y, finalmente, su espíritu de sacrificio. 
La tarde del 19 de julio de 1936 se marchó del colegio junto con el coadjutor don Valentín Gil. Su primer refugio fue el domicilio de un conocido de don Manuel en la calle Pérez Galdós, 4, hasta que juntos, don Valentín y don Manuel, se trasladaron a una pensión de la calle Atocha, 46. El día 17 de septiembre fueron sorprendidos allí por un registro de milicianos que se saldó con la detención de don Valentín. Don Manuel se estableció entonces en la pensión Loyola de la calle Montera, 10, donde estaban ya refugiados algunos salesianos de la comunidad de Carabanchel Alto. Allí estaba cuando fue detenido el 15 de octubre de 1936 y conducido a la cárcel Modelo. No se ha podido precisar la fecha exacta de su muerte. Corresponde a una de las primeras sacas en masa de dicha prisión, efectuadas los días 7 y 8 de noviembre de 1936. Formó parte, pues, de las fatídicas expediciones a Paracuellos del Jarama. Fueron beatificados por Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007.

Beato JOSÉ VEGA RIAÑO. (1904-1936).


Martirologio Romano: En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beato José Vega Riaño, sacerdote profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo.

Nació en Siero de la Reina (León). Hijo de una familia modesta de labradores. Profesó en 1922 en el noviciado de los Oblatos de Urnieta (Guipúzcoa) y en 1927 recibió la Ordenación Sacerdotal en Roma. Habiendo recibido doctorados en Filosofía, Teología y Derecho Canónico, fue enviado como profesor de Teología Dogmática al Seminario Mayor o Escolasticado de Pozuelo de Alarcón en 1930. 
Fue detenido con toda la Comunidad el 22 de julio de 1936. Dos días más tarde, fue llevado a la Dirección General de Seguridad en Madrid y, puesto en libertad al día siguiente, 25 de julio, se refugió con algunos escolásticos en la casa de una familia amiga. Fue detenido el 10 de octubre de 1936. El siete de noviembre fue martirizado en Paracuellos del Jarama.
Según el testimonio de algunosEl comportamiento de los refugiados fue de no-actividad, excepto los Padres Francisco Esteban y José Vega que siguieron prestando auxilio espiritual a los Oblatos ocultos y a otras personas, especialmente religiosas, incluso jugándose la vida. El P. José Vega Riaño se encargó de proteger personalmente a tres escolásticos que estaban con fiebre buscándoles una familia conocida de él que pudiera acogerles. También se preocupó de su propia vida espiritual, procurando que el P. Mariano Martín, escondido en la pensión de la Carrera de San Jerónimo, les visitara para facilitarles el sacramento de la Penitencia. Otro hecho especial fue que en otra casa de acogida, el 12 de octubre, Fiesta de Ntra. Sra. del Pilar, alguien les llevó formas consagradas y pasaron todo el día en adoración al Santísimo. Al anochecer recibieron la comunión, que fue el viático para casi todos ellos, porque el día 15 todos fueron detenidos y conducidos a la Cárcel Modelo”. Fue beatificado por Benedicto XVI el 17 de diciembre de 2011.

Beato SERVILIANO RIAÑO HERRERO. (1916-1936).


Martirologio Romano: En Soto de Aldovea, Torrejón de Ardoz, Madrid, España, beato Serviliano Riaño Herrero, clérigo profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo.

Nació en Prioro (León). En 1927 ingresa en el seminario menor de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Urnieta (Guipúzcoa), donde cursa estudios secundarios hasta 1932, año en el que pasará al noviciado de Las Arenas (Vizcaya), donde hará su primera oblación en 1933. Se traslada a Pozuelo de Alarcón para incorporarse a la comunidad del escolasticado y proseguir los estudios con miras al sacerdocio. Serviliano sigue siendo el joven humilde, sencillo y siempre muy piadoso, extrovertido y jovial, se preparaba para dar salida a su celo apostólico en cualquier misión extranjera.
El 22 de julio de 1936 fue detenido con todos sus hermanos de comunidad, en Pozuelo. De modo no del todo inesperado y siempre violento, el convento fue convertido en cárcel. De ella fue sacado Serviliano con sus compañeros de prisión hasta la Dirección General de Seguridad, situada en la Plaza del Sol, centro de Madrid. Liberado al día siguiente, comienza una vida en clandestinidad con algunos de sus compañeros, hasta que el día 15 de octubre, en una redada de búsqueda y captura, fue de nuevo detenido y encarcelado.
El 7 de septiembre de 1936 oye su nombre entre los que son llamados a ser “puestos en libertad”. Consciente de lo que esto significaba y preparado para aceptar el sacrificio de la oblación cruenta que Dios le depara, llama al P. Mariano Martín o.m.i. por la mirilla de la celda. Le pide y recibe la absolución. Con ánimo decidido sube a la camioneta que le trasladará hasta Soto de Aldovea, lugar cercano a Paracuellos. Allí fue martirizado. 
Su hermana da testimonio: “Cuando volvió, a mi madre le contó sólo algunas cosas, pero a mí me dijo que le habían dicho cómo había muerto: le ataron por el brazo con otro, le ataron las manos a la espalda, le cortaron sus partes, le dieron un tiro y cayó en la zanja con todos. Lloraba mi padre al contármelo. A la vez manifestaba su gran convicción de que su hijo era mártir”. Fue beatificado por Benedicto XVI el 17 de diciembre de 2011.

OTROS SANTOS DEL DÍA:



San Prosdócimo de Padua. M. c. 100. 
Martirologio Romano: En Padua, de la región de Venecia, san Prosdócimo, a quien se tiene por el primer obispo de esta Iglesia.
Santo oriental. Primer obispo de Padua y evangelizador del Véneto. Se dice que fue enviado del mismo san Pedro. La leyenda empaña la vida de este obispo. Un falso documento medieval dice que santa Justina de Padua, fue convertida y bautizada por san Prosdocimo. Patrón de Padua. 

San Prosdócimo de Rieti. s. II. 
Discípulo de san Pedro y primer obispo de Rieti. Es el fundador de la diócesis de Rieti. El santo figura en el calendario propio de la diócesis, aprobado por la Santa Sede.
En un antiguo manuscrito, conservado en la abadía de Farfa está escrito: “el primer obispo de Sabina fue san Lorenzo, sirio de nación, el cual consagró tres iglesias construidas por san Prosdócimo a la Beatísima Virgen. La primera en la ciudad de Curi, metrópoli de Sabina; la segunda en Ponte Celio (Ponticelli); la tercera en Villa, donde están los Huertos Salustianos”. Hay que decir que todavía hoy las tres iglesias citadas forman parte de la diócesis de Sabina y no de la de Rieti. 

San Amaranto. M. 251. 
Martirologio Romano: En Albí, de Aquitania, conmemoración de san Amaranto, mártir
Mártir en Albí (Francia), durante la persecución de Decio. La historicidad de su martirio está confirmada por san Gregorio de Tours. 

San Atenodoro de Neocesarea. M. 269. 
Martirologio Romano: En Neocesarea, del Ponto, san Atenodoro, obispo, hermano de san Gregorio Taumaturgo, que fue tan aventajado en las letras divinas, que, pese a su juventud, se le consideró digno de ejercer el ministerio episcopal
Natural de Neocesarea en Capadocia, era hermano de san Gregorio el Taumaturgo; allí estudió abogacía y letras. De camino para perfeccionar sus estudios en Beirut desembarcó en Cesarea de Palestina; donde escuchó a Orígenes. Se entusiasmó por la Filosofía y Teología, y allí recibió el bautismo; después de su conversión fue elegido obispo y rigió una sede en Ponto de la cual no conocemos el nombre. Fue martirizado durante la persecución de Aureliano.  

Santos Melasipo, Antonio y Carina. M. 360. 
Antonio era el hijo de Carina y Melasipo. Los tres fueron martirizados en Ancira, durante la persecución de Juliano el Apóstata. Los padres murieron en la tortura y el niño fue decapitado.

sarcófago-relicario de
san Baldo
San Baldo de Tours. M. c. 552.
Martirologio Romano: En Tours, de Neustria, san Baldo, obispo, que distribuyó en limosnas para los pobres el dinero que le había dejado su predecesor.
XVIº Obispo de Tours (Francia), que según san Gregorio de Tours, fue doméstico y referendario del rey Clotario I y había tenido mujer e hijos. Fue elegido obispo en el 546, quizás fuera viudo, distribuyó a los pobres el oro que le había dejado su predecesor en instituyó la “mensa canonicarum”, para el clero de la catedral de Tours. Cuando murió fue sepultado en la basílica de San Martín de Tours y actualmente sus reliquias reposan en la iglesia de San Urso. 

San Florencio de Estrasburgo. M. c. 693. 
Martirologio Romano: En Estrasburgo, de Burgundia, conmemoración de san Florencio, obispo, sucesor de san Arbogasto.
Salió de Irlanda, su patria, para evangelizar Alemania. Remontando el Rin, atravesó la Selva Negra y predicó a los paganos de Alsacia y Lorena. El rey Dagoberto, lo ayudó a construir un monasterio en Nieder-Haslach. 
En el 678, fue consagrado 7º obispo de Estrasburgo, sucediendo a san Arbogastro. Como llegaron numerosos monjes irlandeses Florencio les construyó un monasterio dedicado a Santo Tomás Apóstol, en las afueras de Estrasburgo. Su vida está plagada de leyendas. Sus reliquias se conservan en Nieder-Haslach, cuya iglesia está puesta bajo su advocación. 

San Lázaro "Estilita". M. 1054. 
Martirologio Romano: En el monte Galesio, cercano a Éfeso, en Asia, san Lázaro, estilita, que en diversos lugares vivió muchos años sobre una columna, cargado además de hierros y cadenas, y contento, con sólo pan y agua, con esta forma de vida tan austera, atrajo a muchos fieles.
Nació en el seno de una familia muy cristiana de Éfeso, que lo encomendó a un sacerdote para que le enseñara las Escrituras. Se entregó a la contemplación y a las prácticas ascéticas más extremas. Luego marchó a Tierra Santa y allí se retiró en el monasterio de San Sabas. De regreso en Éfeso, después de algunos años, el Metropolita le pidió que moderara su vida ascética en la que volcó su gran deseo de imitar la Pasión de Cristo. Renunció a las mortificaciones excesivas de índole externa para adentrarse en la mortificación y edificación del hombre interior. 
Siguió la forma ascética de los estilitas en el monte Galesio, cerca de Éfeso, y durante 20 años vivió sobre una columna, cargado con pesadas cadenas de hierro, alimentándose sólo de pan y agua, durísima forma de vida con la que atrajo muchos fieles. Recibió el don de la profecía y la clarividencia.

Lucía de Settefonti. Beata. s. XII. 
Religiosa camaldulense en Santa Cristina de Settefonti en Bolonia. Existe sobre ella una leyenda, que dice, que un joven se enamoró de ella, sin verla, sólo sintiéndola cuando se acercaba a escuchar la misa desde las ventanas del convento; ella al darse cuenta que era observada cerró la ventana para siempre. El joven enamorado, se marchó y fue apresado por los sarracenos, y cuando le pusieron en la tesitura de abjurar de su fe o morir, se acordó de la castidad de aquella monja e invocó su nombre, en ese mismo instante las cadenas se cayeron, y los musulmanes al ver aquel prodigio le dejaron libre. Este hombre al volver a Bolonia, con las cadenas rotas, supo que ella había muerto y consiguió su reconocimiento de santidad. Los camaldulenses la veneran como la fundadora de la rama femenina de la Orden.   

San Pedro Wu Guosheng. M. 1814.
Martirologio Romano: En Zunyi, provincia de Guizhou, en China, san Pedro Wu Guosheng, catequista y mártir, que fue estrangulado por su fidelidad a Cristo.
Era un mesonero chino que después de su conversión (1796), fue catequista e instruyó a muchas personas; abandonó su profesión para dedicarse por entero a la evangelización. Llegó a bautizar a unas 600 personas. Fue estrangulado en Tsen-Fou (China) por negarse a apostatar. Es el protomártir seglar de la persecución china. Fue canonizado por SS Juan Pablo II el 2 de octubre del 2000.